Irati es una fantasía de la Euskadi medieval, y Paul Urkijo sitúa la acción en el siglo VIII. La trama gira alrededor de un grupo de guerreros cristianos y musulmanes que se adentran en el Pirineo vasco en busca de un tesoro perdido del emperador Carlomagno. Y se supone que está en una cueva, según los lugareños, custodiada por la diosa de las tierras, Mari. Al grupo de guerreros, encabezado por Eneko, lo guía una misteriosa joven de la zona llamada Irati. La película está protagonizada por Eneko Sagardoy y Edurne Azkarate, y la historia tiene su punto de partida en un cómic de Juan Luis Landa y Joxean Muñoz. Hablar con Urkijo supone sumergirse en un mundo de espadas y brujas.

Estudió usted Bellas Artes. ¿Su idea era el mundo audiovisual?

Originalmente me metí en esta carrera para hacer ilustración, y mi intención era dedicarme al cómic o la animación. Eso era lo que pensaba desde mi forma de hacer y crear historias. El audiovisual lo descubrí en Bellas Artes. Hasta entonces no se me había pasado por la cabeza que pudiera hacer cine, y menos aquí; al menos, no el tipo de cine que me gustaba.

¿Por qué creía que no tenía esa posibilidad?

Porque el cine que me gusta a mí es el de género fantástico. Cuando tenía 18 años no me planteaba ese tipo de posibilidades. Eso sí, el cine es lo que más me ha gustado en la vida, desde que era niño, pero en esa época lo que más hacía era dibujar. En Bellas Artes empecé a descubrir el mundo audiovisual porque tenía varias asignaturas de cine, y poco a poco, haciendo cortos, me di cuenta de que esa iba a ser mi forma de contar historias.

¿Y el dibujo?

También estaba incluido. En la preproducción de una película se dibuja mucho, así que enseguida me enganchó el mundo audiovisual. Al principio hacía cortos con amigos para pasármelo bien donde utilizábamos mucho kétchup, mucho tomate.

Que le gusta lo sangriento, vamos.

Ja, ja, ja€ Tiene su atractivo. Cada vez fui haciendo cosas más complejas. Poco a poco me fui profesionalizando, y ya no eran solo historias con amigos para pasárnoslo bien. Quería que lo que estaba experimentando fuera mi profesión. Hice un cursillo de 3D, conseguí un premio en EITB Kultura y con 2.000 euros hice un corto, El pez plomo, mi primer trabajo que puede considerarse semiprofesional.

Y llegó Errementari

Bueno, no tan rápido. Antes hice unos quince cortos. Pasó tiempo antes de que me lanzará a hacer un largometraje, y eso sí que fueron palabras mayores.

Da la sensación de que es muy fan de Barandiaran.

Por supuesto, y puedo ser además muy monotemático. Siempre he sido fan de lo fantástico y de la mitología a nivel internacional. Desde niño me han chiflado los monstruos. Me gusta el significado de los cuentos y todo lo que hay detrás de ellos. Es una forma muy bonita de describirnos a nosotros mismos, una forma de hablar de nuestras cosas más oscuras y de nuestros momentos más luminosos. Soy de donde soy y desde muy pequeño me ha tocado muy dentro la mitología vasca. Tenía cuentos, iba mucho al monte, visitaba cuevas... Mis aitas me llevaban a lugares muy interesantes y me contaban historias.

Historias que ahora usted convierte en películas.

Ja, ja, ja€ Sí, se puede decir que de aquellas historias salieron posteriormente otras que se han convertido en cortos y en películas. En casa teníamos una edición de las Obras completas de Barandiaran, y yo también me compraba libros, aunque más modernos. Poco a poco me fui interesando a un nivel más profundo. Veía en esas historias lo que yo necesitaba y quería contar.

¿Qué vio en Errementari

Una historia de género fantástico, divertida, pero oscura y con demonios; una imaginería que me chifla, así que desarrollando todo eso, supe que era perfecto. Lo pasé francamente bien haciendo esa película.

Entre Errementari e Errementari Irati

Sí. Siempre había querido hacer una película fantástica, de género histórico y con mitología vasca. Estaba enamorado de la idea de hacer algo de espada y brujería, y este cómic tenía los ingredientes suficientes para hacer la película que yo quería. Tenía ciertos matices que me hacían ir hacia él de cabeza. Bebe directamente de la mitología vasca y tiene la excusa perfecta para poder aunar historia y mitología. Me inspiré en los personajes principales, pero fui al origen.

