Jon Urriza y Olga Sarasola viven en el tercer portal de la calle Concejo de Zabalegui, la calle donde ocurrió el pasado lunes la explosión en Noáin. "Él se encontraba trabajando y yo había ido a hacer la compra. Mi hijo y su hermana se encontraban en casa cuando ocurrió la explosión", señala Sarasola.
"Vine a todo correr hacia casa y ya estaba la calle acordonada. Tuve que decirle a la policía que me dejara pasar porque mis hijos se encontraban en casa", apunta. La madre acudió al rescate de los niños y salieron corriendo del lugar.
"Los hijos están bien, hoy han ido al colegio. Cuando volví de trabajar, ya no se podía pasar, sólo quería saber que todo el mundo estaba bien", apunta Urriza. "Nos hemos llevado un buen susto. Yo estoy divorciado y la hija ha pasado la noche con su madre, mientras que nosotros hemos dormido en la Rochapea", señala.
La incertidumbre de qué va a pasar con su casa y si van a poder volver les aprieta. "No sabemos nada. Nos han dicho que seguramente este martes no podamos volver a casa, así que tocará volver a dormir fuera". "Lo importante es que estamos todos bien y que esta pesadilla acabe cuanto antes", coinciden los dos vecinos.