Dos estudiantes del grado de Liderazgo Emprendedor e Innovación de Mondragon Unibertsitatea presentaron en Pamplona Ikasiz, una iniciativa impulsada por la compañía Guuk que busca promover el uso responsable y adecuado de los teléfonos móviles entre menores. Este proyecto se centra en el momento de hacer frente al primer móvil, cuando los padres “deberían empezar a hacer un seguimiento del uso que le dan los menores a estos dispositivos”.

Tras pasar por Bilbao, Irún y Vitoria-Gasteiz, Ikasiz visitó Pamplona con dos formaciones dirigidas por el azpeitiarra Jon Alonso y el vitoriano Javier Echarri. Este proyecto cuenta con la colaboración de la compañía de telecomunicaciones vasca Guuk, que tiene el fin de hacer frente a los nuevos retos relacionados con la digitalización y el uso tecnológico responsable de los menores. En estas sesiones de formación de una hora y media, que tuvieron lugar en junio en Civivox Condestable, se trataron temas como el riesgo en línea, los perfiles falsos en las redes sociales o la Inteligencia Artificial y los futuros retos tecnológicos.

Estos dos jóvenes lograron realizar un primer testeo en Oñati, y gracias al gran éxito que tuvieron, se han encargado de desarrollar un tour por diferentes municipios vascos y navarros. La compañía Guuk, que quiere dar solución a la brecha digital entre los menores y sus familias, ha facilitado un espacio y la tecnología necesaria en sus tiendas de la Comunidad Foral y la CAV.

Por ello también, en estas fecha ofrecerán un servicio de asistencia personalizada para que los progenitores puedan instalar una aplicación de seguimiento parental en sus propias tiendas. Este proyecto trata temas de gran actualidad, ya que muy recientemente el Consejo de Ministros ha aprobado el Anteproyecto de Ley de Protección al Menor. Con esta nueva ley, todos los dispositivos tendrán que incluir herramientas de control parental de fábrica, por lo que tener una formación previa resulta de gran ayuda.

Móviles a edades tempranas

Según el INE, el 72% de los navarros ya dispone de un dispositivo móvil a los doce años, cifra que aumenta hasta el 95% con 15 años. Estos datos plantean nuevos desafíos para los padres que intentan hacer un seguimiento de los lugares por los que navegan sus hijos.

En esta conferencia se presentaron los principales desafíos y peligros a los que se exponen los menores cuando están en línea, desde el uso incorrecto de las redes sociales hasta el intercambio de sus datos personales. Asimismo, se presentaron diferentes situaciones ficticias en las que los padres debían actuar, además de crear un plan progresivo para iniciarse en el mundo tecnológico.

Según la Asociación de Consumidores de Navarra Irache el 39% de los padres admite que no controla lo que ven sus hijos en el móvil o cualquier otro dispositivo conectado a Internet.

Preocupación entre padres

En la reunión estuvo presente Miriam, madre de un hijo de 11 años, al que piensa dejar claro desde un principio dónde usar el móvil y dónde no, creando diferentes espacios de uso. Beatriz, madre de tres hijos, acudió también a la formación para tener recursos y que la tecnología no absorba a su hijo mayor, de 14 años, pero sin llegar a prohibirle nada. “Dialogar continuamente y hacer un seguimiento, pero que no sean pro-hibiciones, sino acuerdos con él”, declara. Ambas están de acuerdo en que la tecnología y los dispositivos móviles no pueden alejar a sus hijos de “la vida que deben llevar”.

Jon y Javier, los dos jóvenes promotores del proyecto y estudiantes del grado de Leinn, primero quieren limitarse a concienciar a los adultos para que conozcan los recursos que se les facilitan para rastrear los pasos de sus hijos e instalar las aplicaciones necesarias en las tiendas Guuk.

No obstante, una vez que terminen la carrera y tengan un número importante de padres sensibilizados con este tema, no descartan crear una aplicación de seguimiento parental, siempre manteniendo una formación continua con los padres.

“Existen tres vías para poder rastrear el uso de los móviles”

La primera vía son las aplicaciones específicas como Family Link. Este tipo de aplicaciones se instalan en los dispositivos de los padres, y se vinculan a la misma app en el móvil de sus hijos. De esta manera, logran limitar el tiempo de uso de cada dispositivo en general, y de cada aplicación en específico. 

Los dispositivos que ya vienen capados son otra opción para restringir las páginas que los menores pueden consultar. Esta opción es muy utilizada en los centros educativos con los chromebooks, que bloquean cualquier uso que esté fuera de lo académico. 

También encontramos los rooters domésticos que son capaces de rastrear todos los dispositivos que se hayan conectado a la red WiFi. 

Sin embargo, Jon y Javier dejan muy claro que los menores tienen muchas herramientas para ocultar su historial en la red. Por ello, crear una relación de confianza con sus progenitores es necesario para saber a ciencia cierta qué hacen y qué dejan de hacer. 

PELIGROS EN LA RED

Redes sociales. Uno de los mayores riesgos entre menores es compartir datos personales a desconocidos y perfiles falsos, o incluso llegar a quedar con ellos.

Páginas web. Navegar en páginas no verificadas puede derivar en estafas o hackeos, todavía más cuando facilitamos nuestros datos bancarios.

Límites. Entregar el primer móvil con un contrato entre padres e hijos para pactar qué uso le van a dar y por cuántas horas lo van a usar.