PAMPLONA. Desde que Mariano Rajoy llegó a La Moncloa hace cinco años el Gobierno de España ha subido la presión fiscal en todos los impuestos. No se ha salvado ninguno, del IRPF al IVA, pasando por los impuestos especiales, los de nueva creación y el de Sociedades, sumido en un tobogán permanente en medio de la improvisada política fiscal del Ejecutivo del PP. Grandes subidas al principio y bajadas para las rentas con sabor preelectoral al final marcaron la primera legislatura. Ahora apuntan también al segundo mandato de Rajoy, que una vez más ha vuelto a incumplir su promesa electoral de bajar los impuestos.

De momento el año empieza con más impuestos para las empresas, el alcohol y el tabaco, y un nuevo tributo para las bebidas azucaradas todavía por concretar. La anunciada rebaja del IRPF de dos puntos para todos los tramos queda relegada así hasta que España “cumpla con el déficit” del 3% fijado por Bruselas, algo que, en el mejor de los casos, no ocurrirá hasta el final de la legislatura que acaba de comenzar. Un escenario previsible y lógico conocida la situación de las cuentas públicas, pero que no evitó que el PP prometiera bajar impuestos y que, todavía hoy, haga de ello bandera política.

Navarra es un buen ejemplo. UPN y PP han dedicado duros calificativos a la reforma planteada por el Gobierno autonómico para acabar facilitando en el Congreso, vía abstención en el caso de los regionalistas, la última subida impositiva, cuando ambos partidos habían prometido en campaña bajar la presión fiscal. “Es nuestro modelo para recaudar más”, llegó a plantear su cabeza de lista, Iñigo Alli.

El modelo, de marcado populismo fiscal, ha demostrado grandes deficiencias en un escenario económico como el actual. La rebaja de impuestos aprobada en el tramo final de la legislatura ha acabado desplomando la recaudación, disparando el déficit de 2015 y alarmando a los socios europeos, que llegaron amenazar con sanciones. El Ministerio de Hacienda se vio obligado así en septiembre a improvisar un cambio en el Impuesto de Sociedades por 9.000 millones. A la que se ha sumado la reforma aprobada en diciembre por otros 7.000 millones, centrada en los tributos a las empresas y los impuestos especiales. Medidas urgentes para hacer frente al déficit y evitar nuevos recortes, pero que populares y regionalistas se han resistido a reconocer hasta después de las elecciones.

igual que en 2011 La actuación del Gobierno central y el partido que lo sustenta es muy similar a la que ya ocurrió tras la llegada de Rajoy a la Moncloa en noviembre de 2011. Un año antes, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, había encabezado una “rebelión” contra la subida del IVA aprobada por Zapatero dentro de un paquete de medidas que acabaron lastrando al PSOE. La campaña No más IVA contó con una recogida de firmas en la que participó el propio líder del PP, convertida incluso en lema de los comicios autonómicos de aquel año. “No más impuestos”, decía el PP.

Un mes después de ganar las elecciones generales con mayoría absoluta el Gobierno central aprobaba la subida del IRPF y del Impuestos de Bienes Inmuebles. Siete meses más tarde subiría el IVA hasta el 21%, tres puntos por encima de como lo había dejado el PSOE: la web de aquella campaña fue eliminada.

Solo al final de la legislatura cambió la dinámica. Con una recuperación incipiente, el Ejecutivo central decidió bajar los tipos a las empresas y del IRPF, manteniendo en el 21% el IVA que pagan todos los ciudadanos por igual. El resultado fue una caída de la recaudación que ha obligado a tomar nuevas medidas de forma urgente para evitar sanciones de Bruselas.

Según los datos de la propia Agencia Tributaria, entre 2011 y 2015 Rajoy aplicó subidas fiscales por 23.000 millones. Por contra, los cambios aprobados en víspera electoral este último año de Gobierno, tenían un coste estimado para la Hacienda estatal de 9.000 millones. Algo que prácticamente va a quedar compensado ahora con la ultima subida de impuestos, con la que el Gobierno del PP espera recaudar este año más de 6.000 millones. Queda por ver si es suficiente para cuadrar las cuentas. - D.N.

Los principales impuestos, con el PP

Mantiene el tipo en el máximo histórico tras atacar la subida anterior de Zapatero. El PP no escatimó recursos para atacar en víspera electoral la subida del IVA aprobada por el Gobierno de Zapatero en 2010. Rajoy prometió una bajada de impuestos general, e incluso promovió una recogida de firmas para ello. Sin embargo, tras llegar al Gobierno no solo no revertió la subida, sino que la incrementó hasta el 21%, el tipo más alto de la historia que todavía hoy permanece vigente.

