Verónica Sánchez nunca pensó en ser actriz, y confiesa que realmente hubo una época en la que se sentía descolocada a la hora de elegir profesión. Se apuntó por probar, casi de casualidad, a una escuela de teatro, y ahí ya supo que nunca iba a querer bajarse del escenario. Hoy, es una conocidísima intérprete que ha sido tres veces nominada para los Goya, premio que espera tener entre sus manos en el futuro.

Alejandra, su personaje en El embarcadero, ha cambiado mucho en esta segunda temporada...

Sí, se va a un lado casi opuesto al que tenía en la primera. No es un personaje lineal, y secuencia a secuencia muestra el gran arco que tiene que desarrollar. Pasa de ser la mujer que todos esperan cuando muere Óscar, su marido, a preguntarse qué tipo de persona quiere ser. Se vuelve valiente, atrevida, instintiva, y se sale del camino.

¿Deja de ser la víctima del triángulo amoroso que plantea la serie?

Exactamente. No es el papel que quiere desarrollar en su vida. Digamos que utiliza, entre comillas, muy bien el duelo. En vez de que el duelo le lleve hacia un lugar oscuro, lastimero y autocompasivo, la lleva a lo contrario, y se convierte en una mujer más fuerte, más luminosa, más valiente?

Eso también tiene que ver con la entrada de otras personas en su vida.

Sí. Ella sabe que está yéndose por lados extraños, que siente cosas hacia Verónica, que siente cosas hacia Conrado, ydecide que no quiere renunciar a nada, ni ponerle nombre ni acotar relaciones. Simplemente, quiere vivir y que le ocurran cosas. Va a dejar de vivir dentro de esos márgenes que ella misma se había marcado y que también le habían impuesto los demás.

Ha cambiado mucho el mundo de las relaciones, pero las historias de poliamor son todavía difíciles de entender. Casi siempre se simplifican y una parte es la legal, la admitida, y la otra, la prohibida.

Las razones de los demás siempre son difíciles de entender. Hay que hacer un ejercicio de empatía y de tolerancia. Pues imagínate en una historia de poliamor, que sí, suelen ser muy difíciles de entender. Eso es lo que propone esta serie. En la primera temporada, todo el mundo se posiciona con la información que le dan, y si este hombre tiene una amante, la amante tiene que ser la mala.

También puede ser que la mujer legal no sea el amor de su vida; que no lo sea ya o no lo haya sido nunca.

Sí, también hay quien se posiciona en el lado de la amante pensando que quizá su mujer sea una pesada o que la relación sea tan tóxica o esté tan muerta que él busca consuelo fuera de casa. No es el caso de Óscar. Él se plantea una relación con una chica interesante y buena. Respecto a su mujer, Alejandra, mi personaje, no hay una relación rota. Él no es un marido infiel?

¿Seguro?

No. La serie obliga a romper esos prejuicios que todos tenemos respecto a las relaciones de pareja, y en esta segunda temporada va un poco más allá.

¿Le resulta fácil entender que un hombre pueda estar locamente enamorado de dos mujeres a la vez?

No es fácil de entender, sobre todo si te afecta personalmente, pero habrá que preguntarse antes de condenar a nadie las razones del otro y dejar que se explique.

Su planteamiento es muy racional y el amor es un sentimiento que muy pocas veces entra en razón.

Bueno, en esta serie Óscar está enamorado de dos personas porque hubo un momento en el que diferenció sus dos formas de ser y de amar. En su parte más racional había una persona que le acompañaba, Alejandra. En su parte más instintiva estaba Verónica. Quizá habría sido más inteligente dejar que esos dos hemisferios, el racional y el emocional, se tocasen y así no habría tenido que vivir dos vidas distintas e incompatibles. Quizá tendría que haber sumado su vida más tranquila con su vida más salvaje.

Repasando su trayectoria como actriz, la verdad es que ¡cómo ha pasado el tiempo desde que la conocimos en Los Serrano!

De verdad que sí. Tengo unas cuantas arrugas ya. En serio, el tiempo ha pasado rápido. A veces parece que fue ayer y en otros momentos ves Los Serrano como una época muy lejana.

¿Qué supuso aquella serie para usted?

Casi todo. Después de Al sur de Granada, que fue mi primera película, llegó Los Serrano y supuso una gran oportunidad. Fue Antonio Resines quien me propuso para el casting porque habíamos trabajado juntos en la película. Que alguien como él me propusiera porque le había gustado mi trabajo es muy grande. Aproveché la oportunidad y qué voy a contar de esa serie que no sepas tú o el resto de los espectadores...

Se convirtió en un fenómeno fan.

