- Nueve semanas ya desde que comenzó el confinamiento, ¿esperaba que iba a durar tanto? ¿Cuándo se dio cuenta de que, en efecto, iba para largo?

-Los primeros días se veía que ocurría algo grave a nivel sanitario, pero no sé si entonces caímos en la cuenta de hasta dónde iba a llegar. Cuando se declaró el estado de alarma ya vimos que no había vuelta atrás y que la situación era complicada e iba para largo.

No ha dejado de trabajar en ningún momento, ¿pero cómo lo ha llevado en lo personal? ¿Ha experimentado las tan frecuentes subidas y bajadas de las que habla la mayoría de la gente?

-Sí, sin duda. En el trabajo no solo no se ha bajado el ritmo, sino que en lo referido a mi equipo más cercano se ha multiplicado. Los fines de semana son las reuniones telemáticas de la presidenta con el presidente Sánchez, lo que hace que nosotros también tengamos reuniones de Gobierno y de equipo. Además, hay órdenes ministeriales que se publican en fin de semana y hay que desentrañarlas para ajustarlas y aplicarlas en los siguientes días en cada ámbito concreto, manteniendo contacto y encuentros con personas que están trabajando desde sus casas y con las que intentas hablar por la mañana, pero también hay videoconferencias por las tardes y algunas hasta entrada la noche. Son días muy intensos. En lo personal hay cierto cansancio y con la sensación de que la vida personal es aun más difícil de conciliar. En ese sentido, yo tengo suerte porque mi pareja teletrabaja y los niños están con él, que les puede prestar la atención que necesitan. Aunque para él no es fácil, como no lo es para tantos padres y madres que están en esta situación con niños pequeños, pero se sobrelleva. Y poder bajar a la calle con ellos un rato ha sido fundamental. Respirar aire y que les dé un poco el sol les ha servido mucho, aunque, por supuesto, hay que explicarles que ya no es como antes, que no pueden estar con los amigos y que no pueden subir al tobogán, lo cual inicialmente les frustra, pero se acostumbran.

¿Es de las que piensa que podremos sacar algo bueno de todo esto?

-Soy optimista por naturaleza y siempre veo la botella medio llena, y entiendo que de las crisis es posible aprender. Por supuesto, no hay que olvidar que hay familias que han perdido seres queridos y no han podido despedirse y que hay personas que han enfermado, otras que se han quedado sin trabajo... Hay situaciones muy difíciles y es complicado lidiar con la incertidumbre y con el miedo, pero si me ciño a los ámbitos cultural y deportivo, ya han pasado cosas positivas.

¿Como por ejemplo?

-Se han generado, seguramente empujados por las circunstancias, diálogos y fórmulas de trabajo con algunos colectivos que en otro momento no hubieran sido posibles. Hay colectivos de la cultura y del deporte que han sabido dejar de lado cuestiones más individuales para generar un consenso en algunas más importantes ahora mismo y han tirado para delante. Además, hay que valorar que durante estas semanas la cultura y el deporte han sido dos aliados fundamentales para la ciudadanía, para mantener cierto estado anímico y emocional positivo. Las personas han podido disfrutar de libros y música, pero también de tablas para hacer ejercicio, consejos, recomendaciones... Mucha gente se ha vuelto a encontrar con la lectura o ha conocido proyectos de artistas visuales a los que quizá no se habría acercado de otro modo.

Como comenta, desde el departamento han mantenido reuniones constantes con colectivos de la cultura cuyos profesionales lo están pasando francamente mal. ¿Se ha percibido esa tensión, ese pesimismo y esa impaciencia en esos encuentros? ¿Ha habido también capacidad de empatía y de escucha entre unos y otros?

