El proceso de desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), en zona limítrofe con Araba, comenzó en 2023 y se prevé desarrollar durante un plazo aproximado de 10 años y con un coste estimado de 475 millones de euros.

Así lo ha detallado este martes el presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (Enresa), José Luis Navarro, quien ha comparecido ante la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento riojano, a petición del Grupo Socialista, para informar sobre el desmantelamiento de la central, puesta en marcha en 1971.

Navarro ha explicado que Enresa es una empresa pública creada en 1984, que se encarga de la gestión de los residuos radiactivos y el desmantelamiento de las centrales nucleares, sin tener actividad comercial.

Ha matizado que, en el caso de Garoña, se paró de manera "bastante atípica", ya que la empresa operadora Nuclenor (participada al 50 por ciento por Iberdrola y otro tanto por Endesa) la desconectó de la red a finales de 2012 para evitar el pago de un nuevo impuesto.

Sin embargo, hasta 2017 el Ministerio de Energía no denegó la renovación de la autorización de su explotación y Enresa no se hizo cargo de esta central nuclear hasta 2023, lo que supone "una anormalidad en plazos, no en cuestiones técnicas", ha precisado.

En este sentido, ha considerado que "lo deseable" es que 5 años antes del cierre se empiece a preparar el proceso y en Garoña este retraso ha impedido que el entorno recibiese una inyección de actividad económica generada por los trabajos de desmantelamiento.

Navarro ha resaltado que Enresa tiene la experiencia previa en el desmantelamiento de la central nuclear José Cabrera, más conocida como Zorita, en la provincia de Guadalajara, cuyo proceso se desarrolló entre 2010 y 2022.

En la fase 1 del desmantelamiento de Garoña, se realizó primero la caracterización radiológica del edificio de turbina (2019-2020), después de las áreas exteriores (2022) y más tarde del edificio del reactor (2023).

Almacenaje temporal

En relación a la gestión del combustible gastado, se depositarán esos residuos en 49 contenedores en un almacén temporal individualizado y se desarrollarán los trabajos de descontaminación de los principales circuitos radiológicos, junto al desmontaje de los grandes componentes del edificio de turbina.

Después, en la fase 2, se desmontarán los grandes componentes de la instalación que, una vez descontaminada, se devolverá a la empresa propietaria, siempre tras las vigilancia radiológica de los terrenos.

Los residuos radioactivos se depositarán en el centro de almacenamiento de El Cabril (Córdoba), donde también se almacenan los desechos procedentes de hospitales, industrias y centros de investigación.

Para Navarro, la carga y traslado de contenedores de combustible nuclear gastado es "la principal hipoteca que genera una central".

Hasta 2073 no está previsto que el Estado español cuente con un espacio de almacenamiento definitivo, por lo que antes los residuos radioactivos se depositarán en un Almacén Temporal Descentralizado.

Actualmente Enresa cuenta con una plantilla de 33 personas dedicada a estas tareas, que colaboran con otros 70 de Nuclenor, que se prevé aumenten hasta unos 250 profesionales en 2025, que viven en el entorno de Garoña.

Como empresa pública, ha defendido la comunicación y transparencia ofrecida sobre este proceso a más de 184 visitantes y ha agregado que se creará un centro de información sobre el desmantelamiento de Garoña.