La ilusión y los nervios han resultado palpables este domingo a las 7.45 horas en un costado de Gernikako Arbola, el que se encontraba reservado para Jaizkibel. Apenas faltaban 15 minutos para que la compañía igualitaria diera comienzo a su desfile matutino, el primero en el que desfilarían como compañía y no como manifestación, gracias a un decreto de Alcaldía que les ha otorgado la autorización necesaria para ello, así como para poder aguardar en los jardines de Gernikako Arbola, donde también forman las compañías del Alarde.
Sin embargo, este domingo no lo han hecho. Donde debían encontrarse las tropas del Alarde solamente había un gran vacío. Probablemente esta decisión pretendía boicotear el citado decreto y, al mismo tiempo, evitar compartir el mismo espacio que Jaizkibel, si bien la resolución de Alcaldía delimitaba dónde debía formar cada uno, evitando que se mezclaran. Sea como sea, las compañías del Alarde prefirieron aguardar en otros puntos de la ciudad a que Jaizkibel realizara su recorrido. En consecuencia, su desfile comenzó veinte minutos más tarde, por lo que el cabo de Hacheros, Braulio Arizmendi, no cumplió con el rito de atravesar el arco de Santa María a las 9.00 horas en punto, sino que lo hizo a las 9.20 horas.
Por el contrario, el desfile de Jaizkibel comenzó puntual, a las 8.00 horas, y desde el primer momento la compañía igualitaria, integrada por alrededor de mil personas, fue recibida con aplausos, especialmente al paso de la cantinera, Nahia Salaberria, que ha sido la primera mujer en desfilar en una silla de ruedas. Al inicio del recorrido también han recibido el apoyo de un grupo de hombres que participan en el Alarde, pero que abogan por un desfile único e igualitario, que han respondido así al llamamiento de Guztion Alardea de arropar a Jaizkibel en Gernikako Arbola.
Con un ambiente sumamente alegre en sus filas, la compañía igualitaria ha enfilado hacia la calle Mayor, donde este año tampoco se han desplegado plásticos negros y donde, de hecho, han recibido numerosos aplausos y gritos de apoyo, si bien todavía hay quienes les dan la espalda.
En su camino hacia Arma Plaza, Jaizkibel ha pasado ante los arkupes de la casa consistorial, donde se encontraban algunas representantes políticas, como Maddalen Iriarte y Mertxe Aizpurua (EH Bildu), Miren Echeveste y Marivi Eizagirre (junteras en Gipuzkoa de Elkarrekin Podemos) y Oihana Briones (EH Bildu Irun). Unos metros más arriba, en el pórtico de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, aguardaban el alcalde, Igor Enparan (Abotsanitz), junto a los ediles de su grupo, a los de EH Bildu y, por primera vez, a algunos de EAJ-PNV. Con ellos se encontraban igualmente la diputada general, Eider Mendoza; el presidente de las Juntas, Xabier Ezeizabarrena (PNV); el Ararteko, Manu Lezertua; la directora de Emakunde, Miren Elgarresta; y la vicelehendakari, Ibone Goikoetxea.
Dejando atrás Arma Plaza, Jaizkibel ha descendido la calle Mayor para dirigirse hacia Saindua, donde ha finalizado el desfile de la mañana. A su paso por Gernikako Arbola han constatado que este espacio continuaba vacío, pues las compañías y unidades del Alarde no se habían concentrado todavía allí.
"Estamos muy contentas"
Ya en Saindua, la capitana, Nora Ferreira, ha declarado, en nombre de la compañía, sentirse “muy contenta” con el pequeño paso dado, haciendo alusión a que este domingo han arrancado por primera vez desde Gernikako Arbola. También ha destacado el hecho de haber aceptado y cumplido la resolución de Alcaldía, si bien ha reconocido que en el proceso para su elaboración hubo “pequeñas diferencias”, pero ha asegurado que la compañía “legitima” al Ayuntamiento de Hondarribia. Respecto al boicot del Alarde, Ferreira ha afirmado que su compañía no tenía “ningún problema” en que todos se juntaran en Gernikako Arbola. De hecho, ha afirmado que se trata precisamente de lo que quieren conseguir, “un Alarde único, público e igualitario”. La capitana ha finalizado resaltando que en Jaizkibel “hemos hecho lo nuestro, ha salido todo bien y estamos muy contentas”.
