No deja de ser cierto que en los últimos registros de violencia de género las denuncias no han parado de crecer. Pero resulta igual de cierto que las víctimas tienen cada vez más recursos a su servicio y que saben acudir a los órganos especializados. Entre ellos, sobre sale la Oficina de Atención a Víctimas del Delito, que ha batido su récord de asistencia a víctimas, alcanzando durante el año pasado hasta 315 casos. Este máximo de atenciones supera en 49 a las víctimas que se atendió durante 2021. También explica la subida en las cifras en el hecho de que en este registro se hayan incluido todas las víctimas atendidas de urgencia por el equipo de psicólogos, muchos de los cuales tienen que intervenir cuanto antes debido a la alta demanda de este tipo de víctimas en otros servicios y la lista de espera que padecen. De las 315 víctimas que asistieron en la Oficina, hasta 239 (el 76%) presentaron denuncia en el juzgado y la autoridad judicial acordó medidas de protección en 119 casos (50%). Hay que tener en cuenta también que, en ocasiones, tras comenzar con la terapia, y durante dicho proceso, muchas víctimas encuentran la fortaleza para llegar a la denuncia judicial, que se facilita con el acompañamiento terapéutico.

En la Oficina se constata que tres de cada cuatro mujeres que acuden a solicitar ayuda tienen hijos o hijas a su cargo. En concreto, un 73,65% de estas víctimas de violencia de género atendidas durante el año pasado reunía esa condición, un 5% más que las atendidas en 2021 y ello a pesar de que las estadísticas de la natalidad van a la baja en Navarra, reflejan en la Memoria del servicio.

Las especialistas razonan que “es evidente que los mejores, hijos de víctimas de violencia, son igualmente víctimas, y como tal deben ser atendidos, cuando así lo requieran, para superar las secuelas de la violencia. Muchas mujeres demandan la ayuda terapéutica para los menores antes que para ellas”. Además, observan que por regla general conviene primero la atención y el tratamiento de las madres y con posterioridad a las menores víctimas de violencia de género, en los casos en que resulte necesario y procedente, puesto que muchas veces, conceden las profesionales, “se consigue mejorar la situación de esos menores sin intervenir directamente sobre ellos, haciéndolo a través de pautas con las madres”. 

En ocasiones también se pueden encontrar dificultades de acceso al tratamiento de estos menores, causadas por la falta de consentimiento paterno para que los niños pudieran ser atendidos por psicólogos cuando así lo requiera su estado. Estas cuestiones se orientaban hace unos años a resolver las discrepancias en la vía judicial, pero ahora se han podido paliar desde la publicación del Real Decreto Ley 9/2018 por el cual se puede excepcionar la asistencia psicológica a los menores de las actuaciones que requieren una decisión común en el ejercicio de la patria potestad y así evitar o reducir las ocasiones donde se vean obligadas a pasar por el juzgado para solicitar la aludida autorización.

Relación y grupos de edad

En cuanto a la relación sentimental entre el autor y la víctima, consta que en 67 de los casos en los que se acudió a la Oficina el agresor era cónyuge de la denunciante, en otros 32 procedimientos era excónyuge, en 109 casos era el actual compañero sentimental o novio de la mujer y en 107 asuntos sera excompañero o exnovio. El grupo de edad más numeroso entre las mujeres que acuden a la Oficina puede observarse en el rango desde los 40 a los 44 años, siendo el grupo más dominante durante tres años consecutivos. Con 54 casos durante el año pasado, se encuentran muy poco por delante de las 53 mujeres de la franja de edad de entre 25 y 29 años que también acudieron al servicio. Este grupo de edad visibiliza una tendencia al alza, mientras que entre el grupo de 35 a 39 años sumaron 48 casos. En la franja de 18 a 24 años se observa una ligera bajada hasta los 38 casos (-13) mientras que se atendió también a 6 menores de edad. Desde la Oficina reflejan que “son conocidas las dificultades de que aflore la violencia existente entre los jóvenes, que suele ser más compleja a la hora de denunciar, con muchas renuncias a acudir a la vía judicial y alto grado de absentimso en las derivaciones a terapia psicológica, por lo que estos casos, aunque menos, son especialmente significativos”.