Berlín. La Justicia alemana ordenó hoy paralizar una tala en un bosque milenario del oeste del país donde el consorcio eléctrico RWE pretende ampliar una mina de lignito a cielo abierto.

Un tribunal de la ciudad de Münster (oeste) ordenó parar la deforestación prevista de cien hectáreas que RWE tenía previsto acometer desde mediados de este mes en un proyecto que suscitó la oposición radical de movimientos ecologistas.

El Tribunal Administrativo Superior de esa localidad dictaminó la paralización de la tala hasta conocer el resultado de la denuncia interpuesta por la Liga de Protección de la Naturaleza y el Medio Ambiente (BUND) contra el plan de RWE.

La batalla contra la deforestación del bosque de Hambach, de unos 12.000 años de antigüedad, se ha convertido en aglutinante del ecologismo alemán y miles de activistas ocuparon el lugar desde 2012.

A mediados de septiembre pasado se procedió al desalojo de los activistas mediante un gran despliegue de efectivos antidisturbios y se comenzó a desmantelar las casas de madera construidas en los árboles y otros habitáculos de acampada de los ecologistas.

El 19 de septiembre, un periodista que cubría la protesta murió al caer al vacío desde quince metros de altura, donde estaban encaramados los activistas.

El desalojo se produjo como consecuencia de la aplicación de los planes, pactados con las autoridades regionales, del consorcio RWE para extender sus extracciones de lignito a cielo abierto.

Los bosques de Hambach se extendían hasta la década de 1980 por unos 85 kilómetros cuadrados, la mitad de los cuales han sido ya explotados por el consorcio, que estima que hay aún 2.500 millones de toneladas de lignito por extraer.

Para los ecologistas y parte de la ciudadanía de la región la deforestación es, además de un desastre ecológico, resultado de la mala gestión a escala de todos los poderes -del Gobierno federal y del "Land"- de la llamada transición energética, precipitada por la decisión del Ejecutivo de la canciller, Angela Merkel, de cerrar las plantas nucleares.

El "apagón nuclear" y el adiós a esa fuente de energía se decidió en 2011, bajo el impacto de la catástrofe de la central japonesa de Fukushima.

De acuerdo con los planes del Ejecutivo, pactados con los consorcios energéticos, el último reactor debería desconectarse de la red eléctrica en 2022.

Esa decisión obligó a ralentizar los planes alemanes de abandono del carbón y también del fin de las subvenciones a esas extracciones.

Las minas de la vecina cuenca del Ruhr, antigua zona minera por excelencia, han ido cerrando, con los correspondientes efectos en el mercado laboral de la región, empobrecida como consecuencia del desmantelamiento de las minas, pero las extracciones a cielo abierto prosiguen.

Para mañana sábado está convocada una manifestación a la que se espera que asistan unas 20.000 personas a favor de la protección del bosque de Hambach, y, aunque la policía la prohibió, un tribunal de Aquisgrán (oeste) decidió autorizarla en las cercanías de la zona.