vitoria - La esposa de Alfredo de Miguel, Ainhoa Bilbao, conocía la existencia de la empresa Kataia, fundada por su esposo y por Aitor Telleria y Koldo Otxandiano, y poco más. Así lo declaró ayer en un breve interrogatorio en el que explicó que no participó en ninguna junta de la empresa, ni realizó gestión alguna vinculada a la misma, ni contrató ni despidió, ni dio altas de teléfono o luz, ni sabía en qué entidad tenía Kataia sus cuentas corrientes, ni sabía nada de sus declaraciones de impuestos. Tampoco, afirmó, movió dinero de Kataia, a pesar de que la Ertzain-tza acreditó que su nombre figura en ingresos por valor de varios miles de euros en una cuenta de Ipar Kutxa a nombre de la citada empresa.

Bilbao se ratificaba así en sus declaraciones iniciales ante la Policía, en las que afirmó que todas las cuestiones económicas las llevaba su marido, y que ella se limitaba a los asuntos relacionados con “los colegios, las extraescolares, el supermercado y esas cosas”, según señaló ayer, a preguntas del abogado que la defiende a ella y a De Miguel.

Kataia, señaló, nació a iniciativa de los tres amigos para prestar servicios de consultoría. “Me lo comunicó, me dijo que se iba a poner a nombre de las tres mujeres y a mí me parece bien”, explicó Bilbao, quien señaló que, cuando le tocaba firmar algo en su calidad de cotitular de la empresa, lo hacía porque “me lo diría Alfredo, Ain-tzane (su cuñada y contable de la empresa) o Koldo”, y no por iniciativa propia.

También rechazó haber recibido “personalmente”, en palabras de su abogado, retribución alguna de la empresa. Un par de horas antes, Otxandiano, socio y responsable financiero de Kataia, explicó que se decidió poner en nómina a las esposas como forma de obtener un retorno de los beneficios de la empresa, si bien es cierto que en el caso de De Miguel fue a su suegra, la madre de Ainhoa Bilbao, a quien se asignó un sueldo.

El letrado Gonzalo Susaeta fue desgranando todos los nombres de acusados y demás personas vinculadas de una u otra manera a la presunta trama corrupta y Bilbao fue negando conocer a todos ellos salvo aquellos con los que, por amistad con su marido o con ella misma, tenía un contacto más o menos estrecho. En cuanto a su trabajo en Urazca, una firma subcontratada en su momento por Kataia, dijo que entró a través de una amiga de la universidad.

Bilbao, además, nunca estuvo en el Departamento de Cultura del Gobierno vasco, que contrató con Kataia, ni en el Ayuntamiento de Zambrana. Sí conocía a Josu Arruti, titular de la empresa Sidepur, que participaba en la operación urbanística de Zambrana, porque su hermana, Esti, era amiga de la infancia.

También dijo conocer la compra de terrenos que realizó Kataia en la localidad vizcaína de Fruiz y para cuya adquisición se recibió un préstamos de la empresa Enginergy. Cabe destacar que en aquella operación también participaron a nivel personal los tres matrimonios.

El interrogatorio, en el que también se repasó su currículum personal, centrado en el ámbito de la química industrial, concluyó sin que el presidente de la sala, Jaime Tapia, le hiciera pregunta alguna.

Tapia sí había interrogado el día previo a su marido sobre el papel de las esposas en la presunta trama, de la que los acusados siempre las han querido desligar. También preguntó por esta cuestión a Koldo Otxandiano, quien ayer declaró, al contrario que De Miguel, que informaba a su esposa, Iratxe Gaztelu-Urrutia, de la actividad de Kataia, aunque “sin entrar en el meollo”.