El mundo de las relaciones se va desarrollando y cambiando con el tiempo. Desde hace unos diez años se está viendo una tendencia creciente hacia una práctica llamada sugar dating (citas de azúcar) que está comenzando a proliferar en España.

Los y las sugar babies (bebés de azúcar) son aquellos y aquellas jóvenes que están a un lado de estos acuerdos. Ofrecen romanticismo, compañía, intimidad y sexo a cambio de dinero, viajes o regalos; en definitiva, a cambio de la experiencia de un nivel de vida alto. Al otro lado de estos acuerdos se encuentran los sugar daddies (papás de azúcar) y las sugar mommies (mamás de azúcar), capaces de cuidar económicamente de sus bebés a cambio de los acuerdos a los que lleguen con ellos.

Las comunidades y empresas relacionadas con estas prácticas dicen que esta actividad no se puede equiparar a la prostitución, porque según ellos el único objetivo de la prostitución es el intercambio de sexo por dinero, y ellos intercambian intimidad y compañía, aunque muchas veces, la mayoría, esa intimidad acabe en sexo.

Chicas y chicos muy jóvenes están conociendo estas prácticas a través de las redes sociales y están comenzando a ofrecerse como sugar babies. Este estilo de vida, o estas prácticas, se van instaurando desde hace varios años y ya cuentan con grandes infraestructuras y con un modelo de negocio. Hay empresas y páginas web dedicadas a unir sugar daddies o mommies con sugar babies. Hay apps específicas para este tipo de relaciones. Por supuesto, las redes sociales también están sirviendo para que sugar daddies, sugar mommies y sugar babies se busquen, se conozcan mutuamente, e inicien sus acuerdos y relaciones. Hay muchas cuentas en redes sociales, por ejemplo en TikTok, que dan consejos para ser buenos sugar babies. Crean publicaciones mostrando el lujoso estilo de vida que se puede llevar, todas las compras que puedes realizar, los regalos que te dan, los viajes que hacen, los paseos en barco…

Un pantallazo de uno de estos mensajes.

Uno de los muchos aspectos problemáticos de este modelo de negocio es que los arreglos están dirigidos a un público muy joven y de bajos ingresos. Muchos adolescentes, dentro de su inmadurez y su inocencia, son manipulados para adquirir la idea de que ese tipo de relación es una forma sencilla y limpia de ganar dinero. Al principio se traslada la idea de que tu sugar daddy te va a mantener económicamente, o te va a hacer regalos solamente por tener conversaciones, acompañarle o como mucho abrazarle y darle cariño.

Una vez que comienzan a participar en el juego, a menudo les engañan y los colocan en situaciones en las que el desenlace natural de ese juego es una variedad de formas de manipulación y explotación sexual. Cualquier relación basada en el intercambio de dinero o la provisión de diferentes tipos de material para las relaciones sexuales crea un peligroso desequilibrio de poder y no es una relación en absoluto. Al igual que la prostitución, se aprovecha de una población vulnerable y desarrolla un sistema en el que los cuerpos y la dignidad de los más vulnerables se explotan para alimentar la demanda insaciable de personas con un mayor nivel adquisitivo.

Aunque a priori los y las sugar babies son mayores de 18 años, otro de los grandes problemas de todo esto es que muchos pederastas están intentando conseguir adolescentes y preadolescentes a través de estas prácticas. Intentan legitimar, dentro de lo posible, sus tendencias y están empezando a normalizar la búsqueda de sugar babies de 17 años, e incluso menores.

Además, como no hay tanta gente con gran poder adquisitivo ofreciéndose para mantener bebés, y como hay muchos jóvenes con necesidad de ganar dinero, los jóvenes tienen que ser agresivos y rápidos en sus acercamientos, dejando de lado las pautas de seguridad a la hora de conocer extraños a través de las redes sociales. Desde EE.UU., donde estas prácticas se llevan realizando más tiempo, se está alertando del riesgo de que acaben en situaciones de trata de personas y de explotación sexual.

Miles de niños, adolescentes y jóvenes son bombardeados constantemente con publicaciones de personas que promueven este modelo de negocio a través de las redes sociales. Es muy importante tener la capacidad de desarrollar un espíritu crítico con lo que vemos. Para eso necesitamos que los más jóvenes tengan una guía parental constante que les ayude a entender lo que realmente están viendo a través del prisma manipulado de las redes sociales.