¿Dónde están los estrategas de UPN?
SALVO que se pretenda contribuir a la sostenibilidad electoral del PSN, no se entienden las invectivas de la dirección del regionalismo contra esa sigla. Porque en el pecado de desearle al PSN el mal de que no pueda encabezar en 2015 un Gobierno alternativo por no ser la lista más votada entre los posibles coaligantes lleva UPN la penitencia de que en ese supuesto probablemente tampoco alcanzaría con los socialistas la mayoría absoluta. Y sin esos 26 escaños -entre ambos suman hoy 28, 19 más 9-, adiós al statu quovigente en Navarra desde 1991, con la excepción del año del frustrado tripartito de Otano.
Sentada la paradójica evidencia de que los actuales prebostes de UPN no parecen comprender que el eventual desgaste del PSN les resulta tan dañino como el suyo propio, aun en la hipótesis de que entre las dos siglas hollaran la mayoría absoluta faltaría la rúbrica de una negociación con el PSOE como notario, al estilo de lo sucedido para beneficio del regionalismo en 1996, 2007 y 2011. Desde luego, tampoco en esa clave rezuma mucha inteligencia acusar de cobardía ante ETA, por no prestarse a la instrumentalización del sufrimiento de las víctimas, a quien te puede privar de la poltrona. Y más si se es reincidente en ese uso político del terrorismo, en ese señalar como connivente con ETA a todo el que no suscribe en su literalidad el argumentario de UPN, después del akelarre de aquella manifestación de Pamplona con el Navarra no se vende como lema contra el primer Gobierno de Zapatero. La bomba de la T-4 puso a cada uno en su sitio. Lamentablemente.
No obstante, la incendiaria soflama de Sayas ya ha vertido de forma inmediata toneladas de sal sobre la herida de Barcina, su absoluta soledad parlamentaria. Una tara achacable en primera persona a la presidenta por expulsar de la Diputación al PSN y que por lo pronto se va a traducir en otras dos prórrogas presupuestarias. Rompa o no finalmente el PSN sus relaciones con la formación gubernamental, lo cierto es que las expectativas de acuerdo en el próximo año y medio se antojan mínimas. Y ahí está el botón de muestra de la fracasada operación de Donapea, que a la postre figura en el debe de Barcina en atención al magno cargo que ostenta cuando el PSN sale indemne porque su base social apoya que los centros de investigación de la universidad privada no cuesten un duro a las arcas forales ni conlleven merma de la calidad de la FP. De las asperezas que todavía aguardan a este Gabinete, así como de la capacidad del PSN para complicarle, habla por sí sola la ley que ultiman los socialistas para que el Ejecutivo asuma el 80% del déficit del transporte urbano comarcal, casi dos millones.
Oscuro callejón sin salida el de Barcina por no resolver la ingobernabilidad de Navarra donde procede, en las urnas. Una precariedad a la que también contribuyen errores clamorosos de UPN, como la reciente descoordinación entre Goicoechea y el referido Sayas cuando la primera invita a café al PSN para seducirlo y el segundo arremete a las horas contra el interlocutor preferente de la vicepresidenta. Un dislate solo comparable a que Barcina minimizara la importancia de aprobar cada año unos Presupuestos nuevos para intentar maquillar puerilmente su fragilidad política.
Sin una planificación estratégica que diluya las debilidades -lo de ensalzar las fortalezas está difícil-, y que se soporte en una política de comunicación solvente, UPN agravará los perniciosos efectos electorales de los obscenos sobresueldos secretos de Can y, en una menor graduación, del vodevil de la externalización de las comidas hospitalarias o de la puesta a la venta del Circuito de Los Arcos como constatación del fiasco de una inversión multimillonaria en beneficio de un promotor privado.
El obvio corolario a todo lo expuesto es que solo desde la moderación podrá UPN conservar el Gobierno, lo que casa fatal con la radicalidad que muestran sus portavoces, sea a cuenta de ETA o del aborto. Puesto que la coyuntura política y la oferta electoral nada tienen que ver con aquella mayoría absoluta de UPN y CDN, hace una década, con los populares camuflados en las listas regionalistas. La cuestión es si en la sede de Príncipe de Viana moran los estrategas y, en caso afirmativo, dónde los tiene Barcina.
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