El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz González, clausuró ayer el encuentro de jueces de Vigilancia Penitenciaria que se ha celebrado en Pamplona desde el miércoles y dejó abundante información de la situación en las prisiones españolas marcada por el encorsetado de las cárceles al exterior durante los dos últimos años. Al menos en cuanto a la estadística referida a la covid Ortiz fue de lo más abundante en datos. Entre lo que destacó el responsable de prisiones fue que debido al alto número de plazas vacías en las cárceles del Estado -en total unas 15.000 plazas-, donde la prisión de Pamplona es un claro ejemplo de espaciosidad (tiene más de 1.000 internos de capacidad y solo alberga a 330 de media), ello les ha permitido que "las mejores cuarentenas de covid en España se han realizado en la prisión, porque los módulos vacíos han servido para aislar a los reclusos". Ortiz detalló que en la actualidad "ya no son necesarias las cuarentenas al ingresar en el centro en el caso de los presos que regresen de permiso, pero siempre hay algún riesgo en quien ingresa directamente de una situación de libertad o si llega de otro país, y en esos casos se mantienen unos días de aislamiento".

la pandemia, en la cárcel Sobre la suspensión en la concesión de permisos y también de las comunicaciones entre los reclusos y sus familiares, Ortiz defendió la medida, aunque admitió que "se nos puede criticar, pero si no llegamos a adoptar esas medidas no sabríamos dónde estaríamos". Además, detalló que la primera medida en las cárceles se adoptó desde el 27 de enero de 2020, mes y medio antes de que el presidente Sánchez declarara el estado de alarma, y no fue "porque en prisiones supiéramos lo que iba a pasar, eso lo sabían muchos, pero había que ac-tuar con máxima cautela". Una vez superada esa fase de la pandemia, Ortiz recordó que en los centros penitenciarios rondan un porcentaje de vacunación desde el 85%, en el caso de la prisión con menor éxito, hasta el 100% que arroja alguna cárcel del Estado. En cuanto a los rechazos, existe un 2,3% de internos que no han querido vacunarse, "fundamentalmente procedentes del Este de Europa". "Hemos tenido que lamentar el fallecimiento de 12 reclusos (0,2% del total, todos mayores de 60 y con patologías previas) -abundó Ortiz- y de 7 funcionarios del total de 24.000, uno de ellos un médico que no quiso inocularse. La incidencia en prisión de la covid ha resultado con una tasa que es la mitad que la de la población general, mientras que la tasa de fallecimiento es ocho veces menos".

LA MENOR TASA CRIMINAL Y LA ALTA POBLACIÓN RECLUSA El índice de ocupación de las prisiones españolas se sitúa en un 73,4% (la media europea es del 82%) mientras que la mortalidad dentro de prisión se sitúa en 32,8 fallecidos por cada 10.000 internos. La media europa se sitúa en 33,1. Los suicidios, por su parte, se sitúan en 10,8 por cada 10.000 internos mientras que la media europea se queda en 7,2. Ortiz recordó que cuando él ingresó en 1977 en Instituciones Penitenciarias había un 77% de presos preventivos (es decir, a la espera de juicio y sin condena firme) mientras que ahora ese porcentaje se sitúa en el 15,2%.

También Ortiz abordó otra realidad que planea sobre el sistema penitenciario español, puesto que se trata de uno de los Estados europeos con menor tasa de criminalidad, pero es el cuarto con mayor número de encarcelados. "El Código Penal es muy riguroso y la legislación penitenciaria es bastante inflexible. Metemos a mucha gente en prisión y además la duración de la estancia en prisión es mucho más elevada que en otros países de nuestro entorno. De hecho, en España, la horquilla más frecuente de pena que tiene un recluso es de entre 5 a 10 años de cárcel (el 25%), mientras que en el resto de Europa se sitúa en una horquilla de 1 a 3 años de prisión (el 24%)". l