Síguenos en redes sociales:

Los centros de represión franquista en Pamplona

Un informe realizado por el Fondo Documental de la Memoria Histórica de la UPNA analiza la historia de la cautividad desde 1936 hasta 1978 en la capital navarra así como los improvisados centros de detención y campos de concentración

Los centros de represión franquista en PamplonaD.N.

Desde el primer día del golpe de estado, miles de personas fueron perseguidas y encarceladas. Tal era el volumen de la represión franquista en Navarra que los lugares existentes para internar a los detenidos no daban a basto, causando masificaciones y obligando a establecer nuevos lugares de Pamplona como centros de detención y campos de concentración.

Con el objetivo de analizar estos enclaves y cuál fue su verdadero fin, el Fondo Documental de la Memoria Histórica en Navarra (FDMHN), cuyo equipo investigador está conformado por profesorado y personal investigador de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), acaba de publicar un nuevo informe, titulado Cartografía e historia de la cautividad bajo el franquismo: Iruñea-Pamplona (1936–1978). Este estudio, correspondiente a su serie de documentos de trabajo, amplía otro previo, realizado para el Instituto Navarro de la Memoria, que cubría hasta el año 1945 y se completaba con un proyecto y una exposición web titulada La ciudad de los cautivos. La novedad de este informe que acaba de ver la luz radica en su extensión temporal hasta 1978, “por lo que proporciona una visión completa de la cautividad política en la capital navarra desde el golpe de Estado de 1936 hasta el año en que tuvo lugar el referéndum para la ratificación de la Constitución”, destaca.

Asalto de la sede de Izquierda Republicana por elementos de Falange Española.

El informe detalla cómo se emplearon comisarías, prisiones, centros de detención improvisados y campos de concentración para consolidar el poder del régimen franquista. A través del análisis de fuentes bibliográficas, archivísticas y testimonios orales, el estudio proporciona una visión detallada de la cautividad en Pamplona, incluyendo mapas y fotografías que ilustran los lugares de detención y sus condiciones, así como “documentos inéditos que arrojan luz sobre la vida de las personas cautivas”.

Una labor bibliográfica que esconde mucho trabajo ya que “en Navarra tenemos una situación anómala que dificulta el acceso a las fuentes de información”, señala el director del FDMHN, Fernando Mendiola. En concreto, la mayor dificultad es obtener información del centro penitenciario y la particularidad reside en que “en la mayor parte de las provincias la documentación de las cárceles provinciales está en los archivos provinciales. En Navarra tenemos archivo foral y por una serie de problemas burocráticos, que en el fondo es falta de voluntad política, hasta ahora no ha habido posibilidad de consultar los archivos de la cárcel”, denuncia. Además, en los últimos años, la novedad de este informe, “hay muchos problemas de acceso a la documentación, de policía, guardia civil, comisarías y cuarteles”.

Especial dureza

Dentro de la dureza de la cautividad franquista, la realizada en Navarra tiene sus peculiaridades cuyo mayor pilar fue el Fuerte de San Cristóbal.

“A todos los problemas de la cautividad franquista, que tienen que ver con el hacinamiento, la falta de alimentación y la disciplina dura, hay que añadirle el propio hábitat. Hay que tener en cuenta que está excavada en la montaña, con celdas subterráneas y mucha humedad y frío”, explica Mendiola.

La base de datos del FDMHN, que recoge el encierro en el Fuerte de San Cristóbal desde el 18 de julio de 1936, dispone del registro de 4.062 personas. De entre ellas, 274 personas que habían pasado por el Fuerte acabaron siendo asesinadas y 307 murieron en cautividad habiendo pasado por el Fuerte, convirtiendo la fortificación en “una de las cárceles más duras de todo el Estado, por volumen y condiciones”. Alcanzó el máximo en el año 1939 con un total de 2.792 internos.

Fuerzas del orden y un sacerdote, en el exterior de la Prisión Provincial el día de la celebración de un Consejo de Guerra.

El otro lugar más destacado por volumen fue la cárcel provincial. Un edifico pequeño con 194 celdas que desde el primer día del golpe de estado comenzó a recibir más presos y presas hasta llegar a albergar hasta 2.980 presos en 1939. “El volumen de internos aumentó con personas encerradas sin ninguna garantía y de manera preventiva. De hecho, muchas de ellas fueron puestas en libertad, aunque sólo aparentemente. El caso más reseñable es el de la matanza de Valcaldera, el 23 de agosto de 1936. Un paraje de las Bardenas al que fueron conducidas 53 personas desde la cárcel y solo una logró escapar”, señala el informe. En total fueron 7.364 personas las que pasaron por la prisión de Pamplona y, de ellas , 425 fueron víctimas de asesinato.

Campos de concentración

También dentro de la ciudad había espacio concentracionarios, que pertenecían al sistemas de campos de concentración, entre los que el más importante era el campo de la Merced. La investigación recupera un informe realizado por la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros en el año 1938 que establecía que “su capacidad era para 1.200 hombres, al tiempo que afirmaba que en aquel momento existían 2.800 prisioneros”. Sin embargo, se tratan de cifras puntuales y no se conoce el número total de presos que pasaron por la Merced.

Claustro del Convento de la Merced.

Se sabe que las cifras son muy elevadas ya que “se quedó pequeño y habilitaron el frontón de Euskal Jai, que estuvo en funcionamiento al menos un años en 1939”, según señala Mendiola. Estaba preparado para unos mil reos, pero el informe señala que “estaba tan abarrotado que tuvieron que habilitar un segundo piso de madera, aunque no evitó que hubiera prisioneros que tuvieran que dormir en el retrete”.

Desde este campo de concentración salían diariamente prisioneros que se encontraban aún sin clasificar para trabajar en la Ciudadela, donde se realizaba ejecuciones por fusilamiento y se encarceló a “militares que no apoyaron el golpe” y a “cerca de mil presos peligrosos”. Un lugar que sirvió tanto de campo de concentración como de prisión, al igual que la Plaza de Toros, “donde se llegaron a internar a 5.000 presos”.

Interior del edificio del Colegio de los Escolapios (1902-1930).

Este último lugar forma parte de los centros improvisados de detención que estableció el bando franquista en la capital navarra. Entre ellos destacan el colegio Ursulinas de Jesús, Salesianos o Escolapios, establecido como la Delegación Regional de Requetés dependiente de la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra. La investigación destaca que espacios como los “Escolapios (...) no estaban controlados, como los de la cárcel y el Fuerte. Esos no se sabe el número [de presos o asesinados]”. Lugares que albergan secretos y atrocidades de una guerra y larga represión, que informes como el recién publica por el Fondo de Memoria no dejen que caigan en el olvido.