ATENAS. Irini, María y Sissi pertenecen a diferentes generaciones, movimientos y entornos, pero comparten un activismo feminista tenaz en un país, Grecia, en el que la lucha por los derechos de las mujeres es poco visible y le cuesta abrirse paso en una sociedad profundamente conservadora y patriarcal.

Por primera vez en la historia del país, los principales sindicatos han llamado este viernes a la huelga y, además, han convocado una manifestación matutina en el centro de Atenas, a la que han acudido unas 350 personas, según la Policía.

María y Sissi se han dado cita ahí y acudirán también a otras manifestaciones, convocadas por grupos feministas. Irini por su parte ha preferido vivir la huelga en Madrid y traer consigo de vuelta energía para el movimiento, que mira hacia España y América Latina en busca de inspiración.

Según la agencia de la Unión Europea (UE) para la igualdad, Grecia tiene el dudoso honor de encabezar la lista de sus países miembros en desigualdad de género. Los peores resultados los saca en acceso al poder: hay un 18 % de diputadas y tan solo el 9,3 % de las ejecutivas de grandes empresas son mujeres.

"Con la llegada al poder de Syriza pensamos que las cosas iban a cambiar, pero no ha sido así", lamenta Irini Konstadopulu. En el Gobierno de Alexis Tsipras actualmente hay sólo cinco ministras de un total de 22 carteras.

Konstadopulu es abogada y miembro del colectivo feminista Kamiá Anojí (Tolerancia Cero) desde 2014. Durante sus estudios se concienció sobre las desigualdades de género pero comenzó a militar tras realizar unas prácticas en un centro de atención a mujeres supervivientes de violencia machista en Madrid, que le hizo ver que una "respuesta del Estado" a esta lacra es posible y necesaria.

En Grecia las víctimas de violencia de género están desprotegidas. En 2012 se creó el primer alojamiento para las que la sufren, pero tras los recortes han quedado pocos. Además, no existe un registro oficial de feminicidios, algo que distintos colectivos reclaman desde hace años. Sin datos y aún bajo el silencio social, es difícil medir el impacto de la violencia machista en el país.

Cambiar la mentalidad de la sociedad es uno de los principales objetivos de los grupos feministas, complicado en un país conservador y donde la Iglesia ostenta un grandísimo poder.

"Se necesita tiempo para crear conciencia feminista, aún hay mucho rechazo. Sólo con leyes y protocolos no vamos a cambiar mentalidades, hay que trabajar en la raíz", afirma Konstadopulu.

Otra activista, Sissi Vovú, forma parte de To Mov (Morado), asociación que edita un diario digital feminista. Rondando los setenta, Vovú lleva a su espalda décadas de militancia feminista y ha visto la evolución del país en este sentido.

El auge del movimiento en Grecia fue durante las décadas de 1970 y 1980, un momento en el que aún estaban vigentes los delitos de honor y dote. Dos grandes victorias feministas fueron el cambio de la Ley de Familia (1983) y la aprobación de la Ley del Aborto (1986), tras las cuales "el movimiento se relajó", cuenta Vovú.

Ya entrado el siglo XXI, la gravedad de la crisis económica de 2008 afectó a los movimientos sociales y, en especial, al feminista. "La actitud generalizada era distinguir entre los problemas serios, los económicos, y la igualdad", lamenta la activista.

A pesar de todo, las tres activistas están esperanzadas porque en los últimos años parece que el movimiento está resurgiendo. Konstadopulu no cree que sea porque la crisis haya acabado, porque "la precariedad de la vida y la fuga de jóvenes permanecen". Aún así, están naciendo nuevos grupos y las más jóvenes están visibilizando a través de las redes su lucha por la igualdad.

Precisamente, según María Kalogeropulu, hay una "brecha generacional" entre las mujeres de más de 40 años y las jóvenes. Las primeras "creen que ya se ha conseguido la igualdad, pero tienen una percepción errónea de lo que es", más asociada a la independencia económica. Las más jóvenes "ven que hay dificultades diarias por el hecho de ser mujer".

Ella misma, de hecho, creó la plataforma en línea Projorame (Adelante) para difundir contenido feminista y sensibilizar sobre el machismo que aún impregna de forma profunda la sociedad griega. Maestra de 28 años, Kalogeropulu invierte su tiempo libre en el activismo feminista, aunque ahora no milita en ningún grupo.

Este rejuvenecimiento de la lucha está facilitando que llegue al "discurso mayoritario", como demuestra el hecho de que los sindicatos hayan convocado paros laborales para hoy, por primera vez. Aún así, "se centran sólo en los derechos de las mujeres en el ámbito del trabajo remunerado", sin tener en cuenta el papel de los cuidados, critica Konstadopulu.