Poco o nada queda en el Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de Navarra (HUN) de lo que había cuando Ruth Vera García asumió la jefatura, allá por 2004. “Ha cambiado todo muchísimo: el volumen de pacientes, la cantidad de profesionales, el tipo de tratamientos, las líneas de investigación, etc.”, reconoce Vera, que destaca el importante trabajo que se desarrolla en Navarra en torno al cáncer a todos los niveles: con una detección precoz potente, con ensayos clínicos y líneas de investigación propias y con unos nuevos tratamientos que van a seguir ayudando a aumentar la supervivencia a los tumores. “Yo situaría a Navarra en un notable alto en cuanto a investigación y tratamiento de cáncer”, avanza la oncóloga.
En los últimos tiempos el HUN ha recibido varios reconocimientos internacionales por su calidad en el tratamiento del cáncer, ¿tenemos un centro puntero?
–Yo estoy convencida de que sí. El nivel que se ofrece a los pacientes en cuanto a diagnóstico y tratamientos es de alta calidad y por eso hemos recibido reconocimientos a nivel internacional. Por ejemplo, el Servicio de Anatomía Patológica, el de Farmacia y el de Radioterapia tienen una certificación de calidad ISO. También el servicio de Oncología Médica tiene una certificación de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que reconoce que los tratamientos y el manejo de los pacientes en el hospital de día cumplen unos criterios de calidad. A nivel de investigación, tenemos una unidad de ensayos clínicos, investigación traslacional en Navarrabiomed, ahora hay asignatura de Oncología en la carrera de Medicina de la UPNA... Yo situaría a Navarra en un notable alto en cuanto a la investigación y tratamiento del cáncer, pero siempre se puede y se necesita mejorar.
¿Cuáles son las principales novedades en cuanto a tratamientos?
–En lo relativo a fármacos que ya están aprobados y financiados a nivel nacional, tenemos los canales para que cualquier paciente de Navarra pueda ser tratado con ellos. Después, hay muchísima investigación con nuevos fármacos, como la inmunoterapia o los tratamientos de anticuerpos conjugados, y tenemos ensayos clínicos en el hospital con pacientes que pueden acceder a tratamientos que aún no están aprobados. Pero es imposible tener todos los ensayos para todos los pacientes, por ello es fundamental la colaboración con otros hospitales, así si hay un estudio en otro hospital para un paciente concreto establecemos los canales de derivación. Es algo que hacemos con centros de Madrid, Barcelona, Santander, con la CUN (Clínica Universidad de Navarra), etc. Pero también somos receptores de pacientes para nuestros ensayos, es un camino de ida y vuelta.
Ahora se habla mucho de la medicina personalizada, de un tratamiento concreto para cada paciente concreto, pero ¿qué implica exactamente?
–Imagínate que tienes un cáncer de pulmón, un adenocarcinoma, pues antes se daba a todos los pacientes el mismo tratamiento de quimioterapia y a algunos les funcionaba y a otros no, no te daban un tratamiento concreto para ese adenocarcinoma. Ahora, primero se realiza un diagnóstico molecular –que lo hacen en el servicio de Anatomía Patológica– para poder ver con precisión si hay alguna alteración en algún gen que esté provocando el tumor y a la que le puedas dar un tratamiento específico. Hay alteraciones, por ejemplo, que solo se dan en un 1% de los tumores y su frecuencia es muy baja, pero si la tienes identificada puedes darle un fármaco concreto para esa alteración. La clave es identificar esos pequeños subgrupos de pacientes que presentan una alteración genética determinada, de manera que el tratamiento que se les da va dirigido hacia las células que tienen esa alteración, por lo que es un tratamiento que solo funciona con esos pacientes. Con esto también se evitan muchos efectos secundarios, porque no tratas a las células que no tienen la alteración y antes no se afinaba tanto. La verdad que con estos tratamientos las posibilidades de mejora son muy altas, aunque nunca hay garantía absoluta.
Vamos, que se busca un tratamiento específico para cada tipo de tumor...
–Sí, pero no para todos hay tratamientos. Necesitamos más investigación, pero este es el camino: identificar estas alteraciones, aunque sean poco frecuentes, y desarrollar tratamientos dirigidos a ellas. Esta –la terapia génica– es un área muy importante, pero luego está la inmunoterapia, que es radicalmente diferente y que también nos ha abierto unas puertas impresionantes. La inmunoterapia no va contra la alteración de la célula, sino que modula nuestro sistema inmune para destruir el tumor y hemos tenido muchas alegrías. Hay pacientes que hace años hubiesen fallecido en meses y ahora viven años. Es verdad que no funciona en todos, no siempre es todo maravilloso, porque hay tumores que son resistentes a la inmunoterapia, pero ahí estamos. De hecho, tenemos varios proyectos de investigación en Navarrabiomed para tratar de detectar qué mecanismos de resistencia hay a la inmunoterapia que hacen que no funcione. Pero desde luego que es una de las mayores alegrías que hemos tenido en el ámbito del cáncer porque vemos que pacientes con enfermedad metastásica se curan con inmunoterapia o viven más años.
Pero esa medicina personalizada no solo atañe al tratamiento, también al trato personal con el paciente y la familia, ¿no?
–Es verdad que el modo de relación y comunicación con los pacientes ha cambiado mucho. La enfermedad se ha normalizado más, hace 20 años la familia casi no te dejaba decirle al paciente lo que tenía, te decían: “No le diga que tiene cáncer o que le va a poner quimio...”. Antes había un paciente que desconocía la enfermedad, con un menor conocimiento respecto al cáncer, que era algo casi tabú y sinónimo de muerte. Por suerte eso ha cambiado y ahora vemos que los pacientes están más informados y eso facilita mucho la comunicación. También cada vez los pacientes quieren participar más y la relación ya no es tan paternalista.
Imagino que hoy en día también hay cierto riesgo con según qué informaciones...
–Sí, el acceso a la información nada tiene que ver con hace 20 o 30 años. Nosotros intentamos vehicular a los pacientes hacia una información buena, porque no todo lo que sale en Google es verdad, e intentamos ofrecerles lugares donde pueden tener buenos canales de información, como páginas especializadas hechas por profesionales. No todo vale y es algo que tenemos en cuenta porque el paciente con cáncer es muy vulnerable y a veces ven cosas del tipo: “Con este bote de pastillas mágicas te curas”, pues como no tienen nada que perder lo prueban y en muchos casos se aprovechan de ellos. Es cierto que hay sitios que sí que les pueden ayudar con ejercicio y buena alimentación, pero de ahí a que con eso te puedas curar de un cáncer hay un trecho. Ha habido casos de gente que deja los tratamientos para hacer este tipo de cosas y a veces vemos situaciones dramáticas, aunque por suerte no es lo habitual.
De cara al futuro, la incidencia del cáncer se va incrementando a la par que baja la mortalidad. Eso significa que cada vez va a haber más pacientes con cáncer y más supervivientes. Eso ya es un reto en sí mismo, ¿no?
–Exacto, es un gran reto que tenemos que trabajar. Cada vez va a haber más supervivientes de cáncer y hacerles un seguimiento también va a ser otro reto. Hay que plantear cómo hacer este seguimiento desde el sistema sanitario, entre Atención Primaria y Hospitalaria, y tenemos que ir preparándonos para esto, porque los pacientes con cáncer que se han sometido a tratamientos van a tener secuelas a largo plazo y son pacientes que van a tener mayor complejidad que otros. Pero en cualquier caso, que cada vez haya más supervivientes de cáncer es una buena noticia.