-Sí, y lo pongo en valor. Ha habido sectores, como puede ser el del audiovisual, por ejemplo, en el que el interlocutor estaba más claro, en este caso Napar, el Clavna y los exhibidores; pero luego ha habido otros cuyas videoconferencias hemos tenido que organizar y montar muy rápido con las personas que creíamos que representaban a esos colectivos. Cuando se decretó el estado de alarma caímos en la cuenta de la enorme cantidad de actividades que se suspendían y de que el cultural se convertía en un ámbito especialmente vulnerable. Y establecimos que había que contactar con una serie de segmentos. Lo que ocurre es que algunos de ellos no están organizados, no hay asociaciones que les representen, y, en esos casos, aun sabiendo que nos podíamos equivocar, les enviamos mails pidiéndoles que intentaran crear grupos de trabajo con representantes de cada apartado para que se pudiera dialogar de una manera ágil para consensuar necesidades y medidas a corto, medio y largo plazo. Y el sector ha sido capaz de hacerlo. Los profesionales han ido más allá de sus diferencias y han acordado documentos en los que hacen peticiones conjuntas. Se ha iniciado un camino de reflexión y de diálogo con ellos que es muy interesante. Para nosotros era muy importante entender las especificidades de cada ámbito, porque no es lo mismo la situación del audiovisual que la de las artes escénicas, la música, los artistas visuales o los libreros. Y así lo hemos hecho.

Precisamente, una de las grandes carencias históricas del sector cultural ha sido su falta de estructuras, ¿es el asociacionismo ahora mismo más importante que nunca?

-Es muy importante, es un camino que hay que recorrer. El ámbito cultural, en efecto, es un sector frágil, atomizado, con una estructura débil y compleja, con muchos profesionales autónomos y con tendencia al autoempleo, con pymes, y micropymes, y la realidad nos dice que si se promueve cierta organización o cierto asociacionismo, con la fórmula que cada ámbito elija, como es lógico, es más fácil que se dé una interlocución para trasladar los problemas y buscar las soluciones. No hay que perder de vista que ya este sector salió bastante tocado de la crisis de 2008 y ahora llega esta otra crisis, y que una ley de profesionalización sería un recurso muy útil para reforzar al sector, de modo que en próximas crisis se encuentre mucho más capacitado para soportarla. Está claro que esto no se puede llevar a cabo ahora, cuando nos tienen que ocupar otras cuestiones, y quizá tampoco se dará en el medio plazo, pero no hay que perder de vista que hay que caminar hacia la profesionalización del sector, sin ninguna duda.

Desde el Ministerio de Cultura se anunciaron hace más de una semana partidas concretas para los distintos ámbitos de la cultura, ¿de qué cifras podemos hablar en Navarra?

-Por ejemplo, se han aumentado en un 20% las ayudas a la producción de artes escénicas, convocatoria ArtemPro -pasan de 240.000 a 292.000 euros-; se ha doblado la línea de ayuda a la edición, pasando de 60.000 a 110.000 euros, y se está habilitando una partida para la compra de arte contemporáneo navarro, que podría rondar los 100.000 euros. En lo referido a las ayudas a autónomos de la cultura y del deporte, las ayudas estarán en torno a los 2 millones de euros, y aprovechando que el estado de alarma no permite la publicación de convocatorias, estamos reescribiéndolas para responder mejor a las distintas situaciones. Es el caso de las que iban dirigidas a actividades con entidades locales, que sumaban alrededor de 1.160.000 euros y que ahora estamos modificando para atender a las especificidades del contexto y que así también puedan ayudar a la contratación de agentes culturales navarros.

¿Estas cantidades se van a retraer de otras partidas del presupuesto de Cultura o se van a probar partidas extraordinarias?

-Ahora estamos analizando el presupuesto de este año, qué implica el estado de alarma en cuanto a plazos y otras cuestiones y qué temas son prioritarios. Se está elaborando ese marco presupuestario con las previsiones de recaudación y con el informe que emitirá Hacienda, pero la respuesta inmediata a las necesidades que hemos detectado se da con el propio presupuesto de 2020, atendiendo primero a lo más urgente. Y no solo con partidas, sino también con servicios, como la asesoría especializada que se puso en marcha este mismo lunes desde la web de cultura, que atiende a cualquier entidad del sector que así lo demande en un plazo de 24 horas. También hemos pedido que el Observatorio Navarro de la Cultura elabore dos estudios que nos den una mirada más amplia. Uno de ellos determinará el impacto directo del covid-19 en el sector y otro se referirá a los hábitos culturales, de manera que podamos entender si esta situación ha generado un cambio o puede generarlo. Y vamos a trabajar también campañas de comunicación y a impulsar la Ley de Mecenazgo de Navarra, que en su día fue pionera. Creo que ahora hay que emplearse a fondo con ella porque puede ser una opción muy interesante para el sector.

