Cada vez son más las personas que sustituyen la leche tradicional por bebidas vegetales. Las razones van desde la intolerancia a la lactosa hasta la búsqueda de opciones más ligeras o acordes con determinados estilos de vida. Pero ¿qué opción es realmente más saludable?
Según el nutricionista Javier Fernández Ligero (@nutrilegero), lo ideal sería optar, siempre que no haya intolerancias ni molestias digestivas, por leche de origen animal que siente bien. “La leche puede formar parte de una dieta equilibrada, pero no es un alimento imprescindible”, aclara. “Si se tolera bien, puede ser beneficiosa; si no, se puede sustituir por otros alimentos que aporten los mismos nutrientes.”
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En una sociedad donde el estrés y los hábitos de vida acelerados afectan al equilibrio intestinal y a la microbiota, conviene elegir bien qué tipo de bebida incluimos en el desayuno o en otras comidas. Fernández Ligero explica que, en caso de optar por bebidas vegetales, las más recomendables son las de avellana o almendra, ya que contienen un menor aporte de hidratos de carbono, lo que ayuda a evitar picos de glucemia y mantener estables los niveles de energía.
Sin embargo, advierte sobre la creciente tendencia de consumir bebidas vegetales sin revisar sus ingredientes: “Conviene evitar las elaboradas con arroz o avena, así como las que incluyen azúcares añadidos o edulcorantes, ya que pueden generar hipoglucemias reactivas y favorecer la acumulación de grasa.”
Ni la leche animal ni las bebidas vegetales son buenas o malas por sí mismas. Lo importante es adaptar su consumo a las necesidades individuales y priorizar la calidad de los productos. Si no existe intolerancia, una leche de origen animal puede formar parte de una dieta saludable. En caso contrario, una bebida vegetal natural y sin azúcares añadidos puede ser una excelente alternativa.