El jefe de mecánicos y el mecánico de La Estellesa han negado este miércoles en el juicio por el accidente mortal ocurrido el 17 de enero de 2020 que el acusado, que conducía el autobús que causó la muerte de dos hermanos de 8 y 5 años, les reportase fallos en los frenos. “Me vino y me dijo que sí frenaba suave, frenaba poco. Y que si le pisaba más fuerte, frenaba más. Pero eso era normal”, ha declarado uno de los mecánicos.

Los testigos señalaron que, a su juicio, y en contra de lo manifestado por el chófer, el autobús siniestrado frenaba con normalidad. “Cada autobús tiene una frenada distinta, con sus características, y hay que acostumbrarse”, aseguró uno de ellos.

Los dos mecánicos explicaron que el mantenimiento de los autocares de La Estellesa se realiza cada ciertos kilómetros, en el caso del siniestrado cada 50.000 kilómetros, y que “son los conductores quienes avisan de posibles averías mediante partes que entregan en la oficinas” de la compañía, que después ellos atienden para repararlas o llevar los vehículos al taller de la marca del autobús en cuestión. “Se subsanan todas las incidencias”, dijeron.

En relación con la mañana del día de los hechos, uno de los mecánicos admitió que el acusado se dirigió a él para decirle que “si pisaba suave el freno, frena poco. Y que si frenaba más fuerte, frenaba más”, pero negó que le comunicase fallos en los frenos.

También negaron que hubiese averías en el sistema intarder o freno hidráulico. “Tenía una holgura el plástico de la moldura, pero eso no afectaba a su funcionamiento”, afirmó el jefe del taller, que también es chófer, quien se mostró sorprendido al comprobar que no estaba accionado el freno de mano cuando se montó en el autobús tras el accidente. “Si yo me quedo sin freno, lo primero que hago es tirar del freno de mano”, indicó, para añadir que “no hay riesgo de volcar al hacerlo”.