Con el ambicioso objetivo de que haya cero muertos en las carreteras para el año 2050, la nueva Ley de Tráfico que está en vísperas de aprobarse planea un endurecimiento de las multas por usar el teléfono mientras se conduce, llevar radares o ponerse al volante habiendo consumido alcohol y drogas.

De los casi 600 conductores que fallecieron en 2020 en las carreteras, el 48,7% había consumido alcohol, drogas o psicofármacos. Para erradicar estas cifras se quiere establecer la llamada tasa 0,0 para los menores de edad que conduzcan ciclomotores, patinetes eléctricos, cuadriciclos ligeros y motos de menos de 125 cilindradas.

Esto quiere decir que no se podrá detectar ni la más mínima cantidad de alcohol en los conductores menores de edad, lo que significa 0 g/l en sangre y 0 mg/l en aire espirado. A los que no afectará esta tasa 0,0 es al resto de conductores, en los que se mantendrán las tasas vigentes, 0,5 g/l de alcohol en sangre y 0,25 mg/l en aire espirado para los conductores generales y 0,3 g/l en sangre y 0,15 mg/l en aire respirado para profesionales y noveles.

Aunque se desconocen todavía las medidas que se tomarán si se incumple esta norma, lo más seguro es que se trate de una multa económica.