La 23ª edición de Korrika ha llegado a la capital navarra este mediodía y ha realizado su entrada por el Valle de Egües, donde la esperaban cientos de personas. El vecindario de todo el Valle se ha involucrado con la carrera y cada colectivo, centro educativo, familia y asociación ha realizado su aportación para poner en valor el euskera y reivindicar su uso. La comparsa txiki del Valle de Egües y el grupo de dantza txiki Lakarri, también del valle, han sido los encargados de recoger el testigo en Olaz, a la altura del polideportivo. Mikel Sánchez y Soraya Atienza, encargados de los respectivos grupos han organizado su parte del recorrido y "para que pudiesen disfrutar todos los txikis" decidieron partir su kilómetro en dos tramos.

De esta manera, Haizea Álvaro, alumna del grupo Lakarri de 9 años, ha sido la encargada de llevar el lekuko desde Olaz y hasta la entrada de Sarriguren. "Estoy muy contenta, tenía muchas ganas de que me tocase llevarlo, pero no sé si voy a aguantar porque hicimos una en el cole y me cansé mucho", dudaba momentos antes a la llegada de Korrika. Su madre, Laura Arenaz, de 42 años, ha contado entre risas que "mientras veníamos, me ha preguntado si se podía parar si se cansaba, pero ahora ya tiene que acabar sí o sí".

Las dos tienen la costumbre de acudir a todas las ediciones y están muy involucradas, al nivel de que Laura sigue en directo el recorrido en vídeo incluso en su trabajo. "Es algo impresionante. Nos gusta mucho que se mueva el idioma, esa es la base, y me parece fascinante que dure cuatro días, durante día y noche", ha explicado.

La comparsa txiki del Valle de Egües y el grupo de dantza Lakarri han llevado en lekuko en su entrada a la Comarca. J.I.

La misma motivación ha llevado a correr a Saioa Gómez, de 13 años, que a pesar de su edad ha participado ya en 6 ediciones, "desde que nací", asegura. Ha acudido con sus amigas y, sin haber si quisiera empezado a correr, ya les estaba intentando convencer para hacer un tramo aún más largo. Una de sus amigas, Lesuri Nuín, ha hecho plan durante todo el día y ha participado también en otro tramo en Iruña. "Hay que reivindicar el euskera para que se hable más. En establecimientos y así no se habla mucho, y debería cambiar, estamos en Nafarroa", ha asegurado.

Idioa Bordegar comparte su visión y ha señalado que "es necesario apoyar al euskera, hay mucho que cambiar y que conseguir", a lo que su marido ha añadido que "falta apoyo de las instituciones". Además, esta familia tenía un doble objetivo hoy porque también han aprovechado la carrera para visibilizar las enfermedades raras. Su hija Elur Esteban sufre una de las denominadas enfermedades raras y ha acudido a pesar de no poder correr tras una operación. "Me gusta mucho venir por el ambiente, es muy divertido ver a tanta gente correr", ha asegurado.

Una vez entrada en Sarriguren, el Instituto de Sarrigurren y la Ikastola Joakin Lizarraga ha sido los encargados de portar el lekuko, para lo que habían entrando ayer con una Korika Txiki. Maite Cía, de 40 años, y Bea Eslava, de 46, esperaban, como en cada edición, la llegada de Korrika como una oportunidad para reivindicar el uso del euskera y para defender que "queremos una Iruña euskalduna". Cía ha señalado que "quedan cosas por conseguir, es muy importante que se pueda seguir estudiando", para lo que ambas han exigido ocio para la gente joven en euskera. "No hay actividades culturales del ayuntamiento en Valle de Egües en euskera, hace falta actividades así, casi no tenemos nada", ha criticado Eslava.

La unión de Euskal Herria

Por su parte, Josu Izal, vecino de la Milagrosa de 37 años, se mostraba algo más optimista respecto a la situación del euskera y, en concreto, de la evolución de la participación en Korrika. Ha puesto en valor "el ambiente, el ánimo por apoyar el euskera y lo que crea en todo Euskal Herria" y, como participante desde txiki, ha asegurado que "conforme pasan los años se va normalizando y se suma más gente, de distintos tipos y edades. No participa solo gente euskaldun sino que se suman barrios y pueblos enteros", ha destacado.

Pueblos que se vuelcan en la celebración de esta carrera en Navarra, la CAV e Iparralde, para algunos de los cuáles supone un gran reto. Xabier Ubieto, ha participado hoy en el Valle de Egües y mañana también lo hará pero en Castejón. "Cogemos todos los años un kilómetro con la cuadrilla. "Es algo que nos emociona, pasar el lekuko es muy bonito aunque ahora ya se encargan las txikis", ha señalado. La tradición comenzó cuando eran jóvenes y empezaron a coger un kilómetro por las noches "porque era más difícil cubrirlos" y tras muchos años asegura que "hay mucha más participación. Es de los pocos actos que fomentan tanta participación en Euskal Herria con el único objetivo de fomentar y apoyar el euskera, es muy bonito".

Una visión que ha sido compartida por María Areta, que también tiene experiencia en pueblos riberos, en su caso en Cadreita. "Mi cuadrilla ha cogido un kilómetro en Cadreita para fomentar que participe gente en pueblos de la Ribera", ha contado y ha añadido que "cada vez hay más gente de Iruña que hace un esfuerzo y se va a cubrir kilómetros en la Ribera, que pueden quedar algo más vacíos".