"Esto no se puede describir. Pero lo que mejor define la situación que veo a mi alrededor es tristeza. Cuando veníamos hasta aquí, hablaba con mi mujer de que estuviera preparada para ver lo que se iba a encontrar, pero lo que hemos visto es algo que no te lo puedes creer. La tristeza resume que tenemos vecinos fallecidos y que cuando nos juntamos una docena a sacar barro de las calles nos ponemos a llorar. Es así de duro y de emocionante, hay gente muy mal".
La narración corresponde a una charla telefónica de este medio con el presidente de Lacturale, Juanma Garro Redín, que se encuentra en Utiel desde el miércoles, la localidad natal de su mujer, Marina Ortolá, donde tienen una vivienda, se encuentra también la casa de su suegra y donde tienen escolarizada a su niña de 4 años. Precisamente, el martes, cuando se desató la DANA más furiosa conocida en la Península, la pequeña se encontraba en Etxarren.

A primera hora de la mañana, al whatsapp de las familias de la escuela les habían comunicado que se suspendían las clases y no era día lectivo debido a que el Ayuntamiento comunicaba la alerta roja meteorológica. "En esos momentos pensabas que podía ser una exageración, pero visto lo de después...". Por orden de cómo ocurrieron las cosas, la familia de Garro habló con su suegra, Marina, de 78 años, al mediodía, en torno a las 13.00 horas. "Entonces vimos que iba a haber una inundación, pero una más, no algo exagerado respecto a lo que ocurre otras veces". Apenas dos horas después, establecieron de nuevo contacto y entonces ya le recomendaron a la mujer que abandonara la planta baja de la vivienda, "donde está toda su vida y ya tenía agua en todo el comedor", y se subiera al primer piso. A las 17.00 horas cundía la impotencia, "estábamos ya llorando y muy preocupados porque temíamos por su vida" y a las 23.00 horas "nos enteramos de que a Marina la habían sacado en barca por la ventana del primer piso. Nos mandaron un mensaje para tranquilizarnos. Imagina el riesgo que la barca que iba a por ella volcó en el trayecto y los chavales de Emergencias tuvieron que agarrarse a un árbol".
Con el cuerpo agitado, Juanma y su mujer se dirigieron a primera hora del miércoles a Utiel. No pudimos entrar en el pueblo después de 3-4 intentos porque era imposible y nos quedamos a dormir en Valencia. Al día siguiente, el jueves, llegamos allí y nos pareció increíble lo que vimos. Iba preparado para todo. Llevaba herramienta, bomba de agua para achicar, palas... En nuestra casa también nos llegó el agua casi hasta el primer piso, pero por suerte no pasó de ahí, donde lo tenemos todo. Mi suegra se ha quedado con lo puesto, porque toda su vida la hace en la planta baja y solo subió arriba para salvarse. Pero si lo ves con sinceridad somos unos afortunados, a la vista de lo que tenemos alrededor".
En todo el barrio siguen sin luz y detalla que "no te puedes imaginar la cantidad de barro que puede salir de un enchufe o un interruptor inundado como están los nuestros. Esto va para largo. En el cauce hormigonado del río no queda nada, ni las barandillas. Ahora hay que priorizar la ayuda, hay que volcar al país en esto porque aquí es necesaria una reconstrucción desde cero y que vengan profesionales de muchos gremios a trabajar. Si no, esto va a ser imposible".