En los clanes televisivos, por normal general, no hay dos sin tres, ni tres... ¡sin cuatro! Así al menos lo viene demostrando este 2020 Alejandra Rubio, la hija de Terelu, sobrina de Carmen Borrego, y nieta de María Teresa Campos. Tres grandes mujeres y comunicadoras de pelo cardado que, al ser grupo de riesgo, mantienen confinamiento en el hogar durante esta crisis del coronavirus. No así Alejandra, que ha tomado el testigo Campos por completo dando el salto a la televisión. ¡Y a las portadas de las revistas rosas! Esas a las que no prestaba casi atención hasta que ha percibido que engordan muy mucho su cuenta bancaria.

Porque la pequeña de la saga pisa estas semanas más la tele que el propio Paolo Vasile. ¿El motivo? Como siempre muy sencillo: una vida personal de lo más nimia, pero televisivamente ajetreada (bien le ha educado la mamma).

Los rumores sobre su relación con Suso (ex Gran Hermano), incluso desde antes de concluir su relación sentimental con su entonces pareja, el moderno DJ Álvaro Lobo, han desatado la guerra total en los pasillos de Telecinco. De Sálvame a Viva la Vida. De Jorge Javier a Emma García. Y eso que el primero en soltar la bomba fue el mayor exponente del viceversa way of life. "Alejandra y Suso están enrollados", afirmaba en directo la pasada semana Rafa Mora, con rostro de perro pachón depilado.

El caso es que las jugosas reacciones no se han hecho esperar. A falta de contenido por el parón generalizado que sufren Europa y el mundo, DJ Lobo ha salvado varias tardes a la cadena de Fuencarral. Y lo ha hecho contestando poéticamente a Alejandra por Instagram. "Sigamos encendiendo la mecha, que tengo todo lo que no se ha tirado en Fallas en mi casa", escribía con gracia. Una mascletá de respuesta que seguirá alimentando un drama adolescente de poca monta, pero muy necesario en tiempos en los que existe poco que contar

Por ello, la nueva estrella de las Campos ya ha hallado hueco en el saloncito de Viva la vida. Habla menos que Maggie de Los Simpsons, todo sea dicho, pero cuando saca esa garra Campos que lleva dentro sube hasta el precio del pan. "Las relaciones se acaban, llevábamos una vida muy diferente y estábamos perdiendo mucho tiempo de nuestras vidas y oportunidades de crecer profesionalmente y como personas", ha explicado. Toda una declaración de intenciones como de cuarto de ESO que huele, y mucho, a trono. Y no lo exclamo en sentido figurado.