Las Navidades conllevan reuniones, celebraciones y una gastronomía diferente, de más calidad, más elaborada y más caprichosa. Es una época del año en la que se recurre de manera habitual a las tradiciones y en estas fechas jamón ibérico o un jamón de buena calidad es uno de esos productos que, si bien nos gusta disfrutarlos durante todo el año, es un producto que habitual en muchas casas durante la Navidad y que ha llegado a ser indispensable en las celebraciones familiares y de amigos.

La costumbre de comer jamón en navidad es una tradición germana, en donde se sacrificaba un jabalí para ofrecerlo a los dioses en busca de alguna recompensa como podría ser como felicidad, fertilidad o riqueza. Para aprovechar el animal, una de las mejores formas era producir jamón. Además, la religión cristiana, que forma parte de nuestra cultura, incluyó en la Navidad este regalo como muestra de abundancia.

Por tanto, estamos hablando de una práctica que viene de muchos años atrás, de la cual podemos estar muy agradecidos, porque nuestros hábitos gastronómicos la ha sabido aprovechar y potenciar, y convertir la pata de jamón en un icono de la Navidad. Bien sea con su consumo (es la época del año en el que más crece) o con su presencia en las cestas de Navidad.

Además, diciembre es el mejor mes del año para adquirirlo, ya que las bajas temperaturas favorecen su conservación.

Para decidir qué jamón poner en tu mesa en Navidad debes revisar antes el significado de las etiquetas del jamón. Existen diferentes tipos de jamón en función de su origen y alimentación y cada uno tiene unas características concretas que lo diferencian de otras piezas.

Aquí van una serie de consejos para acertar con el jamón.

Mira la pata. Si apuestas por un jamón ibérico es importante fijarnos en la forma de la pata, ya que revela si la alimentación del cerdo ha sido de bellota o de cepa. Si la pata es alargada y tiene una caña, es casi seguro que se trata de un buen jamón.

Revisa la brida. Todos los jamones llevan una brida que, en función del color que tenga, revela la composición del mismo:

Negra. Es para los jamones 100% de bellota, los de mayor calidad.

Roja. Son para los jamones que son una mezcla entre bellota y raza ibérica, en una proporción 50-50 o del 75% ibérica.

Verde. El jamón viene de campo y de raza al menos un 50% ibérica, aunque su alimentación, al contrario que los anteriores, se ha alimentado de cebo.

Blanca. Son animales que solo se han alimentado a base de pienso y son una raza al menos 50% ibérica.

El color y la grasa. Si el jamón tiene un tono dorado y muy brillante significa que es de calidad. En cuanto al tocino, si este es blando y jugoso, sin estar seco, es también buena señal.

Comprueba la pezuña. Al contrario de lo que mucha gente pueda pensar, que esta sea muy negra no implica que sea de cerdo ibérico, puesto que hay razas ibéricas que tienen la pezuña muy clara. En cambio, en lo que hay que fijarse es que la pezuña del jamón sea redondeada, ya que demuestra que el animal se ha criado en el campo.

Conservación. Para favorecer su conservación es indispensable una zona de la casa fresca y seca y taparlo con un trapo después de cortarlo.