MÉXICO - En un pueblo de San Juan Tlacotenco (México) se desató de nuevo el misterio que envuelve la ouija. La joven Alexandra Huerta, su primo Fernando y su hermano Sergio comenzaron a jugar con el tablero hasta que, al poco de empezar, Alexandra comenzó a convulsionar. Sus familiares también comenzaron a tener problemas de convulsiones, así como una conducta agresiva e, incluso, episodios de ceguera ocasional unido a alucinaciones. En un primer momento fueron llevados a una iglesia cercana, en el mismo vencindario de la vivienda de los afectados para realizarles un exorcismo, pero el párroco local se negó a realizarlo porque no eran miembros de la parroquia. Por lo tanto tuvieron que ser ingresados en el hospital, donde el personal sanitario les aplicó un tratamiento generalista al no tener un diagnóstico certero sobre el que trabajar.
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