Osasuna no logró sacudirse el papel de víctima y, tras muchos minutos compitiendo con actitud intachable frente al favorito, acabó cayendo. La felicidad para algunos. El Barcelona, el rival superior, vivió mucho tiempo una pugna dura en la que no se veían las diferencias, quizás como mucho algunas precauciones. La calidad de sus futbolistas y un final loco, recuperaron al Barça para su condición de favorito y dejaron a los rojillos en su papel de invitados por sorpresa a la Supercopa, pero con poco que decir. Pero Osasuna se marcha quejoso de Riad, de una nueva experiencia fantástica para su crecimiento como equipo y club, porque se sintió víctima. El primer gol del Barcelona, el que fue decisivo porque dejó muy tocado a Osasuna y encarriló el encuentro, llegó con sus prolegómenos para la polémica. El equipo de Arrasate se quedó sorprendido cuando Arnaiz se fue al suelo tras la acometida de Christensen, se marchó entonces el balón hasta Gundogan que facilitó el pase definitivo a Lewandowski. A Osasuna se le quedó cara de tonto tras la acción, se sintió perjudicado y anduvo hundido hasta que tiró de nuevo de su tradicional coraje.

El equipo de Arrasate había competido a las mil maravillas hasta entonces y, recién iniciado como estaba el segundo tiempo, sintió que se le escapaba el partido y se quedó paralizado ante un Barcelona que navegó entonces más seguro gracias al marcador a favor. Osasuna peleó el encuentro hasta la extenuación y sacó orgullo, garra y la dignidad de la camiseta para avanzar hasta el final. Con el alma metida en el campo contrario, a los rojillos les pillaron en una contra y el Barcelona enmascaró el resultado con un segundo gol que no representó la diferencia de juego. 

Osasuna se marcha de la Supercopa con mal cuerpo porque, a pesar de que sabía que la empresa que afrontaba era de una dificultad mayúscula, nadie le podrá quitar de su imaginación lo que habría sido el partido sin esa jugada para la polémica, en la que se sintió dañado, perjudicado, medido con el criterio distinto que se suele estilar dependiendo del color de la camiseta. Y eso lo vio todo el mundo, aunque se podrá explicar como se quiera.

Antes de que llegara la jugada decisiva, el encuentro fue trepidante. Osasuna estuvo bien en el primer tiempo, aunque pasó de vivir momentos de emoción, cuando se mostró decidido y estuvo cerca de la portería del Barcelona, a sufrir minutos de apuros por el monólogo del Barcelona. Los diez primeros minutos resultaron vibrantes, con un par de ocasiones a cargo de Christensen y Ferrán, la primera desbaratada por un gigantesco Sergio Herrera, y otras dos para Osasuna, con un Budimir cortando la línea de pase de Arnaiz y forzando un córner, y con Areso mandando por poco fuera junto a un poste, también con el balón redirigido a córner.

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Emoción, tristeza y algunos ilustres en el Zentral Unai Beroiz

Ofrecer un encuentro igualado y con alternativas fue la mejor noticia para Osasuna, antes de que el Barcelona se quedara con la pelota y se pusiese al frente de las operaciones en el encuentro. Sergio Herrera mantuvo en pie a su equipo con una buena intervención en un mano a mano con Lewandowski. El equipo de blaugrana no estaba jugando a la velocidad suficiente como para alborotar el orden de Osasuna –y su defensa de cinco–, a pesar de que alguna imprecisión, como una pérdida en el centro del campo de Moi Gómez que acabó con Catena como último infractor, castigado con una amarilla, casi le pasan factura. Budimir casi marca a cinco minutos del descanso tras una gran jugada de Areso pero, en esta ocasión, el meta del Barcelona cerró todos los huecos al delantero croata, que se topó con él. El acierto también escribió parte de la historia del partido.

El Barcelona entró en el segundo tiempo dispuesto a zanjar el encuentro y lo hizo cuando se topó con el gol de su delantero polaco previo desparrame de Arnaiz en la jugada de la polémica. Como en otras oportunidades, Sergio Herrera mantuvo a su equipo en la faena y firmó un paradón a Joao Félix. 

Osasuna dio unos pasos al frente y Budimir, en una gran acción personal, se encontró de nuevo con Iñaki Peña. Con más personal arriba, el equipo de Arrasate asumía riesgos y en una de esas, en un contragolpe, al Barcelona le salió todo bien para sentenciar en el tiempo de descuento por mediación de Lamine Yamal. Fue el gol para la anécdota, el primero el del enfado.

Todos se han quedado contentos en Riad, con la final deseada. Osasuna no.

FC BARCELONA: Iñaki Peña; Koundé, Araujo, Christensen, Balde; De Jong, Sergi Roberto (Pedri, min.61), Gündogan; Raphinha (Lamine Yamal, min.42), Lewandowski y Ferran Torres (Joao Félix, min.62).

CA OSASUNA: Sergio Herrera; Areso, Catena, David García, Juan Cruz (Kike Barja, min.85); Iker Muñoz (Moncayola, min.69), Rubén Peña (Mojica, min.78), Arnaiz (Raúl García, min.69), Aimar Oroz, Moi Gómez (Rubén García, min.85) y Budimir.

GOLES:

  • 1-0, min.59, Lewandowski.
  • 2-0, min.93, Lamine Yamal.

ÁRBITRO: Muñiz Ruiz (C. Gallego). Amonestó a Catena (min.32), Iker Muñoz (min.39) y Arnaiz (min.56) en Osasuna.

ESTADIO: Estadio Al-Awaal Park, Riad. 

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El 1x1 de Osasuna ante el FC Barcelona DIARIO DE NOTICIAS