¿Cómo se aprobó la Constitución?, ¿Cuál es la montaña más alta de la península Ibérica?, ¿En qué provincia está el Parque Nacional de Monfragüe?, ¿Qué músico compuso El amor brujo?, ¿A qué hora se cena normalmente en España?... ¿Sabría usted responder a correctamente a todas estas preguntas? Pues bien, estas son algunas de las cuestiones que se plantean en el examen del Instituto Cervantes que debe aprobarse para lograr la nacionalidad española, una prueba que en la última década ha superado el millón de inscritos en el Estado, con una tasa de aptos se sitúa por encima del 97%.
Oficialmente este examen se denomina prueba de Conocimientos Constitucionales y Socioculturales de España (CSSE) y busca demostrar cierto nivel de integración en el país. También hay otro requisito para conseguir la nacionalidad española que es superar una prueba de idioma, para aquellos cuya lengua materna no sea el español. Este examen lo gestiona el Instituto Cervantes, que lo creó en 2015 para sustituir al anterior procedimiento, que pasaba por una entrevista personal con un juez en el Registro Civil.
“Dependiendo del humor que tuviera el juez hacía unas preguntas más o menos difíciles y, al no ser siempre la misma entrevista, había muchas desigualdades y muchos recursos”, explica a Efe el subdirector de Relaciones Internacionales del Instituto Cervantes, Philippe Robertet. La actual prueba consta de 25 preguntas tipo test, con tres opciones de respuesta, escogidas de una batería de 300 cuestiones acerca de temas como legislación, geografía, cultura y sociedad, de las que hay que acertar al menos 15. El pasado mes de mayo se superó la barrera del millón de personas que han realizado esta prueba desde su creación, que aprueba cerca del 97% de los examinados, y siete de cada diez inscritos son de origen latinoamericano, principalmente venezolanos y colombianos.
Cabe destacar que han sido varias las organizaciones que trabajan con personas migrantes las que se han mostrado en contra de esta prueba como requisito para conseguir la nacionalidad, entre otras cuestiones, porque exige a los extranjeros conocimientos que muchas personas con DNI español desconocen.