Son cifras redondas y extraordinarias. Sobre todo, teniendo en cuenta que, en Navarra, la caza de la becada requiere de una habilidad y de un tesón mucho más elevados que en el resto de España. Bien lo sabe Juan Mari Esáin, un nombre propio inconfundible en esta modalidad, auténtico referente tanto en la Comunidad foral como en todo el país, donde lo veneran y temen a partes iguales. Por algo el cazador de Zubiri, de 63 años, se ha subido a lo más alto del podio en 15 ocasiones, en el Campeonato Navarro de Becadas, y en 9, en el Campeonato de España de Becadas. La semana pasada, sumó su decimoquinta victoria en su propia tierra y, el próximo 18 de enero, buscará hacer lo mismo con la que sería su décima victoria en la prueba nacional. Cifras redondas y extraordinarias.

Hace tres años, después de obtener su noveno triunfo en Navarra y quedarse a las puertas del podio en el torneo español, Esáin confesó que, para él, sería muy bonito llegar a esos números. “Cada vez es más complicado, por la gran preparación de los rivales y la calidad de los perros”, dijo en esa ocasión, antes de asegurar que él seguiría luchando. Esa promesa se ha cumplido y, el pasado día 14, entre los 13 cazadores que disputaron la final de esta disciplina en Erro, el de Zubiri volvió a saborear las mieles de la victoria.

No fue una tarea fácil, ya que la nieve que había caído en el lugar la semana anterior hizo que las becadas se fueran, quedándose solo las más resabiadas. Ese es el adjetivo que estuvo en boca de todos los participantes durante la prueba, al comprobar la enorme dificultad de abatirlas. Tanto fue así que únicamente se cazaron tres aves, las entregadas por los tres primeros clasificados: Juan Mari Esáin, que entró al control en primer lugar con una becada cazada de un disparo; Jorge Esáin, con una becada abatida de dos disparos; y Roberto Ochoa, en la misma situación. Este último, además, tenía un hándicap en caso de empate, ya que había llegado a la final por sorteo (al no haber conseguido cazar ninguna becada en la semifinal), por lo que hubiera necesitado dos piezas para superar a sus compañeros.

Normalmente, las dos pruebas de las semifinales (de las que salen los 12 finalistas, a los que se une el campeón de la edición del año anterior) se celebran en Erro, dejando el coto de Esprogui-Sabaiza para celebrar allí la final. Sin embargo, en esta ocasión, se optó por celebrar también la final en Erro, ya que la Federación Navarra de Caza había propuesto a la Real Federación Española de Caza acoger en ese lugar el XXXIII Campeonato de España de Becada. Al haberse aceptado la petición, será la cuarta ocasión que la Comunidad foral celebra en su territorio esta prueba, después de las de los años 1992, 2005 y 2007.

En Sabaiza estará, por supuesto, Esáin. Pero antes de agendarse esa fecha, tuvo que pelear con ahínco para conseguir una posición en el podio navarro. De hecho, revela que salió algo desanimado. “Ese día, hacía dos grados, llovía y ver el monte así, con ese tiempo, es duro. Además, había nevado hacía una semana y, aunque la nieve ya se había ido, muchas becadas se habían marchado también. Quedaban pocas, y las que había eran muy espabiladas, así que la competición se complicó mucho”, relata. Esáin apunta que, a medida que fue pasando el tiempo y notó que escuchaba muy pocos disparos, sus sospechas se confirmaron. “Abatí una casi por suerte, porque la primera la levanté cinco veces y no conseguí verla; después, me pasó lo mismo dos veces con otra… Y la tercera, la que cacé, fue a las 11.45 horas. Viendo cómo estaba el día y el terreno, me fui corriendo al control, para ver si tenía suerte. Y, al final, me salió bien”, explica.

