Durante las primeras horas del apagón, los vecinos y vecinas navarros se sumieron ante la incertidumbre de no saber qué podría pasar. De si el corte de luz se solucionaría en cuestión de horas o si, por el contrario, deberían hacer frente a una situación anormal, que no se veía desde hace años y, desde luego, nunca con semejante magnitud.

Por esta razón, tal y como ocurrió con la pandemia y el papel higiénico, Navarra soportó ayer la fiebre de los kits de supervivencia, que provocaron que las ferreterías y las diversas tiendas de bricolaje se encontraran con una avalancha de clientes en busca de linternas, velas, hornillos y demás utensilios para hacer frente a apagones.

Desde la ferretería Luga, situada en el polígono de Areta, las bombonas y hornillos se agotaron en cuestión de minutos, debido a su utilidad para calentar tanto agua como comida. Miguel Ángel García, dueño de este establecimiento, indicó que muchos de los clientes habían comprado estos productos para que sus hijos “puedan comer caliente. Sobre todo, les preocupaban los niños”.

De igual manera, esta noticia también sorprendió a los proveedores de las ferreterías, que no esperaban que “volviese la moda” de los hornillos, por lo que no podían dar abasto con la alta demanda de los clientes. Con el objetivo de iluminar sus hogares, en el caso de que la luz no regresase, las tiendas también se quedaron sin reservas de velas y linternas, indispensables a la hora de tener visibilidad y con el miedo de pasar una noche en oscuridad total.