¿Se salió del guion?

En cierta forma. Sí que pasé un poco de la estética, del tono, incluso de la propia narración del cómic, y al final he hecho una cosa totalmente diferente. La gente que espere algo parecido al cómic no lo va a encontrar en Irati. Es una narración mucho más adulta, que ahonda mucho más en lo que para mí es la mitología vasca. Se mete mucho en la simbología de esos personajes telúricos relacionados con la naturaleza y con las creencias que tenían las personas paganas, en contraposición con otras religiones que llegaron más tarde.

Ha descendido mucho, desde el siglo XXI al VIII.

No soy historiador; soy un aficionado de la Historia y mi profesión es contar historias, sobre todo de género fantástico. Utilizo ambientes y épocas históricas para sumergir al espectador en la vida de mis personajes, y el siglo VIII es una época fascinante.

Aunque vista desde la distancia que dan trece siglos de diferencia, parece una época muy oscura.

Es que no hay nada de documentación. Hay muy pocos grabados, hay muy pocos códices, hay muy pocos escritos, pero en toda época oscura ha habido luces. El cristianismo no tiene establecida la iconografía que luego vamos a ver en las iglesias. Nos encontramos con deidades paganas que luego son transformadas en deidades cristianas. Es un juego que está muy presente en los cuentos de Barandiaran, donde siempre hay un juego entre lo cristiano y lo pagano.

Irati es uno de los personajes protagonistas, pero muchos van a pensar que el título se refiere a la selva de Irati, en Navarra.

Juego con esa idea. El protagonista es Eneko, un joven cristiano y noble que pretende el liderazgo de la zona, mientras que ella es una chica pagana. Para poder completar su misión y ser el Jaun, Eneko necesitará la ayuda de esa chica pagana que es Irati. Con ella se sumergirá en esa selva inhóspita, mágica y oscura que nosotros llamamos Irati.

Ha cumplido sus objetivos fantásticos con dos películas como Errementari e Errementari Irati

Ja, ja, ja€ Me encantaría, porque esas películas son mucho más fáciles de producir. Tengo historias actuales y proyectos pensados para más adelante, pero ahora mismo, lo que se me ocurre es de época y en localizaciones complicadas, con espadas, con monstruos. Después de esta película, que ha sido una gran epopeya a nivel de producción, me gustaría hacer algo más sencillo, para descansar.

¿Cuál es territorio vasco que más mitología atesora?

Es complicado decantarse y todos comparten mitología.

Ha escogido a Mari.

Y Mari está en todos los herrialdes. A nosotros nos une la lengua. La mitología nos llega a través de la transmisión oral, y en euskera. Hay muchos estudios sobre la vinculación de Mari a una diosa matriarcal que era parte de una religión que estaba por toda Europa.

¿Cuál es su personaje favorito dentro de la mitología de Euskal Herria?

Mari, así que volvemos a ella. Tiene un poder tan profundo que es parte de todos nosotros. Representa a Amalurra, la madre de todas las criaturas. Es justa y terrible a partes iguales. Mari es el personaje más sugestivo y poderoso de la mitología vasca. Es apasionante en todas las formas que puede adquirir: fuego, tormenta, oro, esqueleto, serpiente y de todos los animales posibles. Es un personaje único que está dentro de mis sueños.

Urkijo presentará en breve su segundo largometraje.

Y sus sueños son monstruos, brujas, tormentas, oscuridad€ ¿Una pesadilla?

Ja, ja, ja€ No. Cuando pienso en los monstruos, sueño con empatizar con ellos. No son una pesadilla. Me gustan porque intento ver el otro lado, porque veo la incomprensión que hay en este mundo hacia las criaturas que son diferentes.

¿Cuánto ha durado el rodaje de su película?

Ocho semanas€

¿Es mucho o poco?

Para lo que se suele hacer en el cine independiente es mucho. Hemos contado con la ayuda de Gobierno Vasco, de EITB, TVE, del ayuntamiento de Gasteiz€ Nos ha ayudado muchísima gente. Gracias a todos ellos hemos podido levantar una película en euskera y de género fantástico. Este ha sido un proyecto muy complicado, pero yo soy muy cabezón. Han sido cuatro o cinco años de desarrollo. Hoy en día hacer una película de ocho semanas es muy complicado. Lo normal está entre cuatro y cinco.

¿Qué recorrido cree que va a tener Irati

Estamos en la posproducción y pensamos en los festivales de otoño. Queremos tratar la película de la forma más tradicional posible.

¿Salas de cine?

