Un pleno de investidura no es una caja de sorpresas y lo habitual es que discurra por el terreno de lo previsible. El de ayer fue la confirmación del guion de la pasada legislatura, si bien el oleaje de un arduo acuerdo de negociación entre socios ha dejado en la coalición un tono menos relumbrante que hace 4 años, por más que Chivite acudiera al refranero para sellar un ‘bien está lo que bien acaba’ para referirse al acuerdo.

Se esperaba que la intervención inicial de la candidata durase en torno a una hora, y se quedó en 40 minutos. La futura presidenta leyó rápido su discurso. En el preámbulo se refirió al actual contexto político, “de emergencia democrática”. El texto de Chivite tenía tres fragmentos en lengua vasca, repartidos para su intervención. En el primero se trastabilló, y optó por obviar las dos siguientes. No estuvo agarrotada en su discurso, pero la procesión iba por dentro. Una investidura es una investidura, y la llama de la emoción terminó brotando en la voz de Chivite, tanto por la mañana como en su última réplica por la tarde.

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La investidura de Chivite, en imágenes Javier Bergasa

Tras el discurso matinal de la candidata y el posterior receso de media hora, intervino Esparza, que pareció optar por un “¡A mi Sabino que los arrollo!” de manual. El presidente de UPN tiró de su particular manual, y mostró su tono más agresivo ante la candidata de un Gobierno que cree que “nace roto”. Si hace 4 años Carlos Pérez Nievas desde Navarra Suma acusó al nuevo Gobierno de “traición absoluta al pueblo de Navarra”, esta vez Esparza acusó a los socios del acuerdo de “traicionar a los trabajadores de Navarra, a nuestra gente joven y su futuro, y al sector de la automoción”.

Esparza, frontal

Con sus sucesivas diatribas, Esparza parecía afanado en ponerle un ojo a la virulé a Chivite para acto seguido ofrecerle uno de cristal. Porque hasta para brindarle su mano tendida, el gesto y el tono fue de enfado y acritud. El presidente de UPN sigue instalado en 2015, el año en el que por primera vez concurrió como candidato. Ayer lo puso de nuevo de manifiesto. Empezó diciendo que “todo el discurso, super progre” de Chivite no se sostenía, y acabó con una acusación grave: “Aprueban y practican el totalitarismo de izquierdas”.

La intervención de Alzórriz tuvo colmillo. Apreció que la defensa de su candidata requería de ataque al opositor, al que acusó de volver a la “misma casilla de salida”. Al final de su intervención, Alzórriz, el lugarteniente de la máxima confianza de Chivite, se fundió en un sentido abrazo con la próxima presidenta.

Habló después Laura Aznal, con tono reposado y buena dicción, como portavoz de la que ya es tercera fuerza en el Parlamento, EH Bildu. Aznal reprochó falta de contenido en el acuerdo de gobierno, puso en duda su cohesión, Y dejó una triple conclusión en su discurso. Para una “agenda progresista común”, las “prioridades de EH Bildu, también deben estar presentes. Y “no es suficiente dejar fuera a la derecha”. Su formación, dijo, va a “seguir espigando” pero quiere “segar”. Metáfora que levantó polvareda en UPN y PPN. “Vienen a segar Navarra”, espetó en el turno de la tarde Esparza. Aznal habló de Vox en euskera, mientras sus dos parlamentarios no echaban mano del servicio de traducción. Posteriormente, cuando fue el turno de Nosti, los parlamentarios de EH Bildu optaron por abandonar el hemiciclo.

Confianza “quebrada”

Tras Aznal habló Barkos, en su primera intervención tras anunciar su próxima marcha al Senado. Para la todavía portavoz de Geroa Bai Chivite “deberá tejer confianza donde ha quedado quebrada, porque esa será la base de un gobierno fuerte y estable”. Así que queda tarea pendiente, si bien destacó la importancia del consenso alcanzado, del que es partidaria extenderlo a los ayuntamientos. “Vale más expresar las diferencias en un buen acuerdo que ocultarlas en uno malo”, afirmó. Para la expresidenta, la nueva entente, alcanzada por momentos “a cara de perro”, continúa “la senda iniciada en 2015”. No siendo “el acuerdo más ambicioso”, a su juicio, de los tres alcanzados desde entonces, sí está en esa línea de “cambio, democratización y equidad”.

El debate matinal prosiguió con Javier García, en un discurso que trató de posicionar al Partido Popular de Navarra en un punto más templado que UPN. El tono en algunos momentos acompañó ese objetivo, pero su contenido desmintió la “moderación” invocada. Su mano tendida pecó de maniqueísmo y voluntarismo, con una representación de 3 escaños en la aritmética de la Cámara. En cualquier caso su petición final a Chivite fue llamativa: “No nos interpele como si fuésemos un bloque inamovible que siempre va a votar lo mismo”.

La penúltima en intervenir en la sesión matinal fue Begoña Alfaro, que fue la que consumió menos tiempo de intervención de todos los portavoces, casi 18 minutos. Alfaro mostró una disposición del todo favorable a una mayor contribución de EH Bildu durante esta legislatura, “que tiene mucho que aportar en el progreso social de nuestra tierra”, y durante toda la jornada se esforzó por un discurso en torno positivo y sin debate.

Finalizó la sesión matinal con la intervención de Maite Nosti, de Vox, que mostró su galaxia ideológica, entre radical y demagógica, y su falta de preparación política, que reconoció por la tarde. Lo segundo lo modulará según avance la legislatura. Lo primero tiene toda la pinta de que no.

Turno de réplicas

En la reanudación vespertina de la sesión, salió Chivite a dar contestación al conjunto de las intervenciones. Subrayó que el programa acordado no contempla la eliminación de la zonificación. Acusó a Esparza de “política de tierra quemada”. “No pretenderá usted tener distintos resultados haciendo lo mismo”, le remachó. Esparza, continuó en la misma línea que por la mañana, y aseveró que en Bildu están “los únicos fascistas” de la Cámara . Alzórriz afeó a Esparza de no tener “cintura política”. García tiró del mantra de la “imposición del euskera”, y en esto llegó Nosti, que consideró que aquello era ya una pérdida de tiempo, por lo que en dos minutos zanjó su intervención. Cerró Chivite, que en su turno final, que fue el mejor, volvió a criticar a Esparza, por no ser “coherente” y por ello “no creíble”. “Perseverar en un error es de necios”, le advirtió. Alfaro, Alzórriz, Aznal y Barkos se lo habían dicho también de distintas maneras a lo largo de la jornada. Hoy martes, 17. 20 h, votación final.