1- El domingo piensa y diseña tu menú semanal. Comer bien no es difícil si sabes planificar tus comidas y cenas. "Si quieres cuidarte de verdad lo primero que tienes que hacer es definir bien qué vas a desayunar, a comer, a merendar y a cenar cada día de la semana. Solo así sabrás lo que tienes que comprar para elaborar cada plato, y de esta manera te resultará muchísimo más fácil ceñirte a ello y no salirte del plan. Si en vez de esto tus comidas son aleatorias, existe más probabilidad de que acabes comiendo lo primero que veas en la nevera, sin pararte a pensar en si es la mejor opción para tu salud", explica la nutricionista y dietista Laura Gallardo.

2- Ve al supermercado sin hambre e intenta comprar solo lo que esté en tu plan semanal. Una de las partes clave para tener una nevera y una despensa saludables está en el supermercado. "Hay que asegurarse de comer antes de hacer la compra, porque los supermercados son escenarios perfectos en los que dejarse llevar por un sinfín de tentaciones que pueden arruinar tu plan healthy". Si sabemos exactamente lo que vamos a comer a lo largo de la semana solo tenemos que ceñirnos a los ingredientes que necesitamos para elaborar nuestro menú. De esta manera evitaremos desperdiciar comida que acabará en la basura, así como comprar caprichos que pueden arruinar nuestra dieta.

3- Colorida y con opciones. Cuando abres la nevera para cocinar o tomar un aperitivo, piensa en todas esas veces que no tenías nada saludable y has comido lo primero que había, siendo muchas veces comida rápida, insana o con demasiada grasa. "Para que esto no suceda debes asegurarte que en tu nevera solo haya vegetales (elige siempre los que más te gusten para que así te apetezca cocinarlos y comerlos), proteínas (huevos, carne, pescado, tofu?), cereales integrales (avena, quinoa, arroz integral, pasta integral), fruta, lácteos (preferiblemente naturales y desnatados), legumbres y frutos secos, que son perfectos como snack o para añadir en el yogur o en las ensaladas.

4- Las conservas pueden ser grandes aliadas. Nos pueden salvar de un apuro en muchas ocasiones. Sardinas, caballa, mejillones, berberechos? "Ya sea como segundo plato o como parte de un plato principal, tendremos una ración de pescado o marisco de calidad que, además de tardar en caducar, conservará sus propiedades nutricionales. Siempre es mejor optar por las opciones al natural o incluso con limón, pero si las elegimos con aceite, mejor que sea de oliva que de girasol, porque es una grasa monoinsaturada beneficiosa para nuestro sistema circulatorio", aclara Gallardo.

5- Hay que tenerlo todo a la vista y olvidarse de almacenar. "Debemos colocar los alimentos más saludables y los que más consumimos en primera línea, para que en esos momentos en los que te lo comerías todo, tus ojos vean la opción más saludable en primer lugar. También deberíamos colocar los alimentos recién comprados al fondo y mover los más antiguos hacia delante para evitar que caduquen", concluye.