Los votos emitidos presencialmente favorecieron inicialmente a Trump porque se trata del voto en áreas rurales, en condados con menos población, donde el recuento es más rápido.

Nevada es un estado eminentemente rural con condados como Elko, Humboldt, donde la tierra es abundante y la gente es rara. Es además una de las zonas más densamente poblada por vascos del Far West. La ruta 50, “the loneliest road in America”, es una autopista transcontinental que atraviesa los condados de Chrchill, Lander y Eureka, una línea recta de 660 kilómetros sin tráfico. En el polvoriento centro de interpretación de Fallon dan a los pocos turistas que por allí pasan un cuaderno para contarlos: hace un par de años, camino de Ely, nos cruzamos con cinco gigantes camiones de carga y una vaca a todo lo largo del camino. Y no muy lejos de allí se encuentra el cementerio de armas de la república, cuyas tumbas son perceptibles como pequeños mojones a través de la lacónica carretera dedicada a la guerra termonuclear mundial. Un mundo extraño, sin duda. Esto explica que por aquí discurra también, en paralelo, la ruta de los extraterrestres (Extraterrestrial highway) o Nevada 375, porque es aquí donde se avistan la mayor parte de los marcianos que visitan nuestro planeta, atraídos sin duda por el escándalo electoral que ha organizado la brigada legal de Trump.

La ventaja electoral que aportaron condados como Esmeralda county, camino de Vegas, con no más de 500 votos, se evaporó durante la larga noche electoral del martes al miércoles conforme el voto urbano fue abriéndose paso. Paralelamente, el recuento de los votos por correo ha dado un impulso definitivo a Biden. Hay dos condados especialmente azules, Clark county en torno a Las Vegas y Washoe county en torno a Reno y es aquí donde se ha centrado la atención de todos los medios de la república. Existe una razón de peso: Nevada, donde los recuentos de votos en curso muestran al asno azul por delante, tiene seis de los votos del Colegio Electoral, precisamente los últimos seis votos que Biden necesita para declarar la victoria electoral.

David Laxalt, miembro de la familia del antiguo gobernador Paul Laxalt, de origen vasco y, a diferencia de la mayor parte de sus parientes, ferviente republicano, afirmó en una entrevista el miércoles a Tucker Carlson Tonight de Fox News, que “no hay duda de que Donald Trump habría ganado en Nevada anoche de manera convincente si no hubiéramos contado los votos por correo”. Y el equipo legal de Trump presentó una demanda federal para bloquear los “votos ilegales”, afirmando sin evidencia alguna que se han registrado votos de personas no residentes o incluso muertas.

Pero, al mismo tiempo que los valedores de Trump daban la conferencia de prensa, la ventaja de Biden sobre Trump en el voto popular se extendió notablemente. Laxalt improvisó repitiendo que muchos de estos votos por correo son ilegítimos. Junto a él comparecieron el exdirector interino de Inteligencia Nacional de Trump, Ric Grenell, y el presidente de la Unión Conservadora Estadounidense, Matt Schlapp. Grenell ha tuiteó el jueves por la mañana que “tirar imprudentemente los votos por correo significa que se cuentan votos ilegales. Los no residentes y los muertos han votado. Los demócratas planearon todo esto. Es un ataque contra nuestra democracia. Solo debemos contar los votos legales”.

A consecuencia de todo esto, nuestros votos están siendo intervenidos en el condado de Washoe. Yo puedo afirmar ante Grenell que cuando deposité mi voto no estaba muerto y creo poder demostrarlo.

Éste es un fenómeno que está ocurriendo a todo lo largo del país. Tal como ha publicado el Washington Post, Sanders adelantó todo esto hace un mes con milimétrica precisión al afirmar en The Tonight Show que Trump anunciaría ilícitamente ante las cámaras la vitoria proclamándose falsamente ganador. El clip con la predicción de Sanders en el programa de Fallon se ha vuelto viral en Twitter con 29 millones de visitas hasta la madrugada del jueves. En efecto, Trump afirmó el miércoles, desde la Casa Blanca, que el recuento constituía “una vergüenza para nuestro país” y un “fraude al público estadounidense”. No contento con ello añadió que era preciso detener el recuento de voto en aquellos estados en los que iba perdiendo. Ese mismo miércoles por la tarde, el amiguísimo y abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, celebró una conferencia de prensa en Philadelphia donde, una vez más sin prueba alguna, afirmó que más de 125.000 votos -los que se calcula que necesitan para ganar- deberían ser descalificados porque los observadores electorales no habían podido ver cómo se contabilizaban. Conocemos al candidato, sabíamos que era capaz de hacer algo así, nos habían advertido que el elefante rebuznaría… pero nos ha vuelto a sorprender. Totalmente histriónico, patético, más allá de todo rubor. Carente del más mínimo ápice de ética, y peligroso.

Pero los votos se van a contar, todos ellos, y en Georgia, donde tan sólo goza de un 0,4% de ventaja con respecto a Biden, en North Carolina, donde tan sólo aventaja a su rival por un 1,4% del recuento y en Pensilvania, donde goza de una ventaja mínima de 1,7 puntos, faltan por contar cientos de miles de votos por correo, con un apoyo predecible de en torno a un 70% al asno azul. Es muy posible que Biden se haga con Pensilvania en las próximas horas, antes incluso de que se cuenten los votos por correo.

Pero el voto en Pensilvania, North Carolina y Georgia va a tardar en llegar. Entre tanto, el recuento en Nevada continúa sin desmayo y la distancia de Biden con respecto a Trump se sigue searrugando. Al fin, de entre los más de 3.000 condados de todo un país en el que se llevan computados más de 141 millones de votos, será aquí, en casa, donde tras el recuento de todos los votos de los condados de Clark y Washoe, el elefante rojo recibirá su merecida coz. Y será un gran honor.

*Director del Centro de estudios vascos de la Universidad de Nevada.