“El año pasado un día le pregunté a mi hijo Miguel, que tiene 18 años, le diagnosticaron dislexia en 2º de Primaria y nunca ha repetido curso: ¿qué ha supuesto para ti todo el paso por el sistema educativo? Para mí, ha sido una cárcel sin rejas. Cuando Iranzu Ostolaza Gaspar, presidenta de la Asociación de Dislexia de Navarra (Disnavarra), escuchó su respuesta sintió “rabia, ni siquiera tristeza, y mucha decepción, porque se entiende que tú llevas a tus hijos a un centro donde hay profesionales de la Educación y donde se supone que va a aprender y te das cuenta de que donde más adquiere conocimientos es en casa”, porque las familias “estamos todo el día trabajando con ellos. Nos hemos vuelto a sacar Primaria, Secundaria, Bachiller, en algunos casos hasta una FP, para poder estudiar con ellos, explicárselo, hacer estrategias. Nos hemos convertido en una especie de logopedas, psicopedagogas y profesoras particulares, sin tener ninguna de esas especialidades y lo acabamos haciendo por necesidad”

“Siento rabia cuando mi hijo dice que su paso por el sistema educativo ha sido una cárcel sin rejas”

Iranzu Ostolaza - Presidenta de Disnavarra

De hecho, la principal demanda de la asociación, que impulsaron 8 familias en 2016 y ahora agrupa a 300, son “las adaptaciones de acceso” para que todos los niños y niñas con esta dificultad de aprendizaje, cuando lleguen al aula “tengan un plan específico para ellos. Es decir, que no sea a voluntad del docente, sino que sea a necesidad del alumno. Este niño o niña precisa que le lea los enunciados, que le permitan escribir en un ordenador, necesita que le quiten todas las barreras que le impiden acceder al aprendizaje”, explica. La secretaria de Disnavarra, Marta Echarri Orna, pide también que se respete la Ley de accesibilidad. “Como aprenden los disléxicos, aprenden todos, pero como aprenden todos no lo hacen los disléxicos. Entonces –plantea Iranzu–, si de una forma nos beneficiamos todos...”. 

Preguntada por si en todos los centros hay esa disposición o facilidad, responde que “en todos los colegios debería haberla”. “Cuando vas a decidir a qué centro llevar a tu hijo, coges la página web y es maravilloso: atención personalizada, etc. Eso es lo que se vende, pero luego la realidad no es esa, porque si no, no habría 300 familias, ni habría una asociación en cada provincia y a veces más de una. Estaría todo solventado y sería algo tan normalizado como llevar gafas, que nadie te pregunta qué tipo de miopía tienes, ni te piden un diagnóstico”.

El 40% del fracaso escolar

La dislexia afecta a “entre un 10% y un 15% de la población general”, afirma la presidenta, que apunta que “todo el mundo que se dedique a la docencia cada curso va a tener un mínimo de uno o dos personas afectadas en el aula, con o sin diagnóstico”. Se trata, según prosigue, de “una dificultad sobre todo en el aprendizaje de la lectoescritura”, si bien “tiene muchas comorbilidades. El que tiene dislexia tiene muchas posibilidades de sufrir discalculia, que es la dislexia de las matemáticas, de tener disortografía, disgrafía y también puede padecer dispraxia, dificultades con la motricidad gruesa y fina”.

Entre los síntomas más frecuentes, precisa, está “la dificultad para aprenderse las secuencias, como pueden ser las tablas de multiplicar, los verbos en el idioma que sea, memorizar los días de la semana, los meses, hacer rimas, operar muchas veces sin calculadora, escribir sin faltas de ortografía, poder expresar por escrito sus pensamientos, poder hacer problemas matemáticos sin que nadie se los lea... Todo lo que implique lectoescritura y comprensión lectora”. Así, tras lamentarse de que “nuestro sistema educativo se basa en la lectoescritura”, sostiene que “si no hacemos adaptaciones, estos estudiantes van a fracasar. De hecho, del 100% del fracaso escolar que existe, el 40% son personas con diagnóstico de dislexia”.

