LA movilidad sostenible es hoy un objetivo primordial en el mundo del automóvil, si bien la estrategia para alcanzarla varía según el fabricante. Mientras ultima el salto a la electrificación, SEAT apuesta por la tecnología TGI, que mitiga el consumo y las emisiones de los motores de gasolina al hacerlos compatibles con el Gas Natural Comprimido. Casi todos los modelos de la marca disponen ya de limpias y austeras variantes motrices bi-fuel, preparadas para alternar gasolina y GNC. Los TGI reducen en un 25% las emanaciones de dióxido de carbono de un automóvil equivalente de gasolina y en un 75% el flujo de óxidos de nitrógeno de un diésel; además, permiten recorrer 100 km con un coste que oscila entre 2,7 y 3,24 euros. El gran obstáculo para la difusión de esta tecnología es la insuficiente red de distribución de Gas Natural Comprimido: Bizkaia solo cuenta con un punto de abastecimiento (Portuoil en Zierbena).

Este es un detalle a todas luces decisivo para la clientela potencial de unos automóviles que, por otro lado, demuestran excelentes cualidades dinámicas y funcionales. Así que, en tanto no se extienda la red de distribución del GNC -la estación que lo iba a suministrar también en Barakaldo desde 2018 aún no ha entrado en servicio-, los TGI seguirán dirigiéndose a un público muy concreto, que es el que tiene un acceso razonable al suministro del gas.

Con todo, la apuesta de SEAT por esta modalidad motriz cosecha una aceptación creciente (3.388 unidades vendidas en 2018), sobre todo en zonas que, además de contar con ‘gasineras’ que surten GNC, padecen limitaciones puntuales a la circulación por episodios de contaminación. Y es que los TGI de la firma (Mii, Arona, Ibiza y León) ostentan la etiqueta medioambiental ECO, que permite circular sin restricciones en las ciudades con distritos y/o días vedados.

La buena acogida recibida por las versiones TGI ha llevado a SEAT a tomar la decisión de conferir en los mismos mayor protagonismo al GNC, en detrimento de la gasolina. Alega el fabricante que los usuarios de estos coches apenas los utilizan en ‘modo gasolina’. Así pues, ha resuelto comprimir el tanque de este combustible en sus modelos adaptados para hacer hueco a un tercer cilindro de gas.

En consecuencia, el depósito convencional queda reducido a un bidón de apenas siete litros, contenido de gasolina equivalente al de una reserva de carburante que, en la práctica, sirve para ir a repostar cuando el GNC se acaba. A cambio, la presencia de un contenedor adicional permite ahora embarcar más gas: 10,9 kilogramos en el Mii, 13,8 en el Ibiza y el Arona, y 17,3 en el León. Dependiendo del modelo, estos niveles de carga propician autonomías oficiales de 380 a 500 kilómetros, según la nueva norma de medición real WLPT. Aumenta, por tanto, el radio de acción del vehículo en ‘modo GNC’. Como contrapartida, se reduce considerablemente el alcance total que brindaba hasta ahora el empleo concatenado del GNC y, a continuación, de la gasolina del tanque tradicional.

CUATRO MODELOS. La principal novedad del reparto TGI de SEAT es el Arona, que se convierte en el primer SUV compacto del mercado con esta modalidad de impulsión mixta. Adopta el motor 1.0 de tres cilindros multiválvulas, que entrega una potencia final de 90 CV; lo asocia a caja manual de seis velocidades. Gracias a su aportación rueda a 178 km/h de punta y acelera hasta 100 km/h en 13,2 segundos. Tiene 410 km de autonomía, dado que consume 3,6 kg de GNC cada 100 km, lo que supone un coste inferior a los tres euros; emite 98 g/km de CO2.

Ese mismo propulsor se monta en el Ibiza homólogo. Su tamaño y su resistencia aerodinámica propician mejores credenciales: 180 km/h de máxima, 12,1 segundos para alcanzar 100 km/h, 3,3 kg de gasto medio a los cien y 92 g/km de dióxido de carbono emitido.

El León TGI sustituye la anterior mecánica 1.4 por la de 1.5 litros, que procura 130 CV, 20 más. También aumenta la capacidad conjunta de sus depósitos de gas hasta 17,3 kg. El nuevo bloque de cuatro cilindros se asocia a caja manual de seis marchas y a automática DSG de siete. Progresa hasta 100 km/h en 9,9 segundos, pudiendo circular a un máximo de 206 km/h. Adecuando el estilo de conducción, expele entre 95 y 98 g/km de CO2 y llega a conformarse con 3,5 kilos de gas a los cien, lo que supone un gasto medio de poco más de tres euros.

La propuesta más sencilla a GNC de SEAT la plantea el Mii Ecofuel. Animado por un motor de 68 CV, necesita 3 kg de gas cada 100 km, recorrido que obliga a desembolsar un promedio de 2,50 euros; emite 82 g/km de CO2. Su depósito de 10,9 kg garantiza una autonomía de 380 kilómetros.

La gama TGI de SEAT ofrece los mismos acabados y dotaciones de la convencional. Su tarifa ocupa una horquilla económica que comienza oficialmente en los 14.800 euros del Mii Ecofuel y culmina en los 25.940 que reclama el León ST DSG. Estos son importes teóricos que las promociones, los descuentos y las subvenciones por achatarrar un modelo obsoleto reducen notablemente.