Un hombre de 50 años y de origen argentino, R.A.U.B., se sentó esta semana en el banquillo de los acusados en el Juzgado de lo Penal 2 de Pamplona donde se enfrentó a una petición de pena de cárcel de 10 años en el caso de la Fiscalía por cuatro delitos continuados de abusos sexuales cometidos contra dos jóvenes y otras dos menores de edad que le acusan de efectuarle tocamientos de todo tipo mientras les realizaba varios tatuajes en el cuerpo. El juicio se ha celebrado a puerta cerrada. Las acusaciones particulares, que ejercen las familias de las víctimas, piden entre ambas más de 15 años de prisión y 70.000 euros de indemnización para las cuatro jóvenes, dos de las cuales tenían lazos familiares con el procesado.
El acusado no se dedicaba profesionalmente al mundo del tatuaje, pero al disponer de conocimientos y material para realizarlos, disponía en su vivienda en la Zona Media de una sala en la que los realizaba y además efectuaba masajes. Si bien al principio, antes de los tocamientos denunciados –concentrados entre la primavera de 2020 y junio de 2021–, ya había efectuado varios tatuajes a las víctimas, en otras zonas del cuerpo como los tobillos, empezó a partir de esa fecha de proponerles tatuajes o masajes cerca de zonas erógenas, aprovechando luego para efectuarles tocamientos.
En la vista oral confirmaron los hechos denunciados y recordaron que para efectuar bien los tatuajes bien los masajes cerraba la puerta con llave, ponía velas o una televisión para dar luz y les hacía en ocasiones desnudarse. Algunas de las víctimas recordaron que después de cometer los abusos, manifestó que se trataba de un “masaje californiano”, disfrazaba su agresión como si fuera un masaje tántrico, y que les decía “esto tiene que morir entre nosotros, no se lo digas a nadie. Para tratar de encubrir su comportamiento delictivo, según la Fiscalía y el escrito de la acusación particular, “el encausado trataba de embaucar a los jóvenes con regalos, haciéndoles tatuajes gratis o a precio reducido.
Asimismo, “en la ejecución de estas prácticas, procuraba que sus partes íntimas entraran en contacto con el cuerpo de las jóvenes, las cuales, al principio con incredulidad y luego con franco rechazo, sufrieron estos comportamientos del encausado, en ningún caso queridos o consentidos, hasta que entre las jóvenes hablaron al sentirse anímicamente mal, con sentimientos de asco, humillación, miedo y repulsa ante los hechos sufridos a manos del acusado”, narra la Fiscalía.
En la vista oral, el acusado negó los hechos y afirmó que nunca había tocado a las jóvenes. Solo respondió en el juicio a las preguntas de su abogado defensor. Presentó asimismo un informe pericial en el que una psicóloga afirmó que se encontraba en una situación anímica muy afectada y que había tenido intentos autolíticos una vez que conoció la denuncia de las jóvenes. Ahora vive fuera de Navarra. Su defensa pide la absolución.