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Condenados dos responsables de la macrogranja de Caparroso por regar con digestato y el vertido al río Aragón

Dos hermanos que integran el Consejo Rector y se encargan de la sección agraria de Valle de Odieta reciben un año de prisión, multa e inhabilitación durante 14 meses

Condenados dos responsables de la macrogranja de Caparroso por regar con digestato y el vertido al río AragónFOTO: GREENPEACE

Dos responsables de la macrogranja de Caparroso, los hermanos Alberto Guerendiáin Azpíroz, presidente del consejo rector de Valle de Odieta, y Pedro José Guerendiáin Azpíroz, vocal del Consejo, que eran los encargados de la sección agraria del grupo, han sido condenados por un delito contra el medio ambiente, debido al riego con digestato de sus parcelas y a un vertido ilegal causado en el río Aragón, a un año de prisión cada uno de ellos, a multas de 4.200 euros y a la inhabilitación durante 14 meses para profesión u oficio relacionado con la agricultura y la ganadería. Los otros tres integrantes del consejo rector han sido absueltos.

La sentencia recuerda que la empresa Valle de Odieta tenía en enero de 2021 concedida por el Gobierno de Navarra una Autorización Ambiental Integrada en la que se recoge la forma en la que deben ser recogidos tanto el estiércol, como el purín, y el tratamiento que debe hacerse con los mismos. También establece el modo en que la empresa debe realizar el riego con digestato en las parcelas de Valle de Odieta que se determinen, que debía realizarse con camiones cisternas con brazos colgantes para lograr una aplicación uniforme, advirtiendo de que en caso de que el digestato se distribuyera a las parcelas receptoras mediante conducciones fijas, el trazado y características de las mismas se deberá notificar a Medio Ambiente para su autorización previa a su ejecución.

No obstante, conociendo la existencia de una ZEC (Zona de Especial Conservación) en el entorno de la macrogranja y el contenido de la Autorización Ambiental, los miembros de la sección agraria de Valle de Odieta decidieron modificar el sistema de riego asumiendo de forma consciente las posibles consecuencias que pudiera comportar. Sin obtener autorización, sustituyeron los camiones cisternas por pívots y aspersores móviles para el riego de las parcelas que siembra (sistema conocido como fertiirrigación). Entre las parcelas que decidieron regar con digestato estaba una terraza elevada del río Aragón, del que lo separa un barranco con caídas verticales que oscilan entre los 40 y 70 metros de altura. A su vez la parcela linda con un camino que desciende hacia el río y el soto de la Cueva. El camino tiene una acequia que recoge las aguas pluviales que desembocan en una balsa. Se incluye dentro de la ZEC tramos bajos del Aragón y del Arga y se trata de un hábitat adecuado para especies amenazadas como el tritón jaspeado, la rata de agua, la nutria o el galápago europeo. Tres días de enero de 2021, fechas de temporada de lluvia alejadas de los momentos de siembra, se llevó a cabo un exceso de riego que ocasionó encharcamientos de la zona regada, de modo que parte de este exceso de riego cayó por los cortados del barranco.

La cantidad de digestato caída, con niveles elevadísimos de nitrógeno, fósforo y metales pesados, provocó la destrucción del hábitat de la balsa y de la fauna y flora existente en el lugar, afectando además a pastos, matorrales y cortados del río Aragón.

De las pruebas y testificales presentadas durante el juicio, la magistrada concluye que "si bien no hubo un vertido directo, realizado deliberadamente, sí se provocó ese derrame de digestato porque se realizó siendo conscientes de que la autorización ambiental descartaba ese método para distribuir el digestato precisamente por las dificultades en su control, y desde luego porque resultaba manifiestamente previsible que en enero puede llover. Se une a estos extremos el digestato que salió de los pívots lo fue en tal cantidad que comportó una concentración en nitrato y fósforo perjudicial para el medioambiente. Y ello porque las muestras de la sustancia en la regata, que llegaron allí coadyuvadas en su arrastre por el agua de lluvia, y de la balsa, donde se mezclaron a su vez con el agua que había en ella, y pese a todo arrojaron en los análisis unos datos de concentración de nitrógeno y fósforo manifiestamente perjudiciales para el medioambiente".