PAMPLONA - Ocho meses después de aquel tormentoso congreso federal del pasado 1 de octubre en el que se vio forzado a dimitir, Pedro Sánchez vuelve al despacho de la cuarta planta del número 70 de la calle Ferraz de Madrid, la sede central del PSOE. El líder defenestrado por la baronía hasta ahora hegemónica en el partido del puño y la rosa regresa a la Secretaría General gracias al apoyo mayoritario de las bases, para tomar las riendas de un partido roto que tiene como reto recomponerse y definirse de nuevo para evitar caer en la irrelevancia.

Sánchez ha vencido con el 50,21% de los votos, frente al 39,94% de Díaz y el 9,85 de Patxi López, con el 99,23% de voto escrutado, en unas primarias con la participación "histórica" y "altísima" del 80,3%, según ha calificado el portavoz de la gestora, Mario Jiménez.

Si Sánchez consiguió ser elegido líder socialista en julio de 2014 a pesar de ser un perfecto desconocido para la ciudadanía y la propia militancia gracias al apoyo de la presidenta andaluza, Susana Díaz, en esta ocasión ha sido su enfrentamiento con ella y con la mayoría de los barones de la formación lo que parece haber jugado a su favor.

Con una muy alta participación del 80% del total de 187.831 afiliados llamados a votar en las elecciones primarias abiertas, Sánchez se embolsó la mitad del total de los votos emitidos, mientras que Susana Díaz la candidata del aparato y la mejor colocada en los pronósticos previos solo pudo llegar al 40% de los sufragios. El 10% restante de los votos fue para la candidatura de Patxi López, justo los que hubiera necesitado la baronesa andaluza para superar al ya nuevo líder del PSOE.

La victoria de Sánchez es incontestable también en términos territoriales ya que ha vencido en todas las comunidades autónomas, salvo en Andalucía, feudo dominado históricamente por Díaz, y en la CAV, donde López fue profeta en su tierra.

La victoria de Sánchez cierra un periodo largo de luchas cainitas en el seno del PSOE y de interinidad al frente del partido, poniendo fin al mandato de la Gestora del PSOE fundada en octubre del año pasado para mantener la estructura institucional del partido ante la dimisión de Sánchez. Pero el sorpasso de Sánchez a la candidata oficialista abre un horizonte incierto en la vida interna del Partido Socialista de los próximos meses.

La campaña de las primarias entre Sánchez y Díaz ha sido cruenta y descarnada, con un tono bronco y rayando en la descalificación personal, lo que se ha trasladado a las capas inferiores del aparato e incluso de la militancia. La guerra total entre ambos candidatos -con López presentándose como salvador del partido y pacificador entre dos extremos- ha dejado un partido abierto en canal y desangrado. La tentación del ajuste de cuentas por lo sucedido en los últimos ocho meses es latente, pese a los continuos llamamientos a la unidad.

sin acta de diputado Sánchez se encontrará con muchos barones regionales de su partido que han dejado claro que no se plegarán a sus directrices a las primeras de cambio. Además, el grupo parlamentario socialista está controlado por la hasta ahora dirección oficial afín a la Gestora y al susanismo. Sánchez, el primer secretario general de un partido en democracia que no es diputado, intentará recuperar su autoritas valiéndose de los diputados fieles a su causa que sufrieron la purga de Ferraz al verse forzado a dimitir.

Antes de que fuera a pasar por cuchillo, el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, comunicó ayer mismo al presidente de la Gestora, Javier Fernández, su “dimisión inmediata”. Sánchez avanzó hace unos días que, si él era reelegido secretario general, no iba a seguir en su cargo el que fue su fiel escudero hasta que tuvo que dimitir, y luego se pasó a las filas de los oficialistas.

Tras conocerse los resultados, los candidatos pronunciaron unas palabras. El primero fue López, quien felicitó a Sánchez y señaló que de inmediato “hay que trabajar juntos, con él a la cabeza, para recuperar el PSOE”.

Díaz, consciente de sus malos resultados, incluso en su feudo, hizo un guiño a los votantes andaluces a quienes agradeció expresamente su apoyo. Sin nombrar a Sánchez en ningún momento, aseguró que va a “arrimar el hombro” y se puso “a disposición del partido” para hacer del PSOE “una alternativa de Gobierno con un proyecto coherente y autónomo”.

Por su parte, un Sánchez exultante agradeció a Díaz y a López su trabajo, mientras se escuchaban abucheos en la sala. Aclamado al grito de “sí es sí”, Sánchez dijo que “hoy quien ha ganado” no ha sido él, sino “el PSOE y España”. Aseguró que hará del PSOE una izquierda “útil” en defensa de la mayoría social y frente al PP de la corrupción. Insistió en que hoy arranca “el kilómetro cero de algo más importante, hoy empieza todo, no acaba nada”. - H.U./D.N.