Ocurrió en la Nochevieja de 2021, en torno a las 5.30 horas, cuando el hombre, que ya tenía antecedentes penales relacionados con la conducción ebria, no podía aguantarse más las ganas de orinar al frente del vehículo y fue a detenerse en la calle Abejeras de Pamplona. Conducía el coche después de haber ingerido alcohol y, según la sentencia que le ha condenado, suponía un riesgo para el tráfico. El caso es que se detuvo en una zona de carga y descarga, golpeó las barras de estacionamiento de bicicletas y se apeó del coche para orinar. Mientras, los agentes de la Policía Municipal le observaron de esa guisa y fue detenido. Al someterle a las pruebas de alcohol arrojó un resultado de 0,8 mg/l aire espirado en la segunda etilometría. Además, presentaba ojos muy enrojecidos, halitosis alcohólica muy fuerte, habla muy pastosa y deambulación inestable. 

El Juzgado de lo Penal 3 de Pamplona le condenó a una pena de 2.400 euros de multa y a estar año y medio sin carné de conducir. El acusado recurrió la condena. Alegaba su defensa que los policías no le habían visto conducir y que no podían afirmar que hubiera conducido ebrio. 

Sin embargo, la Audiencia desestima el recurso y confirma la condena. Recuerda la Sala que la valoración inicial de la jueza era correcta. Decía: “Los agentes no le ven conducir, pero sí se ve en las imágenes que condujo hasta la zona de carga y descarga y allí se bajó a orinar. La defensa niega que esa persona fuera el encausado, pero los policías vieron cómo el encausado estaba mojado de orín y concluyeron que la persona que se baja del coche y a la que interceptan es la misma”.