Hondarribia disfrutó de su día grande bajo la lluvia y el sol
El cielo amaneció encapotado ayer en Hondarribia, presagiando la lluvia que más tarde caería durante el desfile matutino. Pero no fue el agua la protagonista de las primeras horas del día, sino la ausencia de las tropas del Alarde en Gernikako Arbola.
Siguiendo la tradición y en base a lo recogido en el decreto de Alcaldía, que establecía que las compañías y unidades del Alarde podían concentrarse en Gernikako Arbola a primera hora, estas no se presentaron hasta que Jaizkibel pasó por allí, tras haber realizado la primera parte de su desfile matutino. Fue entonces cuando las compañías y unidades comenzaron a acercarse al lugar donde debían formar.
Esta decisión del Alarde provocó que el desfile de la mañana comenzara prácticamente veinte minutos después de lo acordado, en torno a las 9.15 horas en lugar de a las 8.55 horas.
Lo que no cambió, a pesar del retraso, fue el estallido de vítores y aplausos que se produjo cuando el cabo de Hacheros, Braulio Arizmendi, atravesó la puerta de Santa María para acceder a la calle Mayor.
A partir de ese momento el desfile discurrió con normalidad, a excepción de la lluvia, que, aunque no de manera abundante, sí cayó durante prácticamente todo el recorrido matutino. La mayoría de los mandos saludaron al alcalde, Igor Enparan, que se encontraba en el pórtico de la parroquia junto al resto de la Corporación Municipal, a excepción de los ediles de EH Bildu, así como con Eider Mendoza, diputada general, Xabier Ezeizabarrena Saenz, presidente de las Juntas Generales, e Ibone Goikoetxea, vicelehendakari primera y consejera de Cultura.
Cuando todas las compañías y unidades se reunieron en Arma Plaza, los capitanes y jefes de unidad y la Tamborrada acompañaron a la compañía Arkoll hasta el pórtico de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano, donde se recogió la bandera que más tarde sería depositada en la ermita de Saindua. Se trata, en realidad, de una réplica de la bandera de la ciudad que Alarde Fundazioa elaboró el año pasado, alegando que se trataba de una decisión tomada ante la negativa previa de la Corporación Municipal a incorporarse al Alarde para portar la bandera, desde la parroquia hasta Saindua, como ha ocurrido en el último cuarto de siglo.
De vuelta en la plaza, el burgomaestre ordenó tres descargas de infantería y salvas de artillería.
Acto seguido, las compañías volvieron a descender la calle Mayor, deteniéndose todas ellas frente a la parroquia para realizar una descarga. Tras la última de ellas se incorporó el Cabildo Eclesiástico y la Corporación Municipal, siendo la edil Lupe Queiruga la encargada de portar la bandera de la ciudad hasta Damarri Plaza, donde finalizaron su recorrido tanto ella como sus compañeros de Abotsanitz y los del PSE-EE. Los concejales de EAJ/PNV, sin embargo, continuaron tras el Alarde hasta Saindua.
Hasta allí fueron llegando las 21 unidades y, tras saludar al burgomaestre, cada capitán ordenó a sus respectivas tropas una última descarga antes de romper filas y poner rumbo a Guadalupe.
Renovando el voto
Tras el ascenso a Guadalupe, su santuario albergó la misa con la que los hondarribiarras renovaron el voto a su patrona en agradecimiento por la liberación del asedió francés que sufrió la villa durante 69 días, desde el 1 de julio hasta el 7 de septiembre de 1638. El oficio religioso se llevó a cabo con la presencia de la Corporación Municipal y de la compañía Jaizkibel.
A mediodía, la lluvia ofreció una tregua que permitió que miles de hondarribiarras disfrutaran en las campas de Guadalupe de un ambiente festivo y alegre.
Tras el desfile en Guadalupe llegó el momento del merecido descanso para comer y reponer fuerzas.
Por la tarde, y ya sin lluvia, el Alarde partió a las 18.00 horas desde Saindua, dirigiéndose a las calles del centro de la ciudad. Si por la mañana la explosión de vítores y aplausos había sido espectacular, la alegría y los gritos parecían haberse duplicado a última hora del día.
La jornada culminó en Arma plaza, cuando, después de que el burgomaestre ordenara romper filas al batallón, las compañías descendieron por última vez la calle Mayor, esta vez al son del Zapatero. Al anochecer, los Hacheros y la Tamborrada realizaron su tradicional recorrido por la Parte Vieja, mientras el resto de unidades se dirigían a sus respectivos destinos en diversos puntos de la localidad.