Como coinciden, las familias que tienen hijos con dificultades de aprendizaje generalmente no quieren que llegue el mes de septiembre, pero “el comienzo de este curso ha sido terrible”, reconoce Iranzu. “Si de normal tenemos un 2% de familias que al empezar el curso se encuentran con dificultades, este año ha sido una cosa impresionante. Hemos dado como 300 pasos atrás en el desconocimiento, en oír verdaderas barbaridades de profesores a personas de la asociación que nos llevó a pensar: esto no puede ser”. Como ejemplo, critica que se diga a un niño o niña que “si no se aprende las tablas de multiplicar se va a quedar sin recreo. No se puede empezar a penalizar la ortografía de un disléxico, cuando hasta ahora no se hacía, y se empezaron a realizar una serie de cosas que dijimos aquí hay que hacer una formación urgente. Que vengan y sepan qué tienen en el aula, qué dificultades afronta este alumnado y cómo pueden trabajar con ellos”

Este sábado, jornada informativa

Así, la asociación ha organizado este sábado, de 9.30 a 18.00 horas, en el hotel Iruña Park de Pamplona las primeras jornadas sobre dislexia en Navarra, bajo el título De la teoría a la práctica. La formación se dirige a familias, personas afectadas, pero sobre todo al profesorado –que está con ellos 6 horas al día– y todo lo que gira en torno a la comunidad educativa, es decir, inspectores, orientadores, personal de Pedagogía Terapéutica... Una jornada “muy interesante”, con “unos ponentes de referencia a nivel estatal”, donde hablarán de “los mitos y realidades de la dislexia” –no es confundir izquierda y derecha, aunque puedan hacerlo, ni escribir en espejo, ni confundir palabras solamente...–, sobre “la necesidad de adaptaciones”, así como de las aulas amigables, para que sus compañeros conozcan qué les ocurre y se normalice esa dificultad en clase. 

“La dislexia no tiene nada que ver con el coeficiente intelectual, pero tienden a tratarlos como tontos”

Marta Echarri - Secretaria de Disnavarra

Ahora, el hijo de Iranzu está haciendo una FP en Cuatrovientos. “Es el primer año que puedo decir que se le está atendiendo, que le comprenden y le intentan eliminar todas las barreras que pueda tener”, destaca su madre. “El problema –dice refiriéndose a cuando una persona con dislexia no termina sus estudios– es que no le hemos dado la oportunidad de aprender como ellos aprenden. No es que no puedan, que no sepan, que no valen para nada. No, tienen una dificultad y deben aprender de otra manera, pero no se les ha brindado esa oportunidad”. Y es que, concluye Marta, “la dislexia no tiene nada que ver con el coeficiente intelectual”.

PROGRAMA JORNADAS

  • Ponencias. Nerea Crespo hablará a las 10.00 horas sobre Dislexia: mitos y realidades. A las 11.00 horas, Igor Flores profundizará en La importancia de las adaptaciones. A las 12.20 horas, Rosa María Satorras, profesora de la Facultad de Derecho de la Universitat de Barcelona, se adentrará en el Derecho a la accesibilidad universal en Navarra. A las 15.30 horas, Araceli Salas explicará Cómo crear un aula amigable. A las 16.30 horas, Juan Cruz hablará de Dislexia: intervención para la mejora de la lectura inspirada en la investigación.
  • Cómo apuntarse. Las personas interesadas en apuntarse pueden hacerlo en https://fedis.org/navarra/ y, para ello, hay que pagar 19 €. 
  • La frase de Marta Echarri: “Esa sensación de culpabilidad que hemos tenido todas las madres cuando te dan el diagnóstico...” Marta Echarri explica que en el proceso hasta ser diagnosticados se producen “una serie de pasos en los que cuestionan al niño o niña, te cuestionan a ti como familia, cómo lo estás educando...”. La única opción que se vislumbra es “machacar al niño en casa. Todas las tardes vamos a hacer tareas, vamos a escribir, a leer... ¿Que no es suficiente? Vamos a ponerte una chica de apoyo para que te explique, porque igual yo no sé hacerte llegar la información...”. De manera que cuando reciben el diagnóstico, todas las madres hemos tenido una “sensación de culpabilidad”, porque “no es nada de todo lo que te han estado diciendo: ni es vaga, ni es que no quiere estudiar, ni que no vale. Tiene dislexia y, por mucho que metas más horas para leer y escribir, ese no es el camino”. 
  • Incidencia de un 10-15%. La dislexia afecta a un 10%-15% de la población. Al extrapolar ese porcentaje al número de estudiantes, navarros estaríamos hablando de más de 11.000 alumnos afectados.