Tal y como indicaron sus compañeros, en Erro se habían quedado las becadas “más resabiadas”. “Sabían hasta álgebra”, ríe Esáin, para subrayar lo listas que eran. “Los cazadores tuvieron los perros parados durante varias ocasiones, porque esas becadas llevaban allí mucho tiempo y eso se notaba, porque sabían mucho”, alega. Esta dificultad a la hora de abatir becadas es la que convierte a los competidores navarros en rivales excelentes en las pruebas nacionales. “Cazar aquí en Navarra en sitios tan duros te hace coger mucha experiencia y tener esa astucia y esa picardía necesarias para cazar en terrenos así, que te obligan a exprimirte al máximo. Por eso, creo que a los competidores que vengan en enero y que no hayan cazado en sitios similares se les hará muy difícil”, pronostica.

Para Esáin, en un principio, la victoria en Navarra no le hacía una especial ilusión, sino que su gran objetivo era obtener el pase al Campeonato de España. “Me daba igual acabar segundo o tercero, porque lo que quería era participar en la prueba nacional. Y cuando entré al control y vi que no había nadie, ya supuse que solo me podrían ganar con dos becadas”, manifiesta. A pesar de que su propósito se había logrado, el cazador de Zubiri sí que admite que, cuando cayó en la cuenta de que había conseguido su decimoquinta victoria en Navarra, sí que se sintió feliz. “Lo piensas y ves que es algo muy difícil de conseguir. Sobre todo, compitiendo con compañeros tan buenos como los que hay en Navarra, que son durísimos a la hora de salir al monte y competir. Al pensarlo fríamente, me di cuenta de que es un gran logro”, remarca.

No obstante, el gran logro de verdad será subir al primer cajón del podio el próximo 18 de enero, donde tendrá la hipotética ventaja de competir en un terreno que conoce a la perfección. “Al celebrarse en Sabaiza, los navarros contamos con ese plus de haber cazado aquí muchas veces. Aunque Sabaiza está ahora bastante deforestado, le han quitado mucha madera y lo han limpiado. Ya no es lo que era. Erro, por ejemplo, ahora es mucho más duro”, sostiene. Al mismo tiempo, declara que jugar en casa también guarda una cara oculta: “Los nervios y la presión son dobles. Parece que se te exige más y te puedes poner nervioso más fácilmente. Ser el máximo referente hace que tengas mucha más presión. Si vas de incógnito, cazas con mucha más tranquilidad, porque nadie está pendiente de ti, nadie te mira ni nadie te sigue a los cazaderos. Pero el hecho de que todos sepan quién eres y tu palmarés hace que todos los competidores vayan a estar vigilándote. Eso te incrementa mucho la presión y, obviamente, te afecta”.

En Sabaiza, estará acompañado de su perra Tundra, una setter de cuatro años perteneciente a la línea de perros que lleva criando desde hace años. Es la perra que ha participado con él en las competiciones de los últimos años y que, según afirma, en la final navarra le hizo un buen papel. “La veo apta y con habilidad para que podamos conseguir la victoria”, sentencia.

Pero, a pesar de contar con un buen perro y de estar bien físicamente, Esáin proclama que siempre hay que tener presente que la suerte constituye también un elemento de vital importancia. “Siempre digo que hay tres factores que influyen en la caza de becadas: tener un buen perro, saber de caza y tirar, y la suerte. Estas tres cosas tienen que ir de la mano. Incluso, puedes tener un mal perro, pero dar con tres becadas fáciles que te salgan en un camino. Pero la suerte es, al final, bastante determinante. Y el que caza con asiduidad, lo sabe perfectamente, porque la caza no es exacta, como las matemáticas. Estás compitiendo contra un animal salvaje que es impredecible. Por eso, es fundamental que te acompañe la suerte”, concluye.

Nueve victorias nacionales

1991 En Ucieda (Cantabria), con Sophy.

1992 En Zubiri (Navarra), con Sophy.

1993 En Caldearenas (Huesca), con Sophy.

2004 En Canales de la Sierra (La Rioja), con Nena.

2006 En Garcipollera (Huesca), con Kety.

2007 En Sabaiza (Navarra), con Kety.

2008 En Soplao (Cantabria), con Kety.

2011 En Sos del Rey Católico (Zaragoza), con Kety.

2014 En Tapia de Casariego (Asturias), con Kety.