Los riñones forman parte del aparato urinario y se encuentran filtrando constantemente la sangre (un volumen equivalente a media taza de café cada minuto). De esta forma llevan a cabo su función de eliminar los productos de desecho y el exceso de agua del organismo a través de la orina. Los riñones también tienen otras funciones fundamentales como ayudar a regular el PH sanguíneo, mantener el equilibrio de sales y minerales y producir hormonas que participan en el control de la tensión arterial, la producción de glóbulos rojos y la salud de los huesos.
La importancia de este órgano hace que su cuidado sea muy importante para nuestra salud. Estos son algunos consejos para cuidar tus riñones:
La insuficiencia renal crónica (IRC) es una enfermedad cuya incidencia está aumentando en los últimos años. Se estima que hasta un 10% de los adultos de todo el mundo presentan algún tipo de insuficiencia renal y que en el año 2040 se convertirá en la quinta causa de muerte en el mundo.
Con motivo del Día Mundial Del Riñón, que se celebra el 10 de marzo, el equipo médico de Melio.es recuerda la importancia que tiene este órgano y la relevancia de detectar el deterioro de la función renal de forma precoz para así poder resolver la situación o al menos retrasar su desarrollo lo máximo posible.
Estas son las dudas más comunes sobre la insuficiencia renal crónica (IRC) y sus aclaraciones.
La insuficiencia renal crónica aparece cuando los riñones pierden de forma progresiva la capacidad de filtrar y eliminar las sustancias de desecho que se encuentran en la sangre, por lo que quedan acumuladas y alteran la composición de la sangre.
Existen diferentes causas que pueden provocar el desarrollo de la IRC como son la diabetes, la enfermedad renal poliquística, trastornos autoinmunes, cálculos renales o el consumo de medicamentos. En general la prevalencia de esta enfermedad aumenta con la edad y es más frecuente en personas con obesidad, diabetes e hipertensión.
La insuficiencia renal no produce síntomas hasta que la enfermedad es muy avanzada. La IRC comienza lentamente y la mayoría de las personas afectadas son asintomáticas hasta que la enfermedad ha avanzado demasiado. La velocidad a la que se pierde la función renal es muy variable y puede llevar desde meses hasta décadas.
La insuficiencia renal en fases tempranas sólo se puede diagnosticar mediante un análisis de orina o una analítica sanguínea. Si no existe una sospecha muy alta de presentar una insuficiencia renal, es suficiente con realizar un estudio de la función renal en una analítica sanguínea periódica.
¿Qué síntomas tiene?
Como consecuencia del deterioro de la función renal pueden aparecer síntomas inespecíficos como pérdida de apetito, cansancio, náuseas, vómitos o picor en la piel. Además, cuando la IRC está avanzada aparecen otras alteraciones importantes como hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, aumento de potasio y fósforo, anemia, problemas óseos y enfermedad cardiovascular.
La anemia es un trastorno que consiste en una disminución en el número de glóbulos rojos y/o hemoglobina en sangre y es una complicación habitual de la insuficiencia renal crónica. Debido a la lesión de los riñones estos producen una menor cantidad de eritropoyetina, una hormona que estimula a la médula ósea para que produzca glóbulos rojos.
Los riñones participan en el control de la presión arterial a través de dos mecanismos: en primer lugar, regulan la cantidad de agua y sodio que se elimina en la orina; en segundo lugar, existe en el riñón un sistema hormonal llamado renina-angiotensina-aldosterona que regula la producción de la hormona angiotensina II que actúa disminuyendo el calibre de las arterias y aumentando la tensión arterial.
La relación entre la hipertensión arterial (HTA) y la insuficiencia renal es bidireccional y muy compleja. Los pacientes con insuficiencia renal crónica también sufren hipertensión, ya que durante el progreso de esta enfermedad los riñones no funcionan correctamente y no pueden regular la tensión arterial. Además, muchas personas con hipertensión sufren insuficiencia renal porque la HTA es un factor de riesgo para desarrollarla.
La enfermedad renal crónica está asociada con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y una mortalidad más alta. Es importante realizar un diagnóstico de manera temprana para que podamos introducir cambios en los hábitos de vida que han demostrado retrasar la progresión de esta enfermedad como son aumentar la actividad física, abandonar el tabaco, reducir el consumo de sal, consumir más proteínas de origen vegetal y menos productos de origen animal, evitar el sobrepeso y controlar las enfermedades que contribuyen al desarrollo de insuficiencia renal como la hipertensión arterial y la diabetes.
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