La niebla se posa sobre los viñedos en los Altos de Traibuenas donde las hermanas Ochoa cuidansus preciadas cepas de moscatel. Las viñasduermen tras la vendimia, ajenas al bullicio de las fiestas que se avecinan. En la bodega, sin embargo, algo late: burbujas que despiertan y aromas que se elevan. Las culpables de todo, dos mujeres, Beatriz y Adriana Ochoa. Ellas representan no sólo la continuidad de una de las familias del vino más reconocidas de Navarra, sino también la valentía de reinventarse.
Este año, su vino más festivo, el Moscato de Ochoa, estrena nueva imagen y un mensaje luminoso: la búsqueda de la alegría. Un espumoso natural de baja graduación, apenas 5,5%, elaborado con moscatel de grano menudo, símbolo de identidad y resistencia.
El nuevo diseño del Moscato de Ochoa es minimalista. El logotipo de Ochoa con dos lobos, o mejor dicho dos lobas, guardando y acompañando el apellido familiar es suficiente. Eso sí, conserva el inolvidable amarillo que siempre ha protagonizado la imagen de este espumoso. Un estilo limpio y moderno que es más que suficiente porque todo lo demás se dice en la copa.
Beatriz y Adriana nos reciben con copas servidas, las burbujas finas se alborotan en la superficie de la copa queriendo encontrar su lugar, como nuestras protagonistas. La conversación fluye tan natural como el vino que protagoniza este encuentro.
Moscato de Ochoa se ha convertido en uno de los vinos más reconocibles de la bodega y de los más queridos por el público. ¿Cómo nació la idea de elaborarlo?
Adriana: Surgió de la curiosidad, como casi todo en casa. La bombilla se me encendió en un viaje a Italia en 2010. En Piamonte los moscatos son una elaboración común y teniendo moscatel en casa había que darle la oportunidad de expresarse de una manera distinta.
Beatriz: Recuerdo cuando Adriana me lo propuso, me pareció una locura pero también era bonito pensar en elaborarun vino que fuera lo más parecido a embotellar la alegría. Ninguna otra bodega en Navarra estaba elaborando un espumoso de estas características así que decidimos ser valientes y hacer las cosas a nuestra manera.
Habláis con pasión de la materia prima. ¿por qué tanto apegoal moscatel de grano menudo?
Adriana: Porque es una joya. Hay cientos de moscateles, pero el moscatel de grano menudo es el más elegante y delicado. Una variedad que lleva siglos en Navarra, pero que, por su susceptibilidad a enfermedades, se ha ido arrancando y apenas hay nuevas plantaciones. Nosotros la defendemos desde hace generaciones. Es increíblemente versátil: puede ser dulce, seco, espumoso...
Beatriz: En la bodega sentimos esa responsabilidad porque como dice Adriana hay menos de 100 hectáreas en Navarra. Un 25% está en Ochoa. Cada botella es una manera de decir “esto también es Navarra”. Con nuestro moscato hemos demostrado que una variedad histórica puede reinventarse y emocionar también a nuevas generaciones.
El Moscato de Ochoa no es un vino espumoso cualquiera. Su elaboración requiere conocimiento. En lugar de añadir azúcar o gas de forma artificial, todo proviene de la propia uva. Durante la fermentación, parte del azúcar se transforma en alcohol y parte queda sin fermentar, aportando dulzura natural. El gas se genera en ese mismo proceso de fermentación y se conserva creando una burbuja fina, cremosa y persistente.
El resultado: un vino de alta calidad, bajo alcohol y con frescor natural que recuerda a flores blancas, cítricos, albaricoque, hinojo... Un estilo que conquista a quienes buscan un vino ligero pero auténtico.
Adriana sonríe al servirlo y nos cuenta que el vino “tiene alma de fiesta, pero concebirlo ha sido un asunto muy serio”. Técnicamente es complejo y todo un desafío ero el objetivo es que al beberlo sea fácil, ligero, alegre. Como una buena conversación, profunda pero en la que las palabras fluyen con facilidad.
Llega la Navidad, época de burbujas y brindis. ¿Qué lugar ocupa el Moscato de Ochoa en estas fiestas?
Beatriz: Es un vino muy versátil pero diría que es el vino perfecto para esta época. Es ligero, tiene esa dulzura natural que acompaña muy bien los postres, pero también los aperitivos y especialmente curioso con la comida picante. Lo bonito es que además gusta a distintas generaciones y eso es difícil en un vino.
Adriana: Y, además, tiene una graduación muy baja comparada con la mayor parte de los vinos. Puedes brindar sin preocuparte tanto por el alcohol.Si encima te juntas con familia o amigos que vienen de fuera es un puntazo poderles ofrecer un espumoso 100% navarro y diferente a todo lo demás.
Beatriz: En casa tenemos un pequeño ritual familiar: en Nochevieja, para quienes se atragantan con las uvas, proponemos los doce sorbitos de Moscato de Ochoa. El vino es un fiel reflejo de la variedad y la sensación de uva moscatel en la boca es brutal. Es garantía de un buen año seguro.