Que las condiciones materiales de vida tienen un impacto en nuestra salud física y mental es algo obvio, pero no por ello deja de ser preocupante que aquellos que viven peor esten más expuestos a enfermedades, trastornos e incluso a quitarse la vida.

Esto es algo que deja claro la última estadística de mortalidad por suicidio en Navarra, elaborada por Salud Pública, que evidencia que la tasa de suicidio de los navarros con salarios bajos es el doble que la de aquellos que tienen unas rentas medias y altas.

El informe establece dos niveles socioeconómicos diferentes: bajo y medio-alto, el primero compuesto por personas exentas de copago farmacéutico y personas con rentas inferiores a 18.000 euros brutos al año (menos de 1.300 al mes) y el segundo por personas con ingresos superiores a esa cifra.

226 suicidios en cinco años

La estadística desglosa por sexo y tramos de edad los suicidios que se registraron en el quinquenio 2018-2022 y en todos ellos las tasas anuales por suicidio de quienes presentan un nivel socioeconómico bajo (13,5 casos por 100.000 habitantes en hombres y 5,2 en mujeres) duplican a las registradas en el medio-alto (6,6 en varones y 2,7 en mujeres). En total, en ese periodo 226 personas se quitaron la vida en Navarra, 156 tenían rentas bajas y 70 ingresos medio-altos.

Por tanto, la pobreza, la carencia material, las dificultades económicas, el paro o la exclusión social están detrás de muchos problemas de salud mental –como la depresión o la ansiedad– y son factores de riesgo a los que están más expuestos las personas con bajos ingresos, pero que “se pueden prevenir”, indica Adriana Goñi, psicóloga clínica de la Red de Salud Mental de Navarra.

Otros factores de riesgo como la edad o el sexo son difícilmente modificables, pero hay que incidir en las condiciones socioeconómicas para prevenir el suicidio, con ayudas económicas y sociales, con apoyos que fomenten el ocio, con atención a domicilio para personas mayores, etc.”, defiende Goñi.

Por franjas de edad, la mayor diferencia se da en los menores de 39 años, donde las tasas de suicidios de los navarros con un nivel socioeconómico bajo (6,7 casos por 100.000 habitantes en hombres y 3 casos en mujeres) fueron el triple que las de los navarros con un nivel medio-alto (2,3 en varones y 1,3 en mujeres).

Evolución positiva

En lo relativo a la evolución, la estadística de Salud Pública recoge los datos de muerte por suicidios de los últimos 25 años, de 1998 a 2022, que dibujan una tendencia positiva en Navarra, con un descenso de las tasas desde principios de los 2000 a la actualidad. No obstante, si ponemos la lupa en los últimos años se observa claramente un repunte desde 2020, coincidiendo con la pandemia de covid-19.

De hecho los casos de personas que se quitaban la vida rondaban los 40 antes de la llegada de la crisis sanitaria, pero en 2021 se dispararon a los 58 y en los últimos años no se ha conseguido reducir esa cifra. “La tendencia global es positiva, se ha mejorado bastante en estos 20 años, pero no se puede obviar el repunte actual. Al final la pandemia y la crisis sanitaria y económica que ha venido después ha tenido su impacto”, explica Goñi.

El 0,8% de todas las muertes

En lo que respecta al sexo y a la edad, los hombres y las personas mayores fueron quienes registraron una mayor incidencia de suicidio. Entre 2018 y 2022 se quitaron la vida una media de 49 personas al año, el 0,8% de todas las defunciones, pero en el caso de los menores de 40 años una de cada diez muertes (12,5%) fue por suicidio.

La mayoría de casos se dieron en hombres –siete de cada diez fallecidos por suicidio eran varones– y en todas las edades la tasa en los hombres fue más altas que en las mujeres. Por edad, los hombres de 40-49 años y los mayores de 80 presentaron las tasas ajustadas más altas: 16,2 y 20,8 casos por 100.000 habitantes, respectivamente.

La estadística también recoge datos por país de nacimiento y llama la atención que los hombres de origen extranjero presentan un riesgo de suicidio un 28% menor que los nacidos en España, no obstante, en el caso de las mujeres las tasas son similares.

Si se pone en perspectiva la situación de Navarra en el conjunto de la Unión Europea, la tasa de suicidio de la Comunidad Foral es de 6,5 por 100.000 habitantes, un 36% menor que la media de la UE (10,2). “Los países del sur históricamente hemos tenido una menor incidencia del suicidio. Pero por ejemplo en Austria han implantado políticas de prevención en los últimos años y han mejorado mucho. Aquí no estamos haciendo tanto, ni siquiera tenemos un Plan Nacional de Suicidio”, apunta la psicóloga.