Aprendió a patinar casi a la vez que a andar, y lo hizo sobre las heladas aguas del lago más antiguo del mundo, el Baikal. Desde entonces, la rusa Lyubov Morekhodova apenas lo ha dejado. Esta anciana de 79 años, recorre más de ocho kilómetros al día deslizándose sobre sus antiguas cuchillas. Las mismas que le fabricó su padre en la Segunda Guerra Mundial. Lo hace por placer pero también por necesidad.

No hay transporte público que llegue hasta su granja. Cruzar el hielo, a menos 50 grados bajo cero, se ha convertido en su única opción. Su destreza sobre las gélidas aguas la ha convertido en la abuela más famosa de toda Rusia. Desde que murió su marido en 2011 vive sola en la orilla occidental del famoso lago siberiano. En su casa no hay televisión, ni ordenador, ni teléfono móvil, y el hospital más cercano está a 60 kilómetros. A pesar de su popularidad y las ofertas de mudarse a la ciudad, Lyubov prefiere seguir disfrutando de momentos como éste.