Hace cuatro años, Javier Díaz Echávarri, vecino de Alsasua de 41 años, sufrió un problema con su vista, que le provocó una pérdida acusada de su capacidad visual. Fue una temporada dura, según recuerda, en la que incluso llegó a pensar que tendría que dejar la caza, una actividad que le apasiona. Fue en ese momento cuando comenzó a competir en pruebas de San Huberto y Perros de Muestra. Un reto que le ayudó a superar el bache y en el que su progresión en este tiempo ha sido excelente.
Los resultados, además, no tardaron en llegar. En estos cuatro años, ha liderado siempre el ranking de los navarros en el campeonato regional de Perros de Muestra, aunque siempre era superado por su amigo y maestro Fermín Hernández, de Logroño. Como campeón navarro, se le abrían las puertas de los campeonatos de España, en los que siempre había caído eliminado en las primeras fases.
Hasta este año 2023. Primero, brilló en el torneo navarro, en el que pudo por fin arrebatar la victoria a su compañero Hernández y subir al primer escalón del podio en Mendavia. No solo eso, sino que, en la competición nacional, celebrada el primer fin de semana de agosto en la localidad toledana de Santa Olalla, también lo superó en la batida inicial de la prueba. La historia de ambos marcha tan paralela que en tres finales del Campeonato de España, los dos han sido rivales. Y esta vez, la moneda le salió de cara al alsasuarra.
Detrás de ese viraje se esconde una apuesta que Díaz reconoce como arriesgada, la de dedicar su mejor perro, un setter inglés de tres años llamado Rensetter Iveco, únicamente para las pruebas de Perros de Muestra, sacándolo de las de San Huberto. Los dos primeros años, participó con Dendaberri Socio, pero desde que está acompañado por Iveco, sus intervenciones en los torneos están mejorando. Ambos canes salieron del criadero del adiestrador cántabro Rodrigo Moratón.
Ese crecimiento como competidor se ha ido fraguando, apunta Díaz, en nunca parar de aprender tanto de lo que ve, como de lo que le enseñan sus contrincantes. Y, por otro lado, en tener la suerte de haber podido contar con el asesoramiento de Hernández, al que considera su hermano y su gran maestro. “Él me lo ha enseñado todo –confiesa–: cómo entrenar, cómo competir, cómo colocarme en las pruebas… Y a base de entrenamiento y de cometer errores, he ido mejorando. Aunque los nervios nunca se van”.
Las enseñanzas del cazador riojano han sido espléndidas, como así se desprende de la sobresaliente actuación de Díaz en el Campeonato de España de este año, en el que no solo derrotó a su amigo en la primera fase, sino que su perro consiguió ser el mejor valorado de su batería y, por ello, colarse en la final. Allí se enfrentó al gallego Eloy Rodríguez Rego, que terminó proclamándose campeón con su setter inglés Bono Da Brisa Da Ría.
Aunque al navarro le queda cierta espina clavada por haber rozado con los dedos el triunfo nacional, afirma que el subcampeonato constituye un logro muy encomiable. “Ser campeón navarro ya fue para mí una alegría inmensa. Pero haberme quedado segundo en el Campeonato de España es un orgullo, sobre todo porque yo no soy un profesional”, alega, antes de comparar su segunda posición con la reciente final de la Copa del Rey de Osasuna. “Es un puesto muy meritorio y, aunque sé perfectamente que es muy complicado que vuelva a repetirse, el año que viene competiré con más ganas todavía”.
Díaz expone que está muy alejado en cuanto a nivel de los grandes participantes que se suelen dar cita en los campeonatos de España, pero su entrenamiento es constante y extenso. “Según a quién preguntes, te dirá que entreno demasiado”, ríe, para apuntar después que, en su opinión, lo más importante no es enfocarse en conseguir resultados, sino en disfrutar de cada entrenamiento y de cada competición.
“Cuando te gusta tanto lo que haces, buscas cualquier hueco para entrenar, porque no lo ves como una obligación. Yo disfruto muchísimo sacando a mis perros y, en cuanto tengo un momento libre, ahí estoy con ellos. A veces, hago que corran; otros días, les hago un adiestramiento básico; otros, los llevo a un coto, para que estén en contacto con caza… Salgo con ellos entre cinco y seis días a la semana”, relata. En su caso, separa su situación de la quien posee muchos perros y puede dedicar algunos específicos para la competición. Los suyos están siempre a su lado, ya sea cazando durante la temporada, o compitiendo después.
Su paso por estos torneos le ha descubierto, además, una faceta de sí mismo que no conocía, la de la competición. “Me ha cogido un poco por sorpresa –declara–, ya que nunca me he considerado una persona competitiva. Quizás sí conmigo mismo, pero no con los demás”. Sin embargo, enseguida le enganchó. “No sé si fue porque los resultados fueron buenos desde el principio, pero me está gustando mucho tomar parte en estas pruebas”, manifiesta. En este sentido, argumenta que lo que realmente le encanta no es competir contra los rivales, sino consigo mismo. “Es algo que veo que hace casi todo el mundo. Es decir, yo salgo y no estoy tratando de vencer al de al lado, sino que me fijo en lo que hace mi perro, para reparar en dónde me he equivocado y continuar mejorando”, sentencia.
En Navarra, hay nombres propios muy importantes en la modalidad de Perros de Muestra. Cazadores como Daniel Imízcoz, Fernando Dávila o Eduardo Burgos, que tienen muchísimo peso debido a su experiencia y a su calidad. Así lo remarca Díaz, que, a pesar de admitir que las horas de entrenamiento y el buen hacer del perro son piezas fundamentales, la suerte juega también un papel primordial. “Sobre todo, cuando se compite en campeonatos nacionales, donde acuden participantes profesionales con perros buenísimos. Para luchar contra ellos, se deben dar muchas circunstancias juntas, y una de ellas es la suerte. Ese día te tiene que salir todo a la perfección”, sostiene.
Es por esa razón por la que acudió a Toledo sin ninguna expectativa, solo pensando en disfrutar junto a Rensetter Iveco y, como en los años anteriores, seguir mejorando. Pero esta vez, gracias a la habilidad de su perro, se metió en la final. Eso sí, estaba tan nervioso que tuvieron que felicitarle varias personas para que se diera cuenta de que iba a pelear por el título. “La final duró muy poco y enseguida la perdí, pero, aun así, yo estaba muy feliz por haber sido capaz de llegar hasta ahí”, concluye.
MODALIDAD
- Caza sin muerte: En las pruebas de Perros de Muestra, nunca se abate ni se mata ningún animal. Esta modalidad busca promover y mejorar las cualidades naturales y de adiestramiento de los perros. Se compite en parejas y los perros deben seguir una serie de reglas en su propósito de encontrar codornices. Una vez que localizan una pieza, también han de cumplir unas normas, para que así los jueces valoren su adiestramiento. De hecho, si incumplen alguna, pueden quedar eliminados directamente.