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Una escuela de verano para niños con autismo en Ermitagaña

El CPEIP Ermitagaña sigue siendo un lugar de aprendizaje para 80 menores que mantienen la rutina del curso

Una escuela de verano para niños con autismo en ErmitagañaIban Aguinaga

Cuando el verano se acerca, los más pequeños tienen que enfrentarse a dos meses por delante en los que no saben qué hacer; algo que para los niños con autismo resulta una experiencia angustiosa, ya que pierden los hábitos adquiridos durante el curso. Por eso, la escuela de verano de la Asociación Navarra de Autismo (ANA) nació hace 12 años con el objetivo de que “no pierdan la rutina, que es algo que les genera mucha seguridad. Todos sus ratos libres, como las vacaciones, o los patios, no están pautados y les generan malestar. Aquí trabajamos intervención individual, habilidades sociales, funciones ejecutivas, autonomía y alimentación para que cuando vayan a casa amplifiquen lo que han aprendido”, explica Laura Carrasco, trabajadora ANA.

De lunes a viernes, 80 chicos de entre 3 y 16 años empiezan su día con una asamblea, acompañados por los referentes y voluntarios de cada aula, y les explican cuáles son los objetivos que van a tratar. “Después, llegan las actividades de trabajo en grupo, donde fomentamos las habilidades sociales, como respetar los turnos, la conversación y la escucha”, señala Laura. En cuanto a los patios, se hacen recreos dinámicos con juegos pautados y estructurados desde el principio. Asimismo, las clases con mayor funcionalidad realizan excursiones a entornos naturales: “El año pasado fabricaron unas casetas para pájaros y ayer volvieron a verlas”, asegura.

Por otro lado, siempre deben mantenerse tanto el aula como sus referentes, ya que se trata del contexto en el que los críos se han empezado a adaptar y a sentirse seguros. No obstante, también hay grupos que se desdoblan para evitar que haya ruido y que se entorpezca el aprendizaje. Esta permanencia en el tiempo provoca que muchos de los chicos creen vínculos con sus profesores y compañeros: “Nos tenemos mucho apego porque llevamos meses, incluso años, juntos y nos conocemos entre todos”.

A estos niños se les llama también “aprendices visuales” porque conocen el mundo a través de lo que ven. “Si se les habla, te comprenden, pero no en todo momento te están escuchando. Por eso, es muy importante que tengan un punto de apoyo visual que les permita hacerse a la idea de qué cosas tienen que hacer, cuánto les va a costar. Aunque tengan lenguaje y comprensión, hay que mantener la anticipación visual para que controlen el contexto”, explica. De hecho, ella establece que sus alumnos tengan un panel de comunicación para realizar peticiones cuando se encuentran desregulados y, a través de las imágenes, comunican qué es lo que necesitan. “Es fundamental para que nos entendamos”.

La profesora realiza construcciones con sus alumnos.

SENSIBILIZACIÓN EN LOS COLEGIOS

Durante el año, la asociación se acerca a los colegios para hacer sensibilizaciones y que los demás niños conozcan un poco mejor esta realidad y sepan cómo relacionarse con ellos. “Si empezamos a enseñarles desde que son muy pequeños, asimilan que hay momentos en los que tienen que darles sus espacios, sus elementos de apego o de regulación. Hay de todo, pero en su mayoría están muy bien acogidos. Cuando crecen, hay más problemas, pero en general están seguros en sus aulas”, confiesa.

Asimismo, todos los colegios cuentan con protocolos de actuación para atajar los posibles problemas que puedan ocurrir en las aulas o para atender de manera correcta cada una de las necesidades de los alumnos con TEA (Trastorno del Espectro del Autismo). “Hay que intentar que dentro de su rutina diaria se encuentren de la mejor manera posible”, expuso. Con todo, “necesitan y pedimos más recursos. Hay veces que los padres o el profesorado se sienten desbordados porque no disponen de los medios suficientes”.

Cada año, se diagnostican alrededor de 80 casos de autismo en Navarra. Se trata de una realidad que va en aumento, ya que “se sabe más sobre el tema; antes no se veía o no se quería ver y no se conocía nada sobre TEA”. Por otro lado, este diagnóstico temprano permite trabajar con los chicos desde el principio. “Cuando se hacen más mayores son menos maleables porque ya tienen su propia experiencia, así que lo pertinente sería detectarlo cuanto antes para que se puedan desenvolver mejor dentro de lo que para ellos es todo caos”, concluye.