Sí, y de la noche a la mañana dejé de ser anónima y me convertí en alguien conocido por todo el mundo.

¿Lo pasó mal?

No podría decir eso. Esa popularidad o pérdida de la intimidad tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas. Perder el anonimato de una forma tan brusca fue difícil de entender en un principio, pero también debo reconocer que fue un momento interesante e importante, porque me dio oportunidades en la profesión y gracias a eso me conoció gente que luego me brindó nuevas expectativas de trabajo.

¿Y pudo gestionar bien la fama?

No lo sé. Ahora pongo la vista atrás y pienso en esa fama que me abrumaba, que me hacía sentir insegura, y me parece todo muy diferente. Fíjate, pienso en éxitos como La casa de papel y veo lo nuestro como muy pequeño en cuanto a proyección.

¿Pequeño? Eran millonarios en audiencias...

Sí. Teníamos como unos ocho millones de espectadores, y es verdad que salías a la calle y todo el mundo te conocía, pero imagínate, La casa de papel tiene en todo el mundo unos 60 millones de espectadores. Eso sí que tiene que ser una fama abrumadora. De repente, la fama con la que nosotros nos vimos sobrepasados me parece tan pequeñita al lado de la otra... Me resulta hasta entrañable visto desde la perspectiva de ahora.

Pero en cualquier caso, ¿le agobió?

No estás preparada para eso. De cómo gestionar esa popularidad no te hablan, no es una asignatura en la que te formes. Te resulta extraño y vas aprendiendo sobre la marcha. Sí que llegó a agobiarme en ciertos momentos, pero era más joven y tenía menos herramientas. Ahora miro esa fama con cierto cariño. Sabes que todo pasa y que nada es definitivo, pero entonces pensaba que esa fama iba a estar siempre ahí y que me podía quitar aire.

Con Los Serrano su éxito fue inmediato. ¿Qué pasó después? ¿Ha sido la suya una carrera continua o ha tenido muchos parones?

Siempre hay parones en la vida de un actor, siempre, siempre... No conozco a ningún actor o actriz que no los haya sufrido de una forma u otra. A mí la profesión me ha conducido hasta este momento, y si no he tenido que abandonarla por el camino es porque con todos sus parones y con todas sus incertidumbres, la profesión ha merecido la pena. Hay momentos difíciles y otros muy difíciles. Todo el mundo sabe que esta es una profesión con un alto índice de paro.

Entonces, ¿por qué se hizo actriz sabiendo lo difícil que es?

Si te digo la verdad, no lo sé. Recuerdo que estaba en COU, me encontraba a punto de escoger una carrera, y no me veía en ninguna. En el instituto había muchas asignaturas que me gustaban, pero no me veía dedicándome a ellas el resto de mi vida. Me apunté a un curso de teatro, algo que nunca había hecho, y supongo que lo hice para pensar menos en la Selectividad y en esas cosa que te agobian.

Y se le abrió un mundo nuevo, ¿no?

Nadie esperaba que me apuntara a una escuela de teatro, mi camino no apuntaba hacia ahí. No sé por qué, pero lo hice. Me subí al escenario el día que me tocó y descubrí que me quería dedicar a dar vida a personajes. Me costó subirme, pero cuando lo hice no me quería bajar, quería estar allí para siempre. Te juro que no quiero resultar ni poética ni cursi, es que me pasó así. Me sentí feliz con las sensaciones que notaba dentro y con el reto que aquello suponía.

Su familia se quedaría con la boca abierta...

Mi familia, mis amigos?, todos. Nadie se lo esperaba, pero mucho tiempo después aquí sigo y pienso que estaré aquí para siempre.

¿En qué está trabajando en la actualidad?

Tengo la suerte de que Vancouver, la productora de El embarcadero, ha querido contar conmigo de nuevo para su siguiente proyecto, Sky rojo, que es para Netflix. Estoy contentísima porque creo que van a volver a dar el campanazo con esta serie.

PERSONAL

Edad: 42 años (1 de julio de 1977).

Lugar de nacimiento: Sevilla.

Formación: Tras hacer COU estudió en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y ha realizado diferentes cursos de interpretación.

Trayectoria: Irrumpió como un huracán en la casa de los espectadores con Los Serrano, su segundo trabajo importante, porque antes había rodado la película Al sur de Granada, donde coincidió con Antonio Resines, quien la recomendó para el casting de la serie. El éxito de la comedia de Telecinco le abrió las puertas a otras historias televisivas: 14 de abril: La República, Gran reserva: el origen, Sin identidad, El Caso: crónica de sucesos, Tiempos de guerra, El embarcadero y ahora Sky rojo. Ha estado tres veces nominada en los premios Goya, por Al sur de Granada, Camarón y Gordos.