Los pasajeros del vuelo 2486 de la compañía Vueling, que cubría el pasado jueves la ruta Barcelona-Hondarribia, acabaron viviendo un periplo. En lugar de aterrizar a las 8.00 horas en la localidad guipuzcoana, lo hicieron a las 11.30 horas en Santander, después de ser reubicados en un avión a Bilbao y de sobrevolar el aeropuerto de Loiu por un percance de otra aeronave. Vueling, que fletó autobuses para llevar a los viajeros a su destino, asegura que fue “una concatenación de mala suerte”.

Todo sucedió a primera hora de la mañana del pasado jueves, en el vuelo que debía salir a las 6.45 horas de Barcelona. Uno de los pasajeros, el donostiarra Igotz Arocena, que vive en Barcelona, explica que tenía una reunión en Bilbao, pero prefirió volar a Hondarribia para pasar por Donostia. Los viajeros montaron en el autobús que les trasladaría al avión, pero al poco tiempo les hicieron bajarse. “Nos dicen que el avión está averiado, que no podían llevarnos, que teníamos que esperar”, indica Arocena, que asegura que “se montó un pequeño show” porque desde la compañía “no daban ningún tipo de explicación”.

La aeronave iba “bastante vacía” y la mayoría de personas realizaba el viaje por motivos laborales. Tras esperar unos 45 minutos, les comunicaron que el vuelo había sido cancelado y que les iban a reubicar en otro avión a Bilbao. “La chica cogió un trozo de papel y me escribió la hora del vuelo, la puerta de embarque y me dijo que fuera con eso a la puerta B59”, asegura Arocena, que consiguió de esta manera entrar en la ruta Barcelona-Bilbao, que también estaba “medio vacía”.

El avión partió del aeropuerto de El Prat sobre las 8.15 horas, pero cuando estaba llegando a Loiu, los pasajeros recibieron la noticia de que estaba cerrado. “Nos dijeron que habíamos dado un par de vueltas alrededor del aeropuerto y que por normas de combustible nos llevaban a Santander”, insiste este viajero, que admite que “se lió parda”.

Tras aterrizar en Santander y comunicarles que no les iban a poder llevar a Bilbao en avión, Vueling fletó autobuses para que los pasajeros pudieran alcanzar su destino. Igotz Arocena llegó a Bilbao sobre las 12.30 horas y, admite que por suerte él tenía la reunión allí.

“Acabamos haciendo un periplo. Al final, cuando se lo conté a los amigos me lo acabé tomando a risa. Y la vuelta también tuve 40 minutos de retraso, pero por lo menos aterricé en Barcelona”, asegura, al tiempo que afirma que la actitud de Vueling era de “esto es lo que hay, si quieres bien y si no también”.

Vueling se defiende Este periódico se puso ayer en contacto con la compañía, que aseguró que el pasado jueves fue un día complicado en el que hubo una “concatenación de mala suerte”. El vuelo Barcelona-Hondarribia, operado por un Airbus A319 (el único que puede aterrizar y despegar en un aeropuerto tan pequeño como el guipuzcoano), se canceló “por motivos técnicos y quedó fuera de servicio”. La compañía admitió que tenía pocos pasajeros, unos 65, pero aseguró que “nunca” cancelan un vuelo por “muy pocos” viajeros que lleve.

Estas personas fueron reubicadas en dos vuelos a Bilbao, puesto que no había aviones Airbus A319 disponibles. Uno de ellos, el 1418, tuvo la mala suerte de intentar aterrizar en Loiu cuando el aeropuerto se encontraba cerrado por un percance con otro avión que cubría la ruta Bilbao-Barcelona y que perdió la tapa del motor, que quedó tirada en la pista. Por ello, según indicaron desde Vueling, tuvo que ser desviado a Santander.

En cuanto a la tarjeta de embarque, la compañía aclaró que al ser pasajeros reubicados que ya han pasado el control de seguridad, se pudo dar esta circunstancia para agilizar la situación y crear “el menor perjuicio posible”. Además, aseguraron que es en el manifiesto del vuelo donde está toda la información de los viajeros.