"El estramonio suele crecer en sitios con mucho nitrógeno. No es una planta muy abundante pero puede aparecer en escombreras o en sitios donde se han abierto vías para hacer carreteras", explica Pérez a la vez que indica que "en Navarra y Gipuzkoa antes abundaba más".

Aunque es una planta poco conocida, lleva utilizándose con fines alucinógenos desde hace muchos siglos. "Junto a la mandrágora, es lo que utilizaban las sorginas en los akelarres. Lo que producía esa sensación de ver la brujas volar", confiesa.

La principal característica del estramonio es que se trata de una plata extremadamente alucinógena. Su consumo distorsiona la imagen que se tiene de la realidad. "Se te aparecen franjas de colores y las figuras se parten. Los cuerpos y las formas se distorsionan. Se ven elementos alucinatorios visuales de mucha intensidad", describe este experto. Sin embargo, una de las cualidades más peligrosas de esta planta es que convierte a las personas que la consumen en altamente sugestionables. "Hay que tener mucho cuidado porque anula por completo el inconsciente de las personas. Las alucinaciones suelen ir ligadas a una pérdida de la conciencia y por lo tanto, cualquier persona que tome estramonio se convierte en muy sugestionable", advierte Pérez.

El estramonio tiene diversas formas de administración, si bien la más peligrosa es aplicarlo a través de los conductos auditivos. "Tan solo tres gotas de zumo de estramonio aplicadas a través del oído pueden provocar la muerte", cuenta este experto.

Menos peligrosa, aunque altamente mortal, resulta ingerirla ya que un consumo superior a sesenta gramos causaría el fallecimiento.

También se ha utilizado esta planta con fines curativos o terapéuticos, a través de las vías respiratorias. "Aunque hoy en día la venta de esta planta está prohibida, se ha utilizado para tratar enfermedades respiratorias, como el asma", relata este experto. También se utilizaba en terapias de tipo psiquiátrico y en sesiones de hipnosis.

Finalmente, y mucho menos peligrosa, es su aplicación a través de la piel en forma de ungüentos o pomadas. "Antes era muy frecuente utilizarlo en niños para curar las paperas", recuerda.

"Lo realmente peligroso es que esta planta es mortal en unas dosis extremadamente bajas", insiste este experto de Aranzadi.