MADRID. El exdirector de los Mossos Albert Batlle, que dimitió antes del 1-O por temor a las "presiones" que podía recibir, ha asegurado en el Supremo que el mayor Josep Lluis Trapero era "muy celoso" cuando ejercía de policía judicial y no habría aceptado "ninguna intromisión" por parte del poder político.

Batlle, el último testigo que ha comparecido en el juicio del "procés" en el Supremo a propuesta de las acusaciones, ha subrayado que, cuando dimitió el 17 de julio de 2017, tras el nombramiento de Joaquim Forn al frente de Interior, no tenía ninguna duda de que los Mossos cumplirían el 1-O con la legalidad vigente y las órdenes de Fiscalía y judiciales, como habían hecho siempre.

En este sentido, a preguntas del abogado de Forn, Xavier Melero, ha destacado que Trapero, pendiente de ser juzgado por rebelión en la Audiencia Nacional, no habría aceptado en ningún caso una "intromisión" política cuando actuaba como policía judicial, como fue el caso del dispositivo para impedir el referéndum del 1-O.

"Trapero era muy celoso de las competencias que él tenía cuando actuaba como policía judicial, no hubiera aceptado de ninguna de las maneras ninguna intromisión por parte del poder político", ha sostenido Batlle, que ha resaltado la "sintonía" que tuvo con el mayor y con la Prefectura de los Mossos durante aquella época.

De hecho, fue el propio Batlle quien propuso en febrero de 2016 al entonces conseller Jordi Jané que recuperara la figura de mayor en los Mossos, vacante desde 2007, y que quien ocupara la plaza fuera Trapero, por una "valoración técnica". "No se creó un cargo para Trapero", ha resaltado.

Con la llegada de Forn al departamento de Interior en julio de 2017, tras la renuncia Jané, Batlle presentó su dimisión, además de por motivos personales, profesionales y familiares, por la "incomodidad" que sentía sobre cómo podían "evolucionar las cosas", una vez el referéndum ya se había convocado para el 1 de octubre.

Esa incomodidad, ha aclarado Batlle, se circunscribía a su papel como director general de la policía, ya que, pese a que no tenía "ninguna duda" de que los Mossos cumplirían la ley y las órdenes judiciales y de Fiscalía, "otra cosa" eran las "presiones" que él podría recibir y que le afectaban personalmente.

En este sentido, ha relatado que en la etapa en que el Govern de Carles Puigdemont estaba "sustentado" por la CUP, la formación anticapitalista había pedido "por activa y por pasiva" su dimisión y habían mantenido "serios enfrentamientos" en el Parlament con ese grupo, por sus discrepancias sobre la función de los Mossos como "fuerza de garantía del orden público" en Cataluña.

Según Batlle, ante esta situación de "incomodidad", que había compartido con Jané, optó por presentar su dimisión, también por "lealtad personal" a Forn, para que pudiera formar a su propio equipo.

Batlle, un ex alto cargo del PSC en el tripartito, llegó al frente de los Mossos d'Esquadra de la mano del democristiano Ramon Espadaler en junio de 2014 y desde el primer día, ha recordado hoy, dejó claro que los Mossos "se debían al cumplimiento de la ley" y a la defensa de la seguridad ciudadana.

En su testifical, Batlle ha detallado que, en los dispositivos especiales de los Mossos acudía al centro de coordinación, porque era el director de la policía quien debía autorizar por ejemplo el uso de proyectiles de precisión, aunque "la voz cantante" siempre la llevaban los mandos policiales.

Las pautas sobre el uso de la fuerza las decidían los responsables del cuerpo, mientras la cúpula política supervisaba los dispositivos "a posteriori", ha detallado.

No obstante, ante determinadas protestas violentas en Barcelona -sin relación con el proceso independentista- que motivaron actuaciones de los antidisturbios, Batlle ha indicado que sí se consultaban a la cúpula, "porque las consecuencias políticas podrían afectar a la dirección política".

Por el contrario, ha matizado, en los casos en que los Mossos actuaban como policía judicial, no había ninguna interferencia.

De hecho, ha apuntado que en su etapa había reuniones frecuentes con el conseller y con Trapero y que él, como director de los Mossos, no habría aceptado nunca "cualquier tipo de reticencia o dilación" en el cumplimiento de instrucciones judiciales.