Exacto, y luego irá a plataformas, así es el mundo en el que estamos. Queremos que vaya a cines, a festivales y a todos los lugares posibles. Es una película que he intentado hacer lo más grande posible. He querido hacer una película épica para que se pueda ver en la pantalla de un cine.

¿Puede decir quién encuentra el tesoro de Carlomagno?

No. Para eso tendrás que esperar y ver la peli, y eso si es que existe el tesoro de Carlomagno.

¿De qué vive un cineasta como usted cuando las cámaras se apagan y la historia ya está terminada?

Hubo momentos en los que tuve que trabajar haciendo de todo. He sido camarero, he estado en cadenas de montaje, de profesor de dibujo€ De todo. Cuando pasas al largometraje y haces una película intentas ahorrar para aguantar el tiempo que tardas en llegar a la siguiente.

En este caso, cinco años, ¿tanto estira el dinero?

Ja, ja, ja€ Ese valle suele ser complicado. Digamos que la ilusión es lo que te empuja y tienes que aferrarte mucho a ella para no desviarte pensando en que hay que pagar el piso.

¿El cine vasco está de moda?

Creo que nos va bastante bien. Siempre ha habido grandes películas vascas, pero quizá a partir de Aupa Etxebeste! ha despegado nuestro cine. A partir de un punto se ha empezado a hacer cine en euskera que se consume a nivel nacional e internacional.

Handia estuvo a punto de ir a los Oscar.Handia

La productora Moriarty es punta de lanza del cine vasco. Lo que hacen los demás nos repercute a nosotros, como lo que yo hago repercute a otros. Pienso que en el cine vasco unos nos retroalimentamos de los otros, y todos a la vez vamos creando un tejido industrial cada vez más profesional, cada vez más estable, y por eso cada vez tenemos más trabajo en Euskadi. Por ejemplo, es muy complicado encontrar técnicos para una película. Cuando fuimos a hacer Irati lo tuvimos difícil, porque estaban en otras series y otras pelis. Tenemos un buen panorama.

¿Le gustaría hacer cine no independiente?

Sí, claro que sí. Quizá no tengas tanta libertad creativa, pero que a nivel industrial puedas hacer películas muy grandes, artificiosas y divertidas, no estaría nada mal. También es cierto que yo hago cine porque me gusta contar mis propias historias.

¿Cree que al final acabaremos viendo todas las películas en plataformas?

Creo y espero que no. La gente, con esto de la pandemia, se ha quedado en casa y se ha acostumbrado a ver allí las películas, pero creo que llegará el momento, si no ha llegado ya, en el que la gente vuelva a tener la necesidad de compartir las películas en espacios más grandes, donde la experiencia es otra. Tengo la esperanza de que los cines volverán a estar fuertes.

Y con palomitas incluidas, ¿no?

Eso por supuesto. Una buena peli y un buen cartón de palomitas. Volveremos a ello y veremos el cine como siempre lo hemos visto, en salas. Es cierto que yo también he ido menos por la situación que hemos pasado, pero sí que he intentado ir a una sala cada semana.

En su primera película utilizó tres dialectos del euskera, ¿en esta?

Un dialecto del euskera, latín y árabe. Estas dos últimas lenguas son pinceladas que hemos puesto. El euskera es navarro con un matiz muy antiguo, pero totalmente entendible. Todo ello nos va a ayudar a sumergirnos en esa época, el siglo VIII.

¿Tiene edad su película?

No, mi película es inmortal. En serio, es una película adulta, no he acotado nada, pero creo que es una película que podría ver todo el mundo. Es una historia de aventuras, entretenida, con sus momentos oscuros, con violencia€ No voy a ser yo quien la categorice. Ojalá la vean también los más jóvenes.

PERSONAL

Edad: 37 años (22 de junio de 1984).

Lugar de nacimiento: Gasteiz.

Formación: Licenciado en Bellas Artes.

Trayectoria: Una vez que descubrió en la facultad el universo audiovisual se lanzó al mundo del cortometraje. Sus trabajos en este campo han ganado 85 premios a nivel nacional e internacional y han sido seleccionados para festivales unas 400 veces. En 2016 escribe la biblia para su primer largometraje, basado en el cuento vasco Patxi Errementaria. Con esta película ha ganado numerosos premios, entre ellos el premio a la mejor película en la Semana del Terror de San Sebastián. Cinco años después ha vuelto a retomar el mando para hacer su segundo largo, Irati, una historia épica que viajará por los festivales de otoño.