Subida de los tipos reducidos. Durante los últimos años, el Ejecutivo de Rajoy también ha aumentado el gravamen reducido del 7% hasta el 10% y se han recortado el número de productos que aplican tipos bonificados. La consecuencia de esta medida ha tenido un reflejo en los datos de la Agencia Tributaria.

Mayor desigualdad. Según un estudio realizado por el diario económico Cinco Días, el tipo medio del IVA ascendió en 2015 al 15,5% frente el 12,7% de 2011. Supone el nivel más alto registrado desde que se introdujo este impuesto en 1986. En el conjunto del Estado, la recaudación por IVA alcanza ya el 5,6% del PIB, un porcentaje inédito para un impuesto que grava el consumo. Eso supone que los ciudadanos lo pagan igual al margen de su poder adquisitivo, lo que daña la equidad fiscal.

Subida temporal con prórroga añadida. Hasta cinco subidas llegó a aprobar el Gobierno de Rajoy en el Impuesto sobre la Renta entre 2011 y 2014. La principal fue aprobada en diciembre de 2011, apenas un mes después de llegar al Gobierno. Fue denominado como un “recargo solidario”, una medida temporal de dos años para intentar sanear el elevado déficit que acumulaban las cuentas públicas. La medida, que implicaba aumentos de entre el 0,75% y 7% en función de la renta, se prorrogó un año más de lo previsto. También subió los tipos a las rentas del capital. La reforma fue aplicada en Navarra por el Gobierno de UPN en términos similares.

Rebaja preelectoral. Coincidiendo con las elecciones municipales y autonómicas de 2015, y con la mirada puesta en las generales de finales de año, el Gobierno de Rajoy anunció la reversión de la subida de los tipos del IRPF y capital. Y como esta se había cargado más en las rentas altas, estas fueron las principales beneficiadas de una rebaja en dos partes, adelantada justo para antes de los comicios. Rajoy pudo acudir así a las elecciones generales con los tipos del IRPF más bajos que con Zapatero, pero después de haberlos tenido por encima tres de los cuatro años de mandado.

Promesa incumplida. La rebaja sirvió además como trampolín electoral con vistas a una campaña a la que Rajoy, y su socio en Navarra, UPN, acudieron con la promesa de una rebaja general de impuestos. Centrada además en el IRPF, que se iba a reducir en dos puntos en cada tramo si Rajoy volvía a gobernar. Una medida que fue cuestionada por el resto de partidos por inviable vista la situación de las cuentas públicas, y que el nuevo Gobierno del PP ha aparcado nada más tomar el poder “hasta cumplir” con los objetivos de déficit fijados por Bruselas, lo que difícilmente ocurrirá esta legislatura.

Un tobogán fiscal marcado por la improvisación. El Impuesto de Sociedades es el mejor ejemplo de la política fiscal improvisada por el Gobierno del PP. Nada más llegar a la Moncloa eliminó la deducción por amortización a las grandes empresas, subió tipo del importe de los pagos fraccionados y creó un gravamen especial del 5% para la actualización de balances de las empresas. Al final de la legislatura cambió el tipo del 30% al 25% en dos años y redujo los pagos fraccionados, lo que acabó hundiendo la recaudación y disparando el déficit presupuestario.

Medidas de urgencia tras el desplome de la recaudación. Presionado por Bruselas, el Gobierno central tuvo que improvisar en septiembre un cambio normativo para aumentar la recaudación del Impuesto de Sociedades. La medida, aplicada a los cuatro últimos meses de 2016, buscaba una recaudación de 9.000 millones que permitiera cuadrar las cuentas.

Nueva subida tras las elecciones. Apenas un año después de bajar los impuestos, y tras prometer lo contrario en campaña, el Gobierno de Rajoy acaba de volver a subir la presión fiscal, sobre todo a las empresas. No toca los tipos, pero sí reduce las ventajas fiscales, limitando la compensación de las pérdidas de ejercicios anteriores. Prevé ingresar 5.000 millones.

Un recurso habitual. La pasada legislatura el Gobierno de Rajoy subió el tabaco y el alcohol, eliminó la deducción para el gasóleo profesional y facultó a las CCAA para gravar los hidrocarburos. Alcohol y tabaco han vuelvo a subir de precio con la reforma aprobada hace apenas un mes.

Impuestos al sol, la lotería y las bebidas azucaradas. Con Rajoy en la Moncloa, Hacienda ha creado impuestos a la producción de energía social, a los premios de la lotería y, en esta última reforma, a las bebidas azucaradas, medida que todavía debe concretar.