Los partidos llamados a formar el nuevo Gobierno de Navarra, PSN, Geroa Bai y Contigo Zurekin, han retomado esta semana la negociación del nuevo Ejecutivo Foral. Unas conversaciones centradas en el ámbito programático y que avanzan de forma positiva, aunque bastante más lento de lo previsto. Así que está prácticamente descartado un acuerdo esta semana, como inicialmente se había planteado en las previsiones más optimistas, por lo que todo quedará para después de las elecciones generales

Hay, por lo general, optimismo en las tres fuerzas que negocian el Gobierno, aunque admiten diferencias importantes que todavía están sin solucionar. Y otras cuestiones de fondo que todavía no se ha definido, como la concreción que debe tener el acuerdo programático o el reparto de responsabilidades en el futuro Ejecutivo foral, que ya desveló discrepancias en las primeras reuniones.

Pero hay tiempo todavía. La última investidura, en 2019, también coincidió con un proceso electoral en España y no se resolvió hasta la primera semana de agosto. Esta vez además la campaña ha llegado en plenas negociaciones, lo que unido a la festividad de los Sanfermines ha motivado una parálisis en la negociación que se ha retomado esta semana en medio de actos políticos, mítines de campaña y reuniones de partido.

Negociación programática

Las conversaciones se centran por ahora en el ámbito sectorial. Antes de Sanfermines se definió un calendario de reuniones por áreas y departamentos que ha permitido la presencia de distintos perfiles de cada partido, más puestos en la materia. 

La negociación sin embargo avanza de forma lenta, según admiten los tres partidos. De hecho, y para evitar que las conversaciones acaben encallando, se están dejando para el final los escollos que van surgiendo durante las reuniones de estos días. 

Sigue habiendo diferencias importantes y quedan por limar muchas asperezas que se han ido acumulando durante estos últimos cuatro años de Gobierno compartido. Algunas redacciones y buenas voluntades fijadas en el acuerdo programático anterior se han demostrado insuficientes, por lo que deben ser concretadas en el nuevo documento o quedar para el capítulo de desacuerdos. Un riesgo que asumen todos los partidos, que intentan evitar que en el programa de Gobierno haya demasiados desacuerdos tasados, con lo que implica en cuanto a la imagen de estabilidad y la solvencia al futuro Gobierno de Navarra. 

En cualquier caso, se ha superado la tensión del inicio de las negociaciones. Y aunque todavía hay cierta desconfianza, la voluntad de acuerdo parece primar en las tres partes, lo que generalmente suele ser augurio de un acuerdo final. Entre otras cuestiones, porque los tres partidos saben que será difícil de explicar un escenario diferente al electorado progresista, que asume con normalidad la continuidad de la actual fórmula de Gobierno. Máxime teniendo en cuenta la coyuntura electoral que puede quedar después de las elecciones generales

Es improbable sin embargo que haya un acuerdo esta misma semana, que sigue condicionada por las elecciones del domingo y los actos de cierre de campaña de mañana. La negociación se podría acelerar la próxima semana, para la que se han fijado ya varias fechas de negociación con el objetivo de lograr una investidura a principios de agosto. Pero por ahora nadie quiere hablar de fechas, no al menos mientras no se resuelvan los escollos programáticos pendientes y el propio reparto de responsabilidades en el Gobierno, cuya negociación sigue pendiente y se prevé también tensa. 

Así que habrá que esperar hasta después del domingo. Todos admiten que la campaña ha condicionado la negociación, pero confían en que una vez superadas las urnas se pueda acelerar el proceso de investidura. Y que también mira de reojo al escenario político que pueda quedar en Madrid y de las lecturas que puedan hacer los distintos partidos políticos. Algo que en principio no tendría por qué tener una implicación directa, pero que siempre deja margen para la incertidumbre y la sorpresa.

El reloj entre tanto sigue corriendo, con el 28 de agosto como fecha límite para sacar adelante una investidura que evite la repetición electoral. Nadie quiere apurar tanto porque sería además una mala señal y un mal augurio para la legislatura. Aunque el optimismo y la voluntad están sobre la mesa, sigue quedando mucho trabajo por delante.

EH Bildu se abre a una posible abstención

Entre tanto EH Bildu sigue de lejos las negociaciones del Gobierno. La formación soberanista está centrada en las elecciones generales, para las que tiene buenas expectativas en Navarra y, según han remarcado sus portavoces, están a la espera de que los socios del nuevo Gobierno les puedan llamar para negociar una abstención que sigue siendo imprescindible. Algo que los socialistas han descartado ahora, pero que podría ser más factible una vez superada la jornada electoral.

En todo caso, el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ya avanzó la pasada semana que su partido no iba a impedir la formación de ningún gobierno progresista, tampoco en Navarra. Se trata, dijo Otegi, de “un principio” político al que EH Bildu “no va a renunciar” por lo que puedan hacer los demás, en referencia a la posición del PSN en Pamplona. Todo apunta así a que EH Bildu se inclina por la abstención, aunque la decisión final la deberán tomar sus bases en la asamblea territorial.