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“La ikastola, desde el compromiso con el euskera, es una fórmula de auzolan educativo del siglo XXI”

Invitado por la Federación Navarra de Ikastolas, Iñigo Iñurrategi visitó Pamplona para hablar sobre el papel de las cooperativas de educación en la sociedad actual

“La ikastola, desde el compromiso con el euskera, es una fórmula de auzolan educativo del siglo XXI”Iñaki Porto

¿Cuáles son los retos del cooperativismo en el siglo XXI?.

–El cooperativismo del siglo XXI se enfrenta, por una parte, a los grandes desafíos que tienen por delante el resto de organizaciones y empresas en el mundo como pueden ser la digitalización, la necesidad de adaptación constante en un entorno cada vez más impredecible o el relevo generacional. Pero un reto particular y muy importante del cooperativismo es el ganar visibilidad, adquirir todavía mayor presencia y dimensión en nuestra sociedad. Siendo un modelo transformador que aporta democracia económica, cohesión social y sostenibilidad, debería ser el modelo organizativo y empresarial de referencia en cualquier sociedad donde prevalezcan los valores básicos del humanismo y la justicia social.

¿Cuál es la aportación que realiza el cooperativismo a la sociedad actual?

–Por ejemplo, algo tan básico como la práctica de la democracia en las organizaciones. Es dar a la persona trabajadora la posibilidad de participar plenamente en su trabajo, como propietaria y trabajadora, a las familias el poder participar directamente en la gestión y administración del centro escolar donde acuden sus hijas e hijos, a la agricultora a autogestionar la transformación y comercialización de sus productos o al consumidor a comprar en su tienda donde comparte la propiedad y la gestión junto con otros cientos o miles de consumidores. El resultado es un conjunto variado de organizaciones, todas enraizadas en el territorio, que generan un resultado económico redistributivo a la vanguardia de los países más avanzados en equidad social, y un resultado social en forma de comunidades autogestionadas cada una en su ámbito, que desarrolla una ciudadanía corresponsable y comprometida y cohesionada socialmente.

¿Qué significa realmente hoy en día la naturaleza cooperativa de una ikastola? Más allá de lo exigido por la ley de cooperativas, ¿cuál es su valor añadido diferencial?

–En el caso de las ikastolas, su naturaleza cooperativa hace que todas las partes implicadas en el proyecto (familias y profesionales) no solo participen, sino que decidan conjuntamente, corresponsabilizándose de la gestión integral del centro: desde la definición de la estrategia y del proyecto pedagógico hasta la gestión de la financiación, contratación de personal... Todo ello a través de mecanismos participativos y órganos de gobierno democráticos. Otro aspecto muy importante y diferencial es la participación de cada ikastola en la cooperativa de cooperativas que es la red de ikastolas. Ello permite desarrollar mecanismos de intercooperación tanto para dar soporte a las ikastolas que puedan tener dificultades económicas, así como para desarrollar conjuntamente mecanismos de financiación, de soporte técnico o de innovación pedagógica. De manera que incluso la ikastola más pequeña cuenta con los recursos compartidos de una organización compuesta por 115 ikastolas, con más de 3.700 profesionales y 46 .000 familias.

¿Cómo explicaría a un nuevo padre o madre de una ikastola los ejes fundamentales de su carácter cooperativo?

–A un nuevo padre o madre le diría: aquí no solo traes a tu hijo o hija a aprender, tú también formas parte activa del proyecto educativo. Junto con el resto de padres y madres y los profesionales de la ikastola tomaréis las decisiones más importantes en el desarrollo del proyecto educativo, democráticamente y con transparencia. La ikastola, desde el compromiso con el euskera, es una fórmula de auzolan educativo del siglo XXI.

¿Cómo se garantiza la participación efectiva y equilibrada de todos los socios (familias, profesorado y personal) en el Consejo Rector y en la gestión diaria de la ikastola?

–La ikastola garantiza la participación efectiva mediante la representación proporcional de las familias y los profesionales en la Asamblea y el Consejo Rector. Los miembros del Consejo Rector son elegidos en la Asamblea General de la cooperativa mediante la fórmula una familia un voto, o en su caso una persona socia trabajadora un voto. La participación no se limita a la Asamblea y al Consejo Rector, y lo más habitual es que se generen Comisiones mixtas para temas específicos (pedagógicos, económicos, culturales…). Además, para que la participación sea efectiva la cooperativa debe asegurar que todas las personas socias tengan una adecuada formación cooperativa, canales de comunicación abiertos e información tanto sobre la marcha de la cooperativa como sobre los asuntos relevantes que se traten en ella.

¿Por qué en la sociedad se vincula lo público sólo con aquello que depende de la Administración ?

–Esa vinculación es relativamente reciente en nuestra historia y está ligado al desarrollo de un determinado modelo de Estado. Efectivamente, hoy en día en los medios y en los discursos políticos se tiende a reforzar la idea de que lo público sólo es lo que depende de la denominada Administración Pública. Y no cabe duda de que en parte lo es. Pero creo que el gran error es reducirlo a ello, pensar que es el único modelo y que además lo abarca todo. Cuando en nuestras vidas lo público (con mayúsuculas) es más amplio, diverso y profundo que la Administración Pública. En esta tierra lo comunal, el batzarre, el auzolan o la cooperativa han sido y son elementos que configuran otro modelo de entender y organizar lo público, lo comunitario, lo colectivo, previo a la implementación del modelo de la Administración Pública. Y no tienen por qué ser contrapuestos, sino complementarios. Independientemente de la forma jurídica o de gestión deberíamos organizar la gestión de lo público (con mayúsculas) gestionando algunos ámbitos con las herramientas de la Administración Pública y otros desde la organización e iniciativa ciudadana, siempre para servir al interés general.

Las ikastolas son un buen ejemplo de esto...

–Así es. Representan una forma educativa profundamente ligada a lo comunal, nacidas del impulso colectivo de familias y comunidades para preservar el euskera y la cultura vasca. Y además se organizan como cooperativas sin ánimo de lucro, lo que les lleva a corresponsabilizarse de su gestión, de la participación y del interés del bien común.