En cuanto a la programación del verano, hace varias semanas dijo en rueda de prensa que no eran partidarios de suspender actividades, y en ese sentido anunció que se iban a celebrar tanto el Festival de Olite como el Kultur. ¿Qué puede concretar al respecto?

-Siempre que sea posible y respetando todas las indicaciones que nos trasladen desde Salud, nuestra intención es mantener las citas veraniegas que dependen del departamento. Primero porque como Administración tenemos las responsabilidad de impulsar y de proteger y ayudar al sector navarro, y esta es una forma de hacerlo. En segundo lugar, porque podemos ser punta de lanza para que otras entidades locales se animen a realizar actividades culturales en sus localidades y, además, también porque después de semanas de confinamiento la salud anímica se resiente y la cultura en el período estival puede ser un antídoto extraordinario para generar esperanza. Por eso seguimos adelante con todos los programas. El primero será Kultur, que ha retrasado su inicio a julio y su finalización, ya que terminará en septiembre. Luego vendrán Olite, que está rehaciendo la programación y arrancaría alrededor del 17 de julio, y Landarte, que aun está por definir qué localidades tomarán parte. Tanto en Kultur como en Landarte queremos ir de la mano de las entidades locales, que son muchas veces las primeras que tienen contacto con el sector, por eso en las videoconferencias estamos reuniéndonos con el Foro de Coordinación y con la Federación Navarra de Municipios y Concejos. Y a final de verano llega la Semana de Música Antigua de Estella, que este año estrena dirección con Raquel Andueza y que se está estudiando para ver si se mantienen las sedes actuales o se cambian.

Apunta que se está rehaciendo la programación del Festival de Olite, ¿se orientará más hacia los profesionales navarros?

-Sí. Se han dado dos cuestiones. Por un lado no se puede garantizar la presencia de compañías, algunas de otros países, que ya estaban comprometidas. Y, por otro lado, cuando estalló la crisis y vimos que el sector tenía que sentirse acompañado, en uno de los encuentros se propuso que Olite podía ser el marco adecuado para poder acoger al sector con un extra de presencia en esta edición.

¿Qué hay de las bibliotecas, cuándo abrirán sus puertas?

-El Servicio de Bibliotecas ha sido muy activo en este tiempo, y estamos muy satisfechos. El préstamo ha funcionado fenomenal, ha crecido el número de carnés bibliotecarios y las actividades programadas se han celebrado de manera virtual. En la Fase 1 se habilita la posibilidad de ir abriendo estos espacios y ahora mismo estamos viendo cómo va a volver el personal, dotándole, por supuesto, de EPIs para que pueda trabajar de manera segura, según cómo sea cada uno de los locales, que suelen ser de titularidad municipal. Cuando todas las medidas sanitarias estén garantizadas se empezarán a ofrecer algunos servicios. No tenemos una fecha exacta, pero las bibliotecas reabrirán seguramente a finales de mayo o principios de junio.

¿Y los museos?

-Ocurre algo parecido. Los equipos están volviendo al trabajo en relación a la última Orden Foral de Función Pública y se están habilitando planes, protocolos y necesidades que marca la Orden Ministerial de Sanidad para proceder a su apertura. Será cuestión de pocas semanas. Estamos hablando del Museo de Navarra y del Museo del Carlismo, que son los que pertenecen al Gobierno de Navarra; otros pueden que estén trabajando en otros tiempos.

“La cultura en el período estival puede ser un antídoto extraordinario para generar esperanza”

“Olite está rehaciendo su programación, comenzará alrededor del 17 de julio y contará con un extra de presencia de agentes navarros”

“Las bibliotecas y los museos abrirán en las próximas semanas, ahora se está trabajando en las medidas y protocolos de seguridad”