A nuestros mayores les cuesta más pedir ayuda, sobre todo si lo que están sufriendo es algún trastorno de salud mental. “Lo suelen llevar más en silencio”, alerta Adriana Goñi, psicóloga clínica de la Red de Salud Mental de Navarra, que apunta a la necesidad de trabajar en la prevención de suicidios en este grupo de edad a tenor de las cifras: los mayores de 80 años presentan la tasa de suicidio más elevada de Navarra, con 20,8 casos por cada 100.000 habitantes.

“Los mayores no acuden a salud mental porque están más acostumbrados a sufrir y eso es un problema. Muchos mayores de 75 años tienen depresiones recurrentes que acaban asumiendo como normales, como si fuesen cosas de la edad”, sostiene.

Goñi trabaja en un recurso específico para personas mayores, por lo que matiza que “sí que hay quienes acuden a salud mental”, pero son los menos, muchos se les escapan. Es una situación, asegura, que no solo se da en salud mental, “también los profesionales de Atención Primaria ven que hay personas mayores que no van al médico, que no consultan”.

“Son generaciones que han estado más acostumbrados a sufrir y a no pedir ayuda. Algunos también creen que por mucho que cuenten sus problemas no se les puede ayudar, porque lo que les pasa es una cuestión de la edad. Pero hay que romper con el mito de que tener una depresión al envejecer es algo normal”, expone la psicóloga.

Uno de cada cuatros suicidios son de mayores de 65 años

Según la última estadística de mortalidad por suicidio en Navarra elaborada por Salud Pública, uno de cada cuatro suicidios que se registraron en Navarra entre 2018 y 2022 fueron de personas mayores de 65 años –62 de los 226 casos notificados–. El grupo con mayor número de suicidios fue el de 40 a 64 años, con la mitad de todos los registrados en esos años (112). No obstante, Salud Pública analiza la tasa ajustada de suicidio por tramos de edad, es decir, teniendo en cuenta el tamaño de la población de cada grupo etario. Y ahí es donde se registra un pico en las personas mayores. 

En el quinquenio 2018-2022, la tasa ajustada de suicidio en hombres mayores de 65 años fue de 17,5 casos por 100.000 habitantes, superando al grupo de 40-64 (14,1) y a los menores de 39 años (4,9). En el caso de las mujeres, las tasas son más bajas pero también las mayores de 65 años registraron las más elevadas con 6,7 casos por 100.000 habitantes, seguidas de las de 40-64 años (6) y de la menores de 39 (2,3). “Los hombres de 40-49 años y los mayores de 80 presentaron las tasas más altas, con 16,2 y 20,8 suicidios por 100.000 habitantes, respectivamente”, precisa el informe de Salud Pública.

La soledad

La realidad es que urgen políticas y medidas de prevención del suicidio y de cuidado de la salud mental en la vejez, una etapa vital marcada por la soledad, la enfermedad, la pérdida de la capacidad funcional y la muerte de seres queridos. Y el alargamiento de la esperanza de vida va a hacer que cada vez haya más personas mayores.

De hecho, los hogares de personas van a seguir creciendo en los próximos años, según la proyección de hogares 2022-2037, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que prevé que dentro de 15 años uno de cada tres hogares navarros serán de personas solas. “Contra la edad no se puede hacer nada, pero sí se pueden prevenir factores de riesgo con más apoyo social, económico o de ocio y con una mayor atención al domicilio para los mayores que lo necesiten”